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domingo, 29 de mayo de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO



Cuando analizamos la violencia de género o violencia doméstica no sólo nos tenemos que ceñir, como causas únicas, las pautas culturales de índole machista que también influyen pero no del todo; sino que tenemos que profundizar más. Tenemos que tener en cuenta las causas de índole natural, es decir, el instinto animal.

No debemos olvidarnos de la inherente conducta del macho cazador, del semental que marca celosamente el territorio, del macho cornúpeta que se siente poderoso gracias a esa fuerza física que le facilita controlar a su manada. Y digo esto porque antes de ser humanos somos animales y, aunque cueste creerlo, un número ingente de seres humanos varones conservan aún y en diferente grado los viejos instintos animales. Una huella genética residual que, en pleno siglo XXI, sigue predominando en algunos ejemplares macho por encima de conductas civilizadas y racionales.

Es obvio que los conflictos de género aumentan siempre que la mujer se rebele y el hombre-macho animal perciba, en ese momento, que está perdiendo el control sobre su hembra. No cuestiono que la mujer se subleve contra el hombre despótico que atropella su dignidad vejándola. Por supuesto es su derecho y su deber, si es que sigue conservando su autoestima; pero para eso debe igualarse en fuerza al macho agresor con la intención de disuadirlo o bien, con la pretensión de que el resultado de la disputa sea a su favor, sin que tenga que ser ella la próxima víctima femenina que sale en otro telediario.

También ciertas creencias religiosas ayudan a justificar ese instinto animal del macho dominante. Podemos observar en el siguiente vídeo como varios hombres asesinan a una joven mujer a base de patadas y pedradas. Los asesinos con una mano lanzan las piedras en nombre de su Dios y con la otra usan sus teléfonos móviles para grabar el crimen. Este salvajismo está sucediendo en el mundo mientras estás sentado en tu sillón disfrutando de esta bitácora. En algunos lugares del planeta la vida de una mujer vale muy poco y mucho menos si no está armada.





Aparte del instinto animal, que es inevitable en algunos varones, existen otras causas relativistas típicas de la cultura occidental o asimilada y que no ayudan para nada a suavizar las estadísticas de muerte por violencia de género. Me refiero a la irresponsabilidad y frivolidad para contraer matrimonio o el lavado de cerebro del falso progresismo camuflado en esa perversa asignatura que disimuladamente los amantes del pensamiento único han denominado Educación para la Ciudadanía. Asignatura que aborda de forma adoctrinadora e ideologizada la educación afectivo-emocional desde una perspectiva radical de género donde el feminismo dialéctico, que ha pasado a ser política de Estado, sitúa a los hombres y mujeres como seres antitéticos e incompatibles, cuyos actos sexuales pasan a ser insignificantes ejercicios gimnásticos practicados por unos actores que son simples objetos fugaces de placer.

Es obvio que para evitar conflictos serios de pareja toda relación matrimonial o extramatrimonial no tiene que dimanar de unas pasiones carnales momentáneas de noche de botellón, sino que su fundamento debe ser siempre la voluntariedad y el anhelo de dos personas en compartir un proyecto de vida común basado en el respeto mutuo, la fidelidad, la tolerancia y el amor. Y por amor entiéndase tanto las relaciones afectivas como las sexuales. Porque follar hay que follar con responsabilidad y mucho, pero con la persona amada. No se trata de tirarte a la primera cosa que se te ponga por delante, ¡y cómo os ha gustado, en un par de semanas, vais y os hipotecáis con un pisito para vivir amancebados!

El proyecto de los ingenieros sociales consiste, ante todo, en cambiar la mentalidad de la ciudadanía respecto a cuestiones fundamentales que hasta ahora dependían sólo y exclusivamente de la conciencia de cada uno. Los ingenieros sociales quieren imponer su concepción de la sexualidad, concepto introducido ya desde la escuela que en la práctica, se resume en una mescolanza de puterío, irresponsabilidad, del todo vale, del sea como sea, de alcoholismo en forma de botellón, de aversión a la institución familiar y de desafección a los hijos. Incluso despreciando, como si de un tumor se tratara, la vida del no nacido que reposa inocente en el vientre de su madre.


