domingo, 28 de febrero de 2010

28-F: Aquel balcón olvidado…

 

campana-1 No sé si ustedes tienen motivos para celebrar el Día de Andalucía. Yo hace mucho tiempo que perdí las esperanzas de que aquél balcón que una vez nos sirvió como estandarte contra la España dibujada por vascos y catalanes, siguiera guiándonos en nuestra aventura libertadora. Muchas cosas han mejorado, pero la realidad sigue ahí, tozuda como la vida.

El régimen clientelar establecido por el partido hegemónico en la región ha ido permeabilizándose por toda la piel andaluza y hoy es un sistema que se cae a pedazos. Como se cayeron las puertas de aquel balcón y se deshojaron sus geranios. Hoy, en cifras que están en boca de todos, la región languidece entre su enorme legión de funcionarios nombrados a dedo y los puestos de trabajo que también han sido logrados de igual modo.

Estamos en la cabeza del paro de todas las regiones de Europa y nuestra juventud sufre un 46% de esta terrible lacra social que les excluye de un porvenir más halagüeño que el de sus mayores. El régimen taifal solo da eso, colocaciones y subvenciones. No crea industria, deteriora el tejido profesional de las empresas y la gente, ante esa realidad, está comenzando a bajar los brazos.

El cambio político no llegará de hoy para mañana, como algunos auguran. Yo no soy en absoluto optimista en ese sentido. Sin embargo, el número de descontentos, de desencantados, está subiendo. No sabemos cuándo la cantidad de personas en ese aliento vital son suficientes para derrocar un instrumento que hace mucho tiempo que dejó de funcionar. Pero la gente va en esa dirección.

En estas próximas elecciones autonómicas, podremos ver todavía el pacto de quienes se resisten a cambiar y dar un saludable paso a la alternancia en Andalucía. Pero será de los últimos. Veremos descender a los que siempre buscan los votos y el silencio cómplice de unos diputados, que cuando son elegidos, admiten sumisamente todo lo que les dictan desde Madrid. Se desatará la guerra propagandística de siempre.

La verdad, sin embargo, es bien diferente de la que nos vendieron la última vez: No hay nada nuevo bajo el sol. No hay pleno empleo, sino todo lo contrario. Por eso, tal vez, con rabia de siglos, la boca de Pérez Reverte se llena cuando dice, y dice bien: “España es un país gozosamente inculto”. ¿Cómo no vamos a ser incultos, si ponemos nuestro futuro en unos tipos que se dan la gran vida a costa de nuestro exiguo patrimonio y encima no son capaces ni de crear un digno puesto de trabajo?

Día de Andalucía, día de balcones sin puertas, de geranios marchitos, de banderas obsoletas…

Un solo socialista dimite tras la Ley del Aborto.

 

joaquin-manuel-montero1_260x174 A veces, la cuestión no es de dónde es uno, sino qué tiene como principios morales. Siempre que estos sean claros y sin fisuras, las personas se deberán a ellos y no a consignas de ninguna organización que pretenda hacerle comulgar con piedras de molino. La actual formulación de la Ley del Aborto es, llanamente, un genocidio “legal”.

Este concepto, que cualquiera lo entiende, no solo no ha hecho recapacitar al mayor partido de España, sino que le ha llevado a cometer el acto más villano de que se puede ser capaz con las armas que la democracia le da para poner la vida, no nata, presente y futura, de los españoles por encima de cualquier otro valor.

Este es el concepto, defendido en multitud de ocasiones por Joaquín Manuel Montero, segundo teniente de alcalde de la localidad de Paradas y delegado de Educación del mismo Consistorio, que le ha llevado a la dimisión. Como Odoacro ante el fin de Roma, ha cogido sus emblemas y su carné y se los ha enviado a Zapatero y a Pajín, e intuimos dónde desea que acaben una vez recibidos.

El concejal lo ha expresado tan claramente, que su partido aparece desnudo, tal cual es, reaccionario y fascista: «Siempre he tenido entre mis principios la defensa de la vida y la conciencia no se negocia con nada ni con nadie. Jamás permitiré que mi nombre aparezca junto al de una organización que legitima la muerte de inocentes mediante la aprobación de leyes injustas. No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido».

