El ninguneo a que somete Soraya Sáenz a la ViceFashion ha hecho recoger el testigo a doña Elena Salgado, quien, en un alarde de peso intelectual, se ha ofrecido a la primera para darle una lecciones particulares sobre su Ley de Economía Sostenible. Eso es lo que le dijo en sede parlamentaria a preguntas de la señoría del PP.
Uno se queda perplejo ante las respuestas de este Gobierno. Primero porque le afea a la oposición que no se lea bien la Ley mencionada, cuando es la propia UE la que no se cree los datos y las estrategias que, para reconducir el déficit, se expresan en dicha norma. No es cuestión de leer; sería una cuestión de fe creerse lo que se dice en el documento.
¿De qué nos tendría que dar clases la señora Salgado? A ver:
- ¿De cómo crear las condiciones para hacer trabajar a cuatro millones y medio de parados? Así, por lo menos, cumpliría el lema que le aupó a ella y a su partido al Gobierno.
- ¿De cómo pregonar los brotes verdes, desmentidos hasta ayer mismo por el FMI en cuanto a las cifras de “crecimiento”?
- ¿De cómo vender a los cuatro vientos la bondad de las energías renovables cuando el recibo de la luz ha subido más de un 24% bajo su gobierno y, además, está recurrida la desaparición de la tarifa nocturna? Los curritos han pagado, una vez más, los platos rotos de esta profesora de economía acelerada.
- ¿De cómo convencer a las comunidades autónomas para que bajen el déficit que arrastran como única forma de reconducir nuestra posición en el Euro?
- ¿De cómo hacer que el ICO no financie solo a las entidades públicas, sino a las familias y PYMES?
- ¿De cómo ceder el control de las Cajas de Ahorro para así perder la tela que les mantiene en el poder?
Podríamos seguir, señora Salgado, pero nos conformaríamos, porque tenemos ese derecho, con verla responder a lo que se le pregunta. Tanto está usted obligada a ello como la oposición a preguntarlo. Y nosotros a escuchar las dos caras del asunto. No en vano usted fue quien nos pidió el voto, como hizo la oposición. Están obligados, más allá de sus rencillas particulares, a preguntar y responder como se supone en su categoría. Para eso LES PAGAMOS. Y estamos HARTOS DE TANTO FILIBUSTERISMO LEGISLATIVO. Me importan un bledo sus luchas con la oposición. Queremos respuestas y las queremos ya. ¿No le parece a usted que esta es razón más que suficiente? Pues métase su presunto orgullo en el bolsillo de la chaqueta y lidie con quien le ha tocado.
Las clases particulares ya me las pago yo. Con usted, no sé yo dónde llegaría. A lo mejor, acabaría peor de lo que ya estoy. Que ya es decir.
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