Esos pseudoprogres liberticidas amantes de prohibir todo e intervenir en todos los rincones de la vida de los ciudadanos tratan de reprimir por un lado lo que fomentan por el otro, engendrando inútiles aparatos burocráticos mientras se hacen los virtuosos. Incluso hacen que sea una realidad aberraciones como el Ministerio de igualdad. Algo que nos recuerda lo que Orwell imaginó e ironizó en su novela titulada 1984, donde el pesimismo y la amargura se vislumbra a lo largo de toda la obra, haciéndonos ver lo que llegaría a ser el mundo si al final triunfara el pensamiento único. En el siguiente audio lo podemos comprobar:






http://www.goear.com/listen/61a6be1/violencia-de-genero-wwwlodicecincinatotk


La tentación despótica de los ingenieros sociales es patente por su afán de determinar la forma de vivir y la forma de pensar de la ciudadanía, puesto que saben que esa es la clave para el dominio total de una sociedad. Su pretensión es reeducar a todos los individuos para construir, a su antojo, un orden cultural nuevo, una sociedad nueva, un hombre nuevo. Para eso es necesario machacar al discrepante que obstaculiza dicho cometido.

En nombre de la democracia, de la paz, de la solidaridad, de las instituciones o de la igualdad se criminalizan aquellos puntos de vista que escapan a su control. Es aquí donde entran en juego la ideología de género, los Ministerios de la Igualdad, los Ministerios de la Felicidad o los Consejos Audiovisuales que en otros tiempos pasados se conocían como la Santa Inquisición. El cometido de estos monstruos burocráticos, totalitarios y liberticidas será juzgar al margen de la ley, sancionar sin necesidad que lo dictamine un poder judicial independiente y perseguir con criterios ideológico-pseudoculturales a quien ose cuestionar su visión despótica del mundo.

Las Leyes de Violencia de Género de los ingenieros sociales no sólo no reducen la violencia, como podemos comprobar, sino que la incentiva porque, con mayor virulencia, hace emerger en algunos hombres la figura del macho animal; sin perjuicio de que muchas de las supuestas víctimas femeninas, azuzadas por el “machismo con faldas”, abusan perversamente de la norma para zanjar desavenencias de carácter doméstico. Lo que conlleva a una espiral de ensañamiento interminable donde las verdaderas víctimas son los hijos.

Incluso la aberrante desigualdad sancionadora, gran atropello legal; penalizando más a los hombres agresores que a las mujeres agresoras que también las hay en menor cuantía, no ha evitado el incremento de la violencia de género sino que ha fomentado la inseguridad jurídica.

La realidad es que cuando el hombre-macho animal sale a escena en toda su plenitud, veja y ataca violentamente a su mujer-hembra con reiteración, la amenaza con nuevos ataques o incluso con la muerte. La bestia se siente poderosa gracias a su mayor fuerza y tamaño; la mujer por naturaleza es de menor envergadura y más débil, por lo que se vuelve más vulnerable.

Si la mujer decide abandonarle siempre que cuente con medios económicos para hacerlo, y esto es importante, las amenazas del hombre-macho animal persistirán puesto que su conducta ahora la dirige el instinto animal, no los sentimientos humanos o el raciocinio.

Ni las leyes ni las denuncias ante la policía son frenos para esos hombres-macho animales que han dejado de ser personas y se han transformado en bestias. Estos siempre cumplirán sus amenazas empujados por su instinto salvaje de forma involuntaria. La prueba de su involuntariedad la podemos comprobar en el momento en el que el macho-animal vuelve a ser persona y muestra su arrepentimiento, llegando una gran parte a suicidarse, algo que nunca ocurre en el resto del reino animal en similares conductas de dominio instintivo sobre la hembra. Los psiquiatras lo llaman enajenación mental transitoria pero yo lo denomino “animalismo genético”, simplemente.

¿Solución?. Está claro que no se trata de legislar más porque no se puede variar la evolución biológica a través del Boletín Oficial del Estado como quieren hacer con todo los ingenieros sociales; sino que la mujer pueda defenderse eficazmente hasta que, dentro de miles de años, desaparezca por completo esa huella animal de nuestros genes.

Tampoco podemos meter entre rejas a todos los hombres de forma preventiva puesto que, afortunadamente, el instinto animal de dominación no se presenta en todos los varones de forma extrema y, como he escrito antes, existen diferentes grados en función de la proporción de huella genética que cada hombre conserve. La mayoría de las desavenencias se resuelven con una racional discusión conyugal sin llegar a la sangre, en la que la mujer vocea tanto como el hombre, porque en eso sí están igualados.