Quizás, más allá de los apretones que da la crisis, los militantes de ese gran partido y sus dirigentes, debieran haber mirado hacia quienes no pueden defenderse; en vez de arrogarse el derecho de legislar en su contra, debieran haber hecho como Joaquín, haber dimitido, o, en su caso, haber sido capaces de votar en conciencia. No nos cabe duda de que muchos, entre la derecha y la izquierda, podían haber hecho mucho más. Un Parlamento sin parlamentarios hubiera sido un aviso de lo que se puede y de lo que no se debe hacer legislando.

Puede que, entre unos y otros, no haya más que este sevillano honrado que prefiere contar a sus hijos la verdad de sus creencias. Hemos perdido hasta eso. En Sodoma y Gomorra, todavía quedaba uno para ser salvado. Quizás por eso, Dios todavía no nos ha abandonado. Pero estamos haciendo oposiciones para que lo haga.

sábado, 27 de febrero de 2010

¡Socialismo o muerte!


Conozco perfectamente el cuento genocida del socialismo: Los liberticidas empiezan vociferando ¡Viva el socialismo!, luego no dejan de repetir el lema de ¡Socialismo o muerte! (la frase favorita de Hugo Chávez o de los Castros) y algunos, los más descerebrados, incluso acaban empapados en sangre y alocadamente borrachos de sueño revolucionario, manifestando aberraciones como las del sanguinario Ernesto Che Guevara:

“No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es si es necesario fusilarlo. Nada más. Debe dársele al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Esto quiere decir, entiéndeme bien, que siempre debe fusilarse al reo, sin importar cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución y debemos empezar por las garantías procesales mismas”

Continúo en mi bitácora: Lodicecincinato.tk

martes, 23 de febrero de 2010

La nueva “justicia” de la izquierda.

 

apretar_tuerca No contentos con habernos regalado –Belloch mediante- con el Código de la Democracia, los socialistas y especies afines –disculpen la acepción, que solo es ideológica y no peyorativa-, están dando sin prisa, pero sin pausa, una nueva vuelta de tuerca a la manera de concebir LA JUSTICIA, con mayúsculas. Los efectos de ese Código “buenista”, según el cual, los males de España se arreglarían mediante la sofista pseudofilosofía en que se basan todos sus asertos, ya la estamos viendo en nuestro país. Aunque el Ministro del Interior se esfuerce en hacer ver que reducimos los accidentes de coche. Como si ser el 87% de los abortos de la UE no fuera un dato de violencia extrema contra quien no puede defenderse. Pongo el caso y no sigo, pues no va por ahí la entrada.

El caso va de ver el árbol entre los troncos del bosque. Porque en este país, se están implantando, por vía Ejecutiva, es decir, saltándose todos los procesos habidos y por haber, instancias jurídicas que no lo son. Si son de alguna factura, lo serán políticas. Me referiré a la pretendida Comisión sobre la Propiedad Intelectual. Disculpen que no me sepa el nombre, pero me da dolor de estómago cada vez que escucho el nombre y tengo la buena costumbre de no aprender lo que no debo. Resulta que ahora, según el “lobby” de presión, se monta un juicio rápido y sumarísimo, fuera de las instancias de la Justicia y se condena a quien el “lobby” en cuestión, le dé la gana, poniendo por encima del ordenamiento jurídico a La Propiedad Intelectual de la Propia Libertad de Expresión. Es lógico, después de todo, la izquierda tiene una experiencia chequista atroz en toda la Europa del Este y las formas y los métodos, no se olvidan. Se trata de eliminar a todo aquel que no entra por el ojo de la aguja del régimen disfrazado de democrático, al cual vampiriza ante la distraída mirada de los ciudadanos, que actúan como si no fuera con ellos. Esto es grave, pero ahí no termina el caso.

