sábado, 2 de abril de 2011

Socialismo, vicio y fornicio

Muchos liberticidas me vilipendian a menudo debido a mi oposición crítica y perseverante a todo tipo de socialismo. Uno de los insultos que más gracia me hace es el de “puto acaudalado burgués”. ¿Acaudalado? ¡Qué cojones dicen, si hasta me cuesta un huevo pagar la factura de la compañía eléctrica! Lo mío es luchar por la libertad cuando no estoy trabajando para subsistir. Es más, cuando tengo tiempo y no lo gasto en gestionar esta bitácora, también suelo estudiar para mejorar.

Yo no voy a esperar que un iluminado arropado en el socialismo se haga con el poder y me conceda un subsidio para vivir de la sopa boba. Eso es parasitismo típico de gente indeseable. Eso es sumisión propia de borregos mediocres. Eso es dependencia, tan generalizada entre los inútiles que se sienten vasallos. Cada uno tiene lo que merece y si no está de acuerdo que luche por mejorar. Es un cobarde todo aquel que se conforma con lo que tiene y es de envidiosos señalar con el dedo a otro porque ha conseguido algo que uno no posee.

 Muchos viven por debajo de sus posibilidades porque así lo quieren. Son gente ociosa, mediocre, cobarde, perezosa y sumisa. No luchan por mejorar su posición. Esperan impasibles que “Papá Estado” solucione las cosas a base de robar a unos para repartir el botín entre otros. En una sociedad libre todo aquel con ganas de superarse lo consigue siempre que se esfuerce y trabaje para ello. Mis padres trabajaron de sol a sol en el campo, no tenían electricidad en su hogar y debían ir a una fuente, provistos de cántaros y cubos, para tener agua en casa. Pero trabajaron duro y ahorraban para que sus hijos pudiesen vivir mejor que ellos. Yo también he trabajado desde joven y, después de finalizar la larga jornada laboral, acudía a la universidad con el objetivo de mejorar mi posición profesional.

Soy un ciudadano que me he ganado honradamente lo que tengo sin esperar a que nadie me ayude. Sólo hay que estar dispuesto a hacer algunos sacrificios para consolidar un modesto éxito. Pero todo eso es sólo posible en un entorno de Libertad en el que la ley es igual para todos sin discriminaciones positivas ni negativas. En una sociedad en la que no dependes de un burócrata para mejorar. En una sociedad en la que no te tienes que afiliar al partido único para que te asignen una vivienda, una plaza universitaria o un puesto de trabajo.

No debemos esperar que la teta del Estado nos proporcione todo porque cada limosna que te otorgue será a cambio de perder parte de tu libertad. Estoy harto de oír a los sectarios ideológicos que todo el mal que padecemos es por culpa del liberalismo, del capitalismo, del consumismo…... ¡Dejaros de consignas, joder! Luchad por vuestra libertad. ¡Que cojones!, ¡poneros a trabajar y luchad por ello!, no interpretéis el papel de cigarras y luego reivindiquéis socialismo para que os mantenga el estado parasitando a otros, es decir, quitándoles parte de sus salarios a través de los impuestos.

Algunas ideologías se justifican en la distribución de la riqueza o en el Estado de Bienestar. ¿Pero que mierda es eso? ¿Vas a considerar igual a alguien que se rompe la espalda bregando para mantener a su familia que a un tipejo que no trabaja porque es un vago toca pelotas y cuando tiene un duro se lo gasta en vicio o fornicio? ¿Y el pobre niño abandonado?, ¿quién le ayuda?, diréis algunos. Sabed que la gente buena nunca lo dejará tirado y para esto no necesitamos un Estado mastodonte lleno de parásitos, puesto que la caridad siempre ha existido y existirá. Sin embargo, no os escandalizáis tanto cuando solicitáis al Estado que financie el asesinato masivo de niños que yacen tranquilos en el vientre de sus madres. Asesinato que eufemísticamente se llama aborto. Para colmo se argumentan los derechos de la madre presentándola como una pobre víctima indefensa no se sabe muy bien frente a qué.