Tampoco podemos poner a un policía detrás de cada mujer, pero si podemos permitir que toda mujer amenazada de muerte, si así lo estima conveniente, pueda tener acceso a un arma de fuego para su autodefensa, enseñándole a utilizarla de forma efectiva, segura y responsable con el propósito de situarla en las mismas condiciones de fuerza que el hombre-macho animal que quiere acabar con su vida. La función del arma sería disuasoria, que junto a las pulseras GPS para el control de cercanía del presunto maltratador, nos ayudaría realmente a reducir el número de víctimas mortales, si es eso lo que se pretende.

La mujer con un arma de fuego deja de ser más vulnerable. Si conseguimos que el agresor desista de su insensatez se salva una vida, en caso contrario las víctimas no serán siempre las mismas.

Es obvio que la palabra que resume la pesadilla de las víctimas de la violencia de género es la indefensión. Indefensión que sigue y seguirá existiendo mientras nos ciñamos únicamente a crear leyes inútiles que no impedirán que esas víctimas, en la mayoría de los casos, sean del género femenino como lo fueron en el pasado y como seguirán siéndolo en el futuro si no lo evitamos.



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miércoles, 9 de marzo de 2011

Dia Internacional de la Discriminación

            Ayer se celebró el Día Internacional de la Mujer. Evento del que me enteré gracias a que lo publicitaron en el Facebook, pues en caso contrario hubiera pasado a mi lado sin despeinarme. Y ya que ese día ha pasado, me gustaría hoy comentar un par de cosillas al respecto. Y no sólo frente al hecho de tener un “día”, ni tan siquiera sobre el hecho de las diferencias entre hombres y mujeres, o las desigualdades sociales relativas al género. La verdad me gustaría hablar de la estupidez humana y de cómo a través de eventos como ese, que buscan eliminar desigualdades, lo único que se consigue es discriminar aún más a aquellos que buscan proteger.

            Empezaré comentando la base en la que yo creo. En primer lugar decir que hombres y mujeres no son iguales. Puede parecer una tontería retrógrada, un acto de machismo, una reminiscencia del pasado… puede parecer muchas cosas, pero antes de que se empiece con la descalificación personal, me gustaría que se siguiera leyendo todo esta entrada hasta el final, y si para cuando se termine se sigue pensando igual, pues encantado de recibir las críticas, pues precisamente en las diferencias están las virtudes. Así que intentaré explicar el por qué he dicho eso. Un hombre, raza humana, sexo masculino, es diferente a una mujer, raza humana, sexo femenino. A nivel genético hay diferencias. A nivel físico hay diferencias. A nivel emocional hay diferencias. A nivel racional hay diferencias. Y, antes que de me mandéis a los lobos para que me coman, si hay diferencias entre dos hombres en todos esos aspectos, si hay diferencias entre dos mujeres en todos esos aspectos… ¿por qué nos empeñamos en decir que no las hay entre hombres y mujeres?

            Una cosa es buscar la igualdad de oportunidades. Otra muy distinta es buscar la igualdad entre cosas, personas, entes, situaciones, etc. que jamás serán iguales. Y es en las diferencias en donde hay que fijarse para evolucionar. En una empresa grande, en la cúpula directiva ¿alguien cree que se contrata a alguien por ser hombre o por ser mujer? Se contrata a alguien por su valía, por su capacidad, por su experiencia, por su empuje, por sus conocimientos… ¿qué más da que sea hombre o sea mujer? Un hombre con más puntos en esas cosas que una mujer, tendrá más valor para la empresa. Una mujer con más puntos en esas cosas que un hombre, tendrá más valor para la empresa. Y lo que la empresa quiere es “lo mejor” para sí misma. Por lo tanto no habrá diferencia real. 