Ayer, pudimos ver cómo desde el oráculo de la izquierda, el diario “El País”, se pretendía excomulgar a cadenas de la TDT como VEO El Mundo, porque, según sus columnistas, esa cadena, así como otras, son extremistas, radicales, y otros adjetivos que allanan el suelo para acabar calificándolas como “de dudoso arraigo democrático”. El montaje de los supuestamente demócratas de ese diario, que han dispuesto de un omnímodo púlpito desde el cual han allanado el camino a las diferentes mayorías de los socialistas y coaligados, además de esculpir el estado de la opinión de la nación, viniendo como vienen, de la más estricta servidumbre a Franco, acaba diciendo que este tipo de licencias de emisoras de la TDT, deberían ser revisadas por el Consejo (¿Comité?) de las Ondas Hertzianas (pónganle el adjetivo que deseen), ya que este observatorio, nada judicial y sí político, acabaría dictaminando que las licencias para emitir deberían ser revocadas. Como ven, es el mismo montaje que en el caso anterior.

Estas procaces proclamas desde un diario que ha estado emitiendo e imprimiendo información privilegiada, filtrada a todas luces desde el poder, que ha conseguido los más pingües beneficios al calor de unas licencias y de la explotación de un negocio donde eran los únicos, ahora se nos disfrazan de demócratas y nos regalan su juicio sumario sobre lo que hacen los demás. ¿Es que nadie ve lo que se hace en Cuatro, en CNN+, en RTVE, en la Sexta?¿Es que no están todas y cada una de ellas en su perfecto derecho de hacerlo?¿Por qué las demás no? El límite no lo debe marcar ningún diario, ni púlpito bastardo. El límite debe estar en la LEY. Y si un ciudadano juzga que en alguna parte se está actuando de mala fe contra él, debe acudir a los tribunales para que ese pretendido daño cese. Y que sean los jueces quienes dictaminen si lo que se denuncia es tal o si no existe causa para la denuncia.

Estamos hartos de los subterfugios de este Gobierno, que ha pervertido el diccionario, llenándolo de dobles significados, sofismas impresentables y caminos retorcidos para lograr sus fines, que no son otros que perpetuarse en el poder. Este es el nuevo “conceto” de Justicia. No es la que está en el Derecho y en la Constitución, sino en quienes prostituyen los fundamentos de la Democracia en beneficio propio. Las checas son las alternativas del poder fascista. Y el fascismo, amigos míos, no está en un lugar concreto. Está en donde haya un solo fascista.

¡Qué vueltas tan irónicas da la vida!

lunes, 22 de febrero de 2010

Grandes liberales (IV): Thomas Sowell (n. 1930)


Economista estadounidense, graduado de las universidades de Harvard, Columbia y la Escuela de Chicago, donde fue alumno de Milton Friedman y George Stigler. Actualmente es miembro asociado de la Institución Hoover y columnista sindicado que publica regularmente en la revista Forbes. Profesor durante mucho años, Sowell es un autor prolífico y, sin duda, un extraordinario pensador y uno de los más brillantes intelectuales norteamericanos de nuestro tiempo.

Uno de sus libros más leídos es "Basic Economics", donde trata de crear una "guía para el sentido común en economía" entendiendo el concepto de economía en su sentido más amplio. Según sus propias palabras, "la economía es el estudio del uso de recursos escasos que tienen usos alternativos".

Tras el fallecimiento, en abril de 2006, del gran Jean-François Revel, Sowell quedó como uno de los máximos representantes de la oposición al modelo de pensamiento de lo políticamente correcto. No en vano, siendo de raza negra, siempre ha combatido ferozmente las leyes de discriminación positiva así como el estado del bienestar.

No ha sido, tampoco, pequeña su lucha contra los privilegios convertidos en supuestos "derechos" a partir de su reivindicación por minorias. A través de sus citas y los artículos enlazados podemos comprobar cómo no tiene problema alguno en aplicar a las cuestiones sociales la misma lógica que aplica a la teoría económica, saltándose esa tiranía que pretende impedirnos manifestar determinadas posiciones u opiniones personales, por más que estas estén guiadas por el sentido común, so pretexto de no ofender a los miembros de determinados colectivos considerados especialmente sensibles.