 La distribución de la riqueza socialista es fruto de la envidia. Se basa en expropiar lo que tanto esfuerzo le ha costado a unos para repartírselo entre otros que normalmente han estado viviendo a la bartola codiciando los del prójimo. ¡Los liberticidas queréis colectivizar la propiedad privada de otros porque sois tan inútiles que no habéis sido capaz de tener nada! A esto lo llamo robo. ¡Estudiad, formaros, trabajad duro y cread riqueza vosotros mismos!

Las malas ideologías son las que destruyen sociedades. Esas malditas ideologías de izquierdas o de derechas, rojas o azules; son las que arrasan con la libertad del individuo. ¡No existe lucha de clases!. Eso es lo que os han metido en la cabeza durante años con el propósito de manipularos y enfrentaros. En cambio existe lucha por el poder. Existe la corrupción política. Existe el expolio institucionalizado sobre el contribuyente. Existen muchos hijos de puta, parapetados en el Estado, que están dispuestos a mangonearos para seguir medrando.

 La economía de mercado trae consigo miles de oportunidades porque está basada en la Libertad y no en la coacción. Existen fallos, claro que sí, nada es perfecto porque somos seres humanos y no máquinas; sobre todo si tenemos en cuenta que hay moscas cojoneras que enredan continuamente para enfrentar a la gente o hacerlas dependientes y sumisas. Habrá contratiempos siempre que algunos mamones sigan empeñados en poner zancadillas a la Libertad. Los seres humanos tenemos un gran poder de superación que se desarrolla plenamente en una sociedad abierta de mercado libre.

Constantemente inventamos cosas, concebimos nuevas utilidades, ingeniamos metodologías más eficientes. Es imposible que en sociedades cerradas, el órgano director socialista conozca toda la información que tiene en mente el conjunto de la sociedad, puesto que esa información es espontánea y está en la cabeza de cada consumidor y de cada empresario moldeándose constantemente.

El órgano director de una sociedad intervenida se empeña en fabricar una sociedad perfecta a base de Boletín Oficial del Estado y con el respaldo de la coacción; pero para eso tiene que saber qué ocurrirá mañana. Sin embargo, lo que mañana suceda dependerá de una información empresarial que aún no existe. Esa es la paradoja del Estado intervencionista socialista, que pretende controlarlo todo pero no controla una mierda, salvo la propaganda, la demagogia y la porra.

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4 comentarios:

  1. Lógicamente me lo voy a llevar. A ver si algún parásito lo lee y se sonroja (dudo que lo lean ELLOS y menos aún que esto les dé ni frío ni calor. Pero quedará dicho, otra vez)

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  2. Uf, claro que existe la lucha de clases. La de la clase parasitaria que roba y no produce frente a la sociedad civil productiva que trabaja para sostenerse a sí misma y a la otra. Prueba de ello es esta entrada.

    Siempre me ha llamado la atención lo que cuentas, la gente de derechas somos los que trabajamos más duro y pasamos más dificultades, mientras los progres que conozco son en su mayoría unos acomodados. Qué cosa más curiosa, ¿no? Y es que como dice Federico los pobres no no nos podemos permitir ser de izdas...

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  3. No se trata de izquierdas o derechas sino de Libertad o despotismo, de dignidad del ciudadano o de socialismo avasallador; ya sea socialismo de izquierdas o socialismo de derechas. Todos amantes, en diferente grado, de “Papá Estado” y de gestionar mejor, que tú mismo, el dinero que ganas con tu esfuerzo.

    En esta bitácora muchos luchamos por la Libertad en general y, en particular, por la libertad de expresión cuya mejor herramienta es Internet. Criticamos a todo energúmeno con un chip en su cerebro que le dicte continuamente la consigna de derechas o la consigna de izquierdas.