            Otra cosa es que la cantidad de hombres y la cantidad de mujeres que llegan a esas elecciones sea muy dispar. Si hay muchos más hombres, es normal que haya más posibilidades de que un hombre tenga el puesto (pura estadística básica). Pero aún así hay mujeres en puestos directivos, lo cual demuestra que todas ellas han llegado hasta ahí con esas premisas, luchando por el puesto con el resto de los candidatos (hombres y mujeres) y alcanzando la cima. Cuando se crean leyes como la de igualdad, que obliga a tener paridad en los puestos directivos, lo que se está haciendo es denigrando el trabajo de esas mujeres que llegaron hasta ahí. Pues a partir de ahora ya no se mirará la valía de la persona, sino su sexo, y por lo tanto se está desprestigiando a aquellas que lo lograron antes, al mismo tiempo que se está rechazando el hecho de que las que vengan nuevas en realidad tengan algo que aportar, pues si bien antes era una lucha de “valía”, ahora es “cubrir el cupo”.

            Cuando en una pruebas para un trabajo se hacen diferencias entre hombres y mujeres, lo que se está haciendo es denigrando a aquellos a los que se les “facilita” la entrada, al mismo tiempo que discriminando a aquellos a los que, en contraposición, se les exige más. Y pongo un ejemplo sencillo. Unas pruebas para bomberos. A los hombres se les exige una serie éxitos en las pruebas físicas. A las mujeres se les exige mucho menos. Y yo pregunto… ¿eso es lógico? Un bombero, sea hombre o sea mujer, debe cumplir un cometido, debe ser capaz de luchar contra el fuego, de arrastrar fuera de un edificio en llamas a aquellos que se hayan quedado atrapados dentro, de aguantar el empuje de la manguera, etc. ¿Acaso al fuego le importa que sea un hombre o una mujer? ¿Acaso al que se quedó atrapado dentro le importa que sea hombre o mujer quién lo rescate? Lo que realmente importa es qué lo rescate. Por lo tanto poner pruebas físicas más blandas para las mujeres sólo conseguirá que el trabajo final no tenga la misma calidad que antes, pues se prima antes un sexo que una auténtica valía. Y no me vale lo que dicen de que las mujeres son más débiles que los hombres… pues yo aún recuerdo cuando iba al gimnasio, ver a hombres y mujeres allí que me podían arrancar la cabeza de un guantazo, pues como que daba igual el sexo.

            Primar algo, significa discriminar lo opuesto. Fomentar algo, significa restarle valor. Ayudar en algo significa dar a entender que no se es lo suficientemente bueno en ello. Y esto es lo que hay que reconocer. Yo necesito ayuda en muchas cosas, y eso es porque yo no soy suficientemente bueno en ellas, y lo reconozco. Por lo tanto cuando se “ayuda” a una mujer a conseguir un trabajo, a través de reducción en las condiciones para acceder al mismo, lo que nos están diciendo es que las mujeres no son buenas en eso. Y hay trabajos en los que es necesario ser bueno. Por lo tanto esas ayudas son perniciosas, tanto para el fruto del trabajo como para la propia mujer.  Pues si la mujer acepta esas ayudas, reconoce su inferioridad en ese tema. Sean trabajos físicos, sean trabajos mentales, sean trabajos existenciales… no se trata ya de aceptar las ayudas, sino de “exigirlas”. Eso sí es discriminatorio. Eso sí que es denigrante.

            Creo recordar, cuando salió la ley de paridad, que las que más protestaron contra ella fueron las propias mujeres que estaban en puestos directivos. Y, desde mi punto de vista, con toda la razón. Pues por esa ley lo único que obtendrían a partir de ahora sería un desprestigio total. Antes habían llegado hasta allí por sus propios méritos, por su valía… a partir de esa ley llegarían hasta allí por “número”. Y eso es denigrante. Eso es discriminatorio.

            Lo de la ley de violencia de género. Es un absurdo en sí mismo. Violencia lo es siempre, independientemente del género. Sea un hombre que pega a un hombre, un hombre que pega a una mujer, una mujer que pega a otra mujer o una mujer que pega a un hombre. Da igual. Es violencia. La ley no ha logrado su propósito (disminuir la violencia de hombres contra mujeres) en lo más mínimo. Sigue habiendo violencia. Sigue habiendo maltrato. Sigue habiendo violaciones… Solo que ahora, en lugar de ser llamadas por su nombre, se les denomina en función de quién las recibe. Mucho más útil que esta ley, hubiera sido enseñar a las mujeres a defenderse (aún recuerdo las clases de Full Contact en el gimnasio, y de cómo alguna chica me dejaba fino… y yo no soy precisamente un peso pluma), aún cuando sólo sea enseñar a pegar una buena patada, pues, mal que nos pese a los hombres, tenemos un punto débil muy claro, y una buena patada en ese punto tendrá como resultado un hombre tirado en el suelo durante un buen rato sin poder hacer nada, sólo gimiendo y llorando de dolor.