El supuesto "derecho" al matrimonio entre homosexuales ha sido, en este sentido, otro de sus caballos de batalla. La opción sexual de los homosexuales merece respeto y existe el derecho por su parte de que nadie se inmiscuya en la misma, eso no lo niega Sowell. Igualmente, a no ser discriminados ni denigrados por su condición y, de hecho, en cualquier país civilizado se reconoce la igualdad ante la ley de toda persona. Ahora bien, con bastante sentido común (lo que más abunda en este autor), Sowell argumenta que el que las leyes que regulan el matrimonio no consideren incluidos en el mismo las uniones homosexuales no consiste, en modo alguno, en una discriminación sino el tratamiento distinto a dos situaciones completamente diferentes. Tratamiento distinto que (salvo que estemos inmersos en la ideología igualitarista radical, en cuyo caso pensaremos radicalmente lo contrario) no implica discriminación. Sowell, es más, considera absurdo incluso hablar de la existencia de un "derecho al matrimonio" en el propio caso de las uniones heterosexuales: el matrimonio no es un derecho, sino un conjunto de obligaciones legales impuestas por el Estado porque éste entiende que es parte interesada en el asunto, ya que se trata de unas uniones que tienen el potencial de engendrar hijos, lo que afecta directamente a la población del territorio sobre el que se asienta aquél. El matrimonio no constituiría, pues, un derecho sino una serie de limitaciones a la autonomía individual. Lo buscado por los activistas pro-matrimonio homosexual sería una aprobación social oficial de una forma de vivir, no el reconocimiento de un derecho. Sowell concluye que esto sería la antitesis de la igualdad de derechos pues si alguien tiene un derecho a la aprobación de otra persona, entonces esas otras personas no tienen derecho a sus propias opiniones y valores, siendo la retórica de la "igualdad de derechos" una vía para conseguir privilegios especiales para todo tipo de grupos.

Otra de las luchas de Sowell se libra frente a lo que él llama la "visión de los ungidos" (de los iluminados también sería un buen término), ungidos para salvarnos a los ignorantes de nosotros mismos. La mayor peligrosidad de esta visión no está tanto en sus equivocadas ideas y políticas sino en la incapacidad de ver la realidad. Los ungidos serán incapaces de verla, en efecto, cuando esta no coincida con sus esquemas mentales. Para él, su fin no es tanto el bien común, sino la autosatisfacción, la autocomplacencia, el sentimiento de superioridad moral sobre los ignorantes (todos nosotros, considerados por ellos como "ignorantes"). No es dificil suponer a quiénes se refiere, hoy en día, como los "ungidos".
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El hecho más fundamental sobre las ideas de la izquierda es que no funcionan. Por tanto, no debemos sorprendernos de encontrar a la izquierda concentrada en instituciones donde las ideas no tienen que funcionar para sobrevivir.

Es estúpido dejar las decisiones sobre economía a aquellos que no pagarán precio alguno por equivocarse.

La política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales.

La primera enseñanza de la economía es la escasez: nunca hay suficiente de algo para satisfacer plenamente a todos los que lo quieren. La primera enseñanza de la política consiste en ignorar la primera enseñanza de la economía.

No importa cuanto hable la izquierda de compasión, jamás tiene compasión por los contribuyentes.

Si has estado votando por políticos que han prometido darte cosas a costa de otros, no tienes derecho a quejarte cuando cojan tu dinero y se lo den a otro, incluyendo a ellos mismos.

¿Qué es la historia sino el relato de cómo los políticos han derrochado la sangre y los tesoros de la raza humana?

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Discriminación positiva y matrimonio homosexual
En Fundación Burke
Publicado por Thomas Sowell el 26 de Noviembre de 2008 en Política y Sociedad.
Libertad Digital


Asaltado por la realidad en Irak. Publicado en Libertad Digital

La pobreza del progresismo. Publicado en Fundación Burke

Los negros con los negros. Publicado en Fundación Burke

Candidatos republicanos acomplejados. Publicado en Fundación Burke

Indignación, S.A.. Publicado en liberalismo.org

El "derecho" al matrimonio homosexual. Publicado en liberalismo.org
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¿Prohibir símbolos musulmanes?


Esta entrada quizás sorprenderá a algún compañero de blogosfera, conocida mi postura con respecto al fundamentalismo islámico y a la propagación del Islam en Europa. Esta no ha cambiado en absoluto, no es lo mío un giro de 180º: no rechazo el Islam como creencia, como opción de fe dentro de un sistema de libertad religiosa, sino todo el sistema de valores que trae consigo, totalmente extraño y difícilmente compatible con el nuestro, al igual que su materialización en sistema político, las dictaduras islámicas, y el terrorismo (partiendo de que la oposición debe ser a cualquier terrorismo sea islamista, sea etarra, sea narcoterrorismo como en el caso de las FARC, etc.).