    Por tus palabras se deduce que eres una persona inteligente y reflexiva. Creo que tú como yo, así como muchos otros anarcoliberales asilvestrados que pululan libremente por aquí, abogamos por el capitalismo democrático no por el maldito capitalismo de Estado camuflado en una república bananera revolucionaria o en un mercantilismo fascista; ambos fuertemente intervencionistas. Debo recordaros que existen dos tipos de fascismo: el fascismo y el antifascismo.

    La democracia española descansa esencialmente en la corrupción. La misma corrupción que existía en el tardofranquismo cuyos protagonistas aprovecharon la senectud del Caudillo para mangonear una transición con la que disimularían sus ansias de seguir medrando en el poder. Poder que ha sido heredado por sus retoños perfectamente colocados tanto en el gobierno como en la oposición.

    Siempre he dicho que desde el momento en el que si alguien se encuentra en el límite de un plano en el que si te desplazas dos centímetros todo se convierte en oro, es inevitable que la corrupción política esté generalizada. Por eso no dejaré de luchar porque el Estado se reduzca al mínimo, lo cual será el primer paso para acabar con la corrupción. Y cuando hablo de primer paso, me refiero a que el objetivo final será acabar con el Estado tal como hoy en día se concibe.

    Existen miles de casos de corrupción conocidos o que pasan desapercibidos; y seguirán surgiendo muchos más hasta que una mano de hierro regenere drásticamente el sistema. Mientras tanto, sigue incrementándose el hartazgo de la ciudadanía decente y honrada ante la corrupción generalizada y el enriquecimiento monetario de los socialistas de derechas y de izquierdas, con la complacencia de sus paniaguados subsidiados o subvencionados.

    Hay que desenmascarar a estos malnacidos y su forma de desviar pasta del contribuyente no sólo a partidos políticos, patronales o sindicatos, todos de carácter mafioso; sino al propio bolsillo de una cantidad ingente de sinvergüenzas que con la excusa de que el dinero público no es de nadie se lo apropian sin el menor escrúpulo.

    Estoy hasta los cojones de observar como, por culpa de cierta ciudadanía aborregada que se deja pisotear, la casta política manirrota nos contemplan a todos como unos imbéciles que les facilitan la vida; pagadores imprescindibles para que circule la suntuosa locomotora en la que van subidos.

    Los políticos de todo pelaje y color roban a la ciudadanía, además de la cartera, el verdadero protagonismo de la vida política. Esos desvergonzados manirrotos han prostituido la relación entre los servidores públicos y aquellos a quienes están llamados a servir.


    Un saludo. Seguimos en contacto

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  4. Los ciudadanos que aún conserven su sentido común no sólo deberían apretarse los machos, sino exigir una purga de la corrupta clase política y desterrar las ideologías obsoletas y totalitarias que, como el cáncer lo invade todo. También deben guiarse y ser coherentes con los principios que hacen prósperas y libres a las sociedades para que esos machos no se conviertan en pelotas de gomaespuma.

    El panorama al que nos enfrentamos es muy deprimente y quizás deberíamos, simplemente, dejar que aquellos que han asumido la responsabilidad de hacer girar esta gran rueda corran el riesgo de ser aplastados por ella. No obstante podría suceder que, en esa rotación, todos nos viéramos aplastados sin remedio.

    Con engendros como la politización de la justicia y la educación, la decadencia democrática, la expoliación de las rentas de los trabajadores, el intervencionismo liberticida, el genocidio abortista o los insolidarios, despilfarradores y liberticidas estatutos autonómicos hay que emplearse al 100% aunque sólo sea para que las generaciones del futuro recuerden que, a principios del siglo XXI, aún quedaba en España gente con decencia. Gente honesta que amaba la libertad. Gente bizarra que luchó, con los pocos medios que disponían, contra los traidores de derechas y de izquierdas que arruinaron y despedazaron España.

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