             Resumiendo. Cualquier ley, cualquier “día internacional”, cualquier manifestación por la “igualdad”, sólo supone reconocerle a ese colectivo (sean mujeres, sean gays, sean hombres, sean razas, sean alienígenas disfrazados) que son inferiores y que necesitan la “ayuda condescendiente” de aquellos que son superiores. Y aceptar esas manifestaciones, leyes o “días”, significa reconocer esa “inferioridad”. Hay que aceptar las diferencias y fomentar la igualdad de oportunidades. Pues cuando la oportunidad es la misma, quién se la lleve será el mejor, con independencia de raza, sexo, religión, color o condición.

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Derecho a la vida o derecho a matar?


Algunas personas, de forma contradictoria, afirman con simpleza que “el embrión humano será una persona, pero que de momento no es nada” y digo yo, ¿cómo se puede ser persona sin serlo?

Ciertas afirmaciones mediocres confunden simples células con embriones. Son fruto de no haber repasado un libro de texto de esos que los niños llevan al colegio en sus mochilas, donde se explica que un óvulo o un espermatozoide son simples células, pero cuando se juntan forman un embrión humano

Desgraciadamente, muchos ciudadanos están empezando a imitar a aquellos impasibles europeos del siglo pasado que limpiaban las cenizas de sus ventanas, las cuales procedían de la incineración de seres humanos asesinados en los campos de exterminio próximos a sus hogares.

Recordemos por un momento que sucedía en la Alemania nacionalsocialista de Hitler, en la que no se consideraban seres humanos a la población judía y la mayoría de la gente lo acataba sin importarle, lo más mínimo, la vida de aquella gente que moría despiadadamente ante sus ojos. Otro caso sería el del genocidio de Ruanda en la que para una mayoría de la población Hutu tampoco consideraban seres humanos a los que pertenecían a la minoría Tutsi, así su conciencia estaba tranquila cuando les cortaban el cuello a machetazos.

Siempre se ha abortado, se aborta y, con total seguridad, se seguirá abortando pero eso no es argumento para tomarlo como un hecho de poca importancia y algo normal como podría ser, para muchos, orinarse mientras se duchan. Nadie decide por ti, en cuanto a mantener vivo o matar a tu hijo. El nuevo ser confía plenamente en sus padres, depende de ellos, es lo único que tiene en este mundo. Matar a vuestro hijo por el hecho de que sea muy pequeñito sólo va a depender de vosotros y vuestra conciencia. No es una cuestión de ser conservador, socialista, liberal, cristiano, judío o musulmán.

Un estimado seguidor de mi bitácora me manifestó lo siguiente:

Un óvulo tiene aproximadamente 0,1mm de diámetro. Es decir, si coges una regla y te la pones cerca, verás que realmente el espacio entre un milímetro y el siguiente es bastante amplio, y que si pusieras 10 puntitos en fila india en medio, los podrías llegar a ver a simple vista. Si ahora coges la placa y la tiras a la basura son 30 años de cárcel por homicidio

Esa cosa que no sabe nada, ni se entera, sólo es un "algo", que sí, que es vida, será una persona, y es único y valioso. Pero no me digas que su vida puede valer lo mismo que el que tu hijo tenga 22 años, venga de estar terminando sus estudios en Oxford todo ilusionado, con chiribitas en los ojos, sea un tipo estupendo, y pase un colombiano por un parque y por robarle el reloj le pegue 2 tiros sin siquiera decirle ni pío”.

Aquí mi amigo incluye en la exposición de sus dudas sobre el derecho a la vida del embrión la respuesta que está buscando. Es decir, plasma con el ejemplo el resultado cruel al que podemos llegar cuando no tiene importancia la vida. En base a esa forma de ver la vida el desastre está garantizado.

Seguramente para ese colombiano y muchos más canallas como él, la vida de ese hijo de 22 años, universitario, guapetón y con futuro tenga la misma importancia que mi amigo le da al embrión humano no nacido. Para el delincuente colombiano pegarle dos tiros a tu hijo significa lo mismo que lo que ha pensado mi amigo cuando tiraba a la basura la placa que contenía un embrión humano vivo porque, según él, no valía nada.