Para nuestro acervo judeo-cristiano, no es la existencia de seguidores de la fe de Mahoma en nuestro suelo el problema, ni siquiera que lo es tanto que traigan costumbres contrarias al sistema de libertades por el cual nos regimos, sino el relativismo con respecto a nuestros propios valores, por un lado y en primer lugar, capitaneado por Zapatero y su Alianza de Civilizaciones. El presidente del gobierno progre que padecemos es uno de los personajes más dañinos (por no decir el que más) que ha dado la política europea. Zapatero considera ofensivos una serie de principios en los que se basa la civilización occidental y, para él, el Islam, como elemento extraño y contrapuesto que es a la misma, una posibilidad de ir relativizándolos y desnaturalizándolos. Nada de lo que extrañarse puesto que, como progresista izquierdista que es, su único objetivo es ir socavando los elementos que configuran la democracia liberal y capitalista. No es una supuesta "tolerancia" al Islam o a la diversidad cultural o religiosa lo que le mueve.

En segundo lugar, hasta no hace mucho, teníamos la idea de vivir en un Estado de Derecho pero acontecimientos recientes nos dan la idea de que esto parece un
Estado de Torcido más que otra cosa. Tristemente, Cataluña es el paradigma, desde el momento en que la propia Administración, la cual, con un estatuto de autonomía recurrido ante el Tribunal Constitucional, se dedica a aplicarlo "de facto", se sitúa fuera de la ley. Por no hablar de ataques a la propiedad privada cometidos con total impunidad. El propio Gobierno catalán pretende situarse al margen de la legalidad española.

No nos llevemos las manos a la cabeza cuando algunos grupos siguen el ejemplo y comienzan a sentirse con la fuerza suficiente para aplicar e imponer sus propias leyes al margen de las vigentes en España. No es nada raro que allí, precisamente allí, se hayan producido episodios como la
constitución en Tarragona por parte de nueve magrebies de un "tribunal" islámico que, al margen de la legalidad y de la Constitución española, que prohíbe la pena de muerte, se autoarroga la potestad de condenar a muerte a una presunta adúltera. O que algunas mezquitas de Cataluña (al margen de un colegio de carmelitas de Ripoll) se han ofrecido para acoger referéndums soberanistas ilegales. O, por último, lo ocurrido en Cunit (Tarragona), donde la alcaldesa socialista (y feminista, quizás, debe serlo también) frenó la detención del imán imputado por amenazar, coaccionar y calumniar presuntamente a una musulmana moderada que trabaja como mediadora cultural en el municipio después de que éste tratara de agredir a la mujer. La presunta campaña del imán, Mohamed Benbrahim, perseguía que Fatima Ghailan perdiera su empleo por no llevar velo y relacionarse con españoles no musulmanes, según la instrucción judicial (¡qué escándalo! una musulmana relacionándose con "infieles"). Y hete aquí que la alcaldesa, postulándose como una "dhimmi" en toda regla, afirmó actuar "para evitar un conflicto social". Algo, ciertamente, "magnífico".

Todo esto lo traigo a colación para tener una cosa clara: no serán prohibiciones ni trabas a la libertad religiosa sino defensa cerrada de nuestro ordenamiento democrático y respeto al Estado de Derecho lo que evitará que el Islam sea un problema para nuestra sociedad. Con este Gobierno que en desgracia nos ha tocado es cierto que ambas cosas se convierten en una heroicidad pero no hay que renunciar a esos principios.

No se trata de que nosotros impongamos una moral o unos valores a los musulmanes, sino que los suyos no agredan a nuestro orden público y nuestro sistema de derechos y libertades, que salvaguarda a todos, sean de las creencias que sean. Una cosa es la respetable libertad de culto y otra aceptar la idea de que una religión puede situarse al margen de nuestro sistema de derechos y libertades. Distinto es prohibir las expresiones de esta religión.

La defensa de la propia cultura, por otro lado, y hablando ya desde un punto de vista liberal, debemos realizarla con total convicción, pero individualmente. No necesitamos que el Estado defina qué es nuestra cultura. Somos una civilización cristiana, pero no porque desde la entidad estatal hayan de decírnoslo.