Muchas personas me argumentan en debates sobre el aborto que “una pareja no mantienen relaciones sexuales para luego ir a abortar”. Por supuesto que tienen razón, pero lo que nunca dicen es que esa pareja lo que no tienen es responsabilidad de sus actos puesto que papá Estado siempre les facilitará el aborto. Hacerse una paja, es decir, masturbarse en lugar de follarse a la primera persona que pase por delante cuando se tiene un calentón, no depende de ser rico o pobre, socialista o no, católico o ateo sino de inteligencia y sentido común, algo de lo que carecen muchos de los liberticidas que se apuntan a la historia aberrante del aborto libre, gratuito y universal.

Repito, el derecho a la vida no es cuestión de partidos políticos, ideologías, ni religiones sino un derecho esencial por el que nos tenemos que regir todos los seres humanos, incluso los ateos o los liberales, porque matar no es progresista, porque debemos respetar la vida de todos los seres humanos, incluso la de los que miden muy pocos centímetros.

Se ha demostrado que la sociedad civil sigue existiendo y que no todos los ciudadanos están dormidos o anestesiados por obsoletas ideologías totalitarias sustentadas en el terror y la muerte. Sin embargo, una inmensa mayoría de ciudadanos aún están confundidos o no poseen ninguna convicción sobre el tema pero, desgraciadamente, terminan optando por la comodidad y no por la ética, es decir, eligen la muerte del más débil, la muerte del ser más indefenso, la muerte de una inocente criatura que nunca se va a revolver contra sus padres.

Los socialistas siempre tienen presente en su cabeza lo de liquidar a la gente que les sobra utilizando el paredón, el suicidio asistido o no permitiéndola nacer, como en el caso de su maldito derecho al aborto. El gobierno de Zapatero, como todo gobierno socialista, es necrófilo, pudo empezar a gobernar gracias a los 192 asesinatos cometidos en un 11 de Marzo maldito, abandera la práctica de la eutanasia en hospitales públicos y defiende sin escrúpulos el aborto libre, que como todos sabemos es el anticonceptivo final y único de todos los sistemas socialistas totalitarios que ha sufrido la humanidad en el siglo XX.

En toda democracia liberal lo que debe prevalecer es el respeto a la vida y la libertad de elegir. La sentencia “Socialismo o muerte”, tan usada por Hugo Chávez y sus acólitos, ya lo dice todo. Ni respetan la Libertad ni la vida. Así es como son y no lo pueden ocultar. El marxismo, ya se sabe, se creía en posesión de una verdad absoluta dirigiendo los destinos del pueblo. Desgraciadamente, para sus seguidores sectarios la historia les ha caído encima pero, desafortunadamente, no antes de llevarse por delante a millones de disidentes. El siglo pasado es el siglo que más se ha masacrado a los hombres con la falsa bandera del progreso, la igualdad y la justicia social.

La historia del pasado siglo descansó sobre un programa totalitario del cual se desprendía el material humano excedente. Así lo hizo y también lo dejó escrito. El socialismo siempre consagrará el terror como arma política sacrificando sin pudor a seres humanos. Son gente cruel que desprecian lo más sagrado de la persona: su vida. Canallas que priorizan los derechos del más fuerte en contra de la defensa del más débil. Miserables que se ocultan detrás de leyes que huelen a muerte renunciando así a cualquier sentimiento de culpabilidad. En este sentido, el respeto a la vida se sustituye por la fe en el partido. El derecho a la vida, genuino derecho absoluto junto al de la libertad, es reemplazado por las consignas del catecismo socialista.

La cultura de la muerte del socialismo radical supone un suicidio colectivo. Si los gobiernos del mundo lo fomentan con el silencio de la ciudadanía, es muy probable que nuestra sociedad y forma de vida, la que actualmente conocemos, desaparezca.

Existe una clara tendencia para constituir un nuevo derecho basado en otorgar a algunos descerebrados el poder para matar. Ahí están las leyes de ampliación de la despenalización del aborto y de impunidad para algunos supuestos del suicidio asistido.

¿Existe un aborto bueno y un aborto malo? ¿Podemos pensar como la gentecilla que lidera el PP que el aborto es un crimen a veces y otras no? ¿Podemos asesinar a un niño porque lo diga el PP y a otros no porque no le parece bien? ¿Cómo alguien, como si fuera una deidad, puede decidir sobre la vida de otro?

Así, en un momento dado, habrá personas que ostenten el poder para terminar con la vida de otros. Por tanto, si se acaba con la vida también se acabará con toda libertad y derecho. Esta es la aportación progresista del socialismo del siglo XXI.

No se trata sólo de abortar o no, sino de garantizar o no el derecho a la vida por ser un derecho fundamental de todo ser humano. Que un gobierno garantice el derecho a la vida para casos concretos o colectivos específicos es una aberración. Ese es el terreno peligroso en el que debemos impedir que nos metan.

No debemos valorar la insignificancia de ese ser humano por su tamaño, edad, color, religión u otra característica que lo haga diferente a la mayoría. No existen seres humanos a medias, ni unas personas son seres humanos más completos que otros. O se es un ser humano o no se es. Esta es la base que debemos tener en cuenta para reflexionar sobre el tema.

Para mi, el derecho a la vida siempre prevalecerá sobre el derecho a la Libertad, entre otras cosas porque sin vida no hay Libertad, como es obvio.


Lodicecincinato.tk

sábado, 6 de marzo de 2010

Aún siguen cayendo las cenizas de los inocentes


Zapatero puede seguir empeñado en la provocación, la manipulación y el radicalismo. Puede seguir pisoteando principios y valores como el respeto a la vida, la dignidad humana o la libertad, que son los cimientos no sólo de nuestra nación, sino de toda Europa y del conjunto de la civilización occidental.

Zapatero sabe muy bien que tiene armas poderosas como el BOE, la agencia EFE, TVE1, TVE2, Quatro, Telecinco, La Sexta, La SER, Radio Nacional, El País, Público y muchos diarios gratuitos que se reparten en el metro y en centros de trabajo con los que mangonean y aborregan a la gente; pero debo recordarle que no tiene el clamor de la calle, es decir, tiene en contra a millones de ciudadanos honrados, sencillos y bizarros que son los verdaderos defensores de la Libertad y de la Vida. Gente educada, algunos laicos otros no tanto, pero que no están dispuestos a poner la otra mejilla, porque la mayoría no son dóciles monjitas o monaguillos como les gustaría a los “quemaiglesias” o “matacuras” para poderlos masacrar con facilidad.

Es obvio que las causas más nobles siguen comprometiendo a muchos españoles, lo que supone una gran dosis de esperanza. Millones de padres siguen defendiendo el derecho a vivir, no el derecho a matar. Padres que explican a sus hijos la aberración que supone el proyecto genocida socialista denominado aborto libre.

La población española no debe imitar a aquellos millones de impasibles europeos del siglo pasado que limpiaban las cenizas de sus ventanas las cuales procedían de la incineración de seres humanos asesinados en los campos de exterminio.

Afortunadamente la sociedad civil sigue existiendo y no todos los ciudadanos están dormidos o anestesiados por obsoletas ideologías totalitarias sustentadas en el terror y la muerte. Sin embargo, una inmensa mayoría de ciudadanos aún están confundidos o no poseen ninguna convicción sobre el tema pero, desgraciadamente, terminan optando por la comodidad y no por la ética, es decir, eligen la muerte del más débil, la muerte del ser más indefenso, la muerte de una inocente criatura que nunca se va a revolver contra sus padres.

El gobierno de Zapatero es necrófilo, pudo empezar a gobernar gracias a los 192 asesinatos cometidos en un 11 de Marzo maldito, abandera la práctica de la eutanasia en hospitales públicos y defiende sin escrúpulos el aborto libre. Esto supone un peligro para España, no sólo por razones éticas y morales, sino por mera supervivencia. La cultura de la muerte del socialismo radical que estamos soportando supone un suicidio colectivo.

Si los que gobiernan lo fomentan la cultura de la muerte con el silencio maricomplejin de la oposición, es muy probable que nuestra sociedad y forma de vida, la que actualmente conocemos, desaparezca.

¿Pueden ciertos miembros del PP que gobernaron durante dos legislaturas manifestarse hipócritamente contra el aborto si no quisieron acabar con el negocio del genocidio infantil cuando pudieron hacerlo?