En este sentido, prohibiciones a la construcción de minaretes como la aprobada en Suiza mediante referéndum popular o la que se está debatiendo en Francia en relación a no permitir el velo integral (el niqab y el burka) en los servicios públicos, esencialmente las administraciones, los hospitales, las escuelas y el transporte público, con posibilidad de extenderla por motivos de seguridad a los espacios privados abiertos al público, como son los comercios o los bancos, y que sea motivo de rechazo de la obtención de la nacionalidad francesa,
pueden ampararse en principio en la "defensa de la cultura europea" pero he de reconocer que, reconsiderando mi postura inicial favorable a la regulación de uno y otro, puede abrirse una senda bastante peligrosa. Una senda, por la cual, cualquier iluminado puede plantear regular la posibilidad de libertad de culto de católicos, protestantes, ortodoxos o judíos.

No seré yo, al menos, quien se dedique a estar mezclándose todo el día con musulmanes. Si tengo que elegir, prefiero estar con otro tipo de gente. Tampoco puedo dejar de decir que minaretes y burka, personalmente, me parecen aberraciones, fundamentalmente, la segunda, cosa que también ha de quedar clara. El primero simboliza la dominación islámica sobre un territorio, no en vano su altura debe superar a la de cualquier construcción. El segundo puede ser una muestra de la posición de subordinación de la mujer en el Islam. "Puede" puesto que también existe la posibilidad de que haya casos en que la propia mujer sea la que desee usar estos atuendos. Si una empresa privada quiere prohibir el uso de estas prendas seré el primero, y con total razón, que apoye el derecho a esta restricción por parte del empresario. Una empresa privada tiene el derecho absoluto sobre qué tipo de personas admitir y bajo qué condiciones y normas. Y casi todas prohibirían con mucho gusto el uso de velos o burkas, de ello que no nos quepa la menor duda. Pero de ahí a prohibir estas prendas en espacios públicos media una gran diferencia. Un Estado que se arroga la posibilidad de establecer estas restricciones definiendo qué debe ser nuestra cultura mañana puede cambiar de criterio y prohibir las biblias por razones tan peregrinas como considerar que no casan con un estado aconfesional. Deberíamos reflexionar sobre una paradoja en la que podemos incurrir: luchamos en Irak y Afganistán contra el terrorismo y contra la imposición de teocrácias islámicas, teóricamente para liberar a los musulmanes que habitan esas tierras pero, no obstante, y mientras... restringimos la libertad de los que viven aquí.

Ha de quedar claro que no se trata de "libertad de los musulmanes" sino de libertades individuales. La libertad religiosa no puede coartarse mientras que no pise nuestras leyes y, para estos casos, está el Código Penal, no las prohibiciones. En la democracia más antigua y admirable del mundo, los Estados Unidos de América, estas prohibiciones son implanteables. Ni siquiera se llegaron a considerar tras el 11-S.

Resultan muy esclarecedores, desde postulados liberales, estos frágmentos de la "Carta sobre la tolerancia", escrita en 1685 por John Locke, uno de los padres del liberalismo clásico:

"No hay, por lo tanto, ni individuos ni iglesias ni Estados que tengan justificación para invadir los derechos civiles y los bienes terrenales de cada cual bajo pretexto de religión. Quienes no concuerdan con esto, harían bien en meditar sobre los perniciosos gérmenes de discordia y de guerra, en cuán poderosa provocación para interminables odios, rapiñas y asesinatos proporcionan a la humanidad. No habrá paz ni seguridad ni amistad entre los hombres mientras prevalezca la opinión en orden a que el señorío está basado en la gracia y que la religión debe ser propagada por la fuerza de las armas".