¿Existe un aborto bueno y un aborto malo? ¿Podemos pensar como la gentecilla que lidera el PP que el aborto es un crimen a veces y otras no? ¿Podemos asesinar a un niño porque lo diga el PP y a otros no porque no le parece bien?
¿Quién narices son los del PP, los del PSOE o la madre que les parió a todos para decidir si alguien puede vivir o morir?


http://www.youtube.com/watch?v=zvnprb46-Bo


Continúo en mi bitácora: Lodicecincinato.tk

sábado, 23 de enero de 2010

Matar no es progresar


¿Qué os pasa a los progresistas? ¿Acaso no os impacta hablar de máquinas trituradoras de fetos de 7 meses o ver las fotos de los cuerpecitos troceados?

Ese falso progresismo que a algunos tanto enorgullece, no puede ser otra cosa que un crimen. Argumentáis como logros esa falsa emancipación de la mujer, ese avance en su autonomía, para que pueda decidir por sí misma sin límite alguno. El niño muerto no será un obstáculo para el desarrollo de ese maldito progreso, sólo será un residuo clínico sin importancia.

Si una pareja no desea la paternidad disponemos de medios anticonceptivos para evitar el embarazo pero, si por “casualidad” la mujer ha quedado embarazada, que lo lleve a término, que la sociedad acogerá a ese nuevo ser. Muchas parejas con problemas de esterilidad no son las únicas que aspiran a recibir en adopción a un niño. Hoy, ésta posibilidad es contemplada también por familias estables, con hijos o sin ellos, sin dificultades de fertilidad.

Para la mayoría de la clase política, l@s feministas y demás pseudoprogresía el aborto es un signo de "modernidad". Pero hay que decirlo en voz alta: Quien garantiza, favorece y promociona el aborto está ayudando decisivamente a la construcción de una sociedad enfermiza y decadente.

A todos los falsos progresistas: os recuerdo que vosotros también fuisteis embriones y si vuestros padres hubieran tenido vuestras ideas simplemente no existiríais.

Algunas mentes mediocres dicen que el embrión tiene muy pocas células, concretamente y, respetando la consigna, suelen decirlo así: ¡si sólo es un puñado de células!. Pero yo les digo que quien suscribe es posible que tenga más células que ellos, ¡al menos en el cerebro!. ¿Qué derecho me da a eliminarles en base a ese argumento?

Todo nuevo ser concebido es un ser humano genéticamente definido, con capacidad para auto desarrollarse, dependiente pero al mismo tiempo autónomo respecto a la madre. La continuidad de su proceso evolutivo hace arbitrario cualquier intento de fijar su humanidad en algún momento entre el día de su concepción y el día de su defunción. Durante ese espacio de tiempo, con independencia de las distintas etapas evolutivas, estamos en presencia de un mismo ser humano.

Algunos dicen que el feto no razona, ni siente, ni padece, pero ¿en qué punto podemos fijar ese grado de suficiencia de la capacidad racional efectiva? ¿quién lo fija? ¿qué ocurre con otros grupos de individuos que no razonan? ¿qué hacemos, por ejemplo, con los niños menores de 3 años o con los enfermos mentales?, todos serían vulnerables ante esos iluminados pseudoprogresistas que quieren crear una nueva sociedad. Sin embargo el final de la historia ya la conocemos, recordemos por un momento que sucedía en la Alemania nacionalsocialista de Hitler. Así pues, el ser humano posee el derecho a no ser privado de la vida desde el primer día de la concepción, lo cual convierte en asesinatos los abortos que emplean procedimientos activos para terminar con la existencia del no nacido.

Nadie decide por ti, en cuanto a mantener vivo o matar a tu hijo, ni siquiera tu propio hijo se va a revolver contra ti. El nuevo ser confía plenamente en sus padres, depende de ellos, es lo único que tiene en este mundo.

El derecho a la vida no es cuestión de partidos políticos electoralistas sino un derecho esencial por el que nos tenemos que regir todos los seres humanos, incluso los ateos, porque matar no es progresista, porque debemos respetar la vida de todos los seres humanos, incluso la de los que miden muy pocos centímetros.

Matar a vuestro hijo por el hecho de que sea muy pequeñito sólo va a depender de vosotros y vuestra conciencia.

Te espero en mi bitácora: Lodicecincinato.tk