"¿No es lícito acaso hablar latín en el mercado? Entonces también lo será hacerlo en las iglesias. ¿Es lícito que un hombre se arrodille, esté en pie o se siente o adopte cualquier postura en su hogar y se vista de negro o de blanco o con hábitos largos o cortos? Entonces debe serle lícito comer pan o tomar vino o lavarse con agua en la Iglesia. Digamos en resumen que todo aquello que es lícito en las circunstancias comunes de la vida, debe serlo asimismo en el culto divino de cualquier iglesia. No ha de permitirse que la vida o el cuerpo o el hogar o las propiedades de un individuo sean perjudicados por esta causa. ¿Podéis admitir la doctrina presbiteriana? ¿Por qué no podréis entonces que otros admitan la episcopal? La autoridad eclesiástica, ya sea administrada por una misma mano o por las de muchos, será siempre la misma, y no tendrá jurisdicción alguna en lo civil, ni ningún poder de coerción ni relación alguna con las riquezas ni con sus rentas".

"Si se evidencia en las asambleas religiosas algo que constituya sedición y sea contrario a la paz pública, debe ser castigado en la misma forma que lo que acontece en las ferias o mercados. Estas reuniones no deben transformarse en santuarios de individuos sectarios y facinerosos, pero tampoco será menos legítimo que los hombres se reúnan en iglesias que en lugares públicos, ni será más culpables unos que otros por causa de sus reuniones. Cada cual es responsable de sus propios actos y nadie puede ser sospechoso u odioso por causa de otro. Quienes son sediciosos, asesinos, ladrones, adúlteros, difamadores, etc., debe ser castigados y extirpados, sin consideración de las iglesias a que pertenecen. Aun más, si podemos hablar libremente, como corresponde a los hombres entre sí, ni los paganos ni los mahometanos ni los judíos deberían ser excluidos, bajo pretexto de religión, de los derechos civiles de la comunidad. El Evangelio jamás lo estableció así. La iglesia que no juzga a aquellos que no están en ella (1 Cor. V. 11), lo rechaza, y el Estado, que admite sin diferencias a todos los hombres que sean honestos, pacíficos y diligentes, tampoco lo requiere. Si permitimos que un pagano negocie y trafique con nosotros ¿por qué no debemos tolerar que rece y rinda culto a su dios? Si se permite a los judíos poseer casas y hogares entre nosotros, ¿por qué deberíamos prohibirles que tengan sinagogas? ¿Son acaso sus doctrinas más falsas, sus cultos más abominables, o está más amenazado el orden civil por sus reuniones públicas que por aquellas que celebran en sus casas?"
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Todos aquellos que nos consideremos liberales, luchemos contra el terrorismo, sea el que sea, y contra los totalitarismos de cualquier signo, así como defendamos los valores liberales de nuestras democracias y nuestra tradición judeo-cristiana con todas nuestras fuerzas, pero no implantemos pequeñas dictaduras para ciertos grupos.

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domingo, 21 de febrero de 2010

Ley del Menor

Aunque probablemente la mujer que aparece en la fotografía no necesita (muy a su pesar) presentación, doy por hecho que tampoco le importará al lector que recordemos su nombre, pues mujeres como ésta (y no otras cuyá máxima consecución en la vida ha sido acostarse con un torero u operarse la nariz) sí merecen ser mencionadas constantemente, por su valor, entereza y constancia en la lucha de lo que ella (y tantos de nosotros) entiende por justicia. Es, amigos, Marimar Bermúdez, la madre de la malograda Sandra Palo, cuya vida se vio dolorosa y brutalmente interrumpida merced a la despiadada actitud de unas bestias inhumanas.

Yo, cada vez que la veo derramar lágrimas, no puedo evitar unirme a ella con las mías. Esta mujer luchadora tiene esa virtud: hacerme llegar su sufrimiento tan dentro, que acaba por conseguir que acompañe su llanto con el mío. Hoy, sin embargo, no la traigo hasta aquí para echar unas lágrimas, sino para echarle una mano en la pelea que, tras el asesinato de su hija, emprendió contra esa casta política que vive en un mundo virtual, lejos de éste que pisamos el común de los mortales y al resguardo, por tanto, de los peligros que nos acechan. Una casta política confianda en que a ellos no, y a sus hijos tampoco, les ocurrirá lo que a Sandra Palo. La burbuja en la que viven y, caso de romperse, los guardaespaldas que les protegen impedirán que sus niñas se topen con un Rafita.

Por eso, si tienes un hueco en tu blog, anima a la gente a acudir, a las cinco de la tarde, a la marcha de protesta que partirá de la plaza Mayor de Madrid el próximo sábado, 27 de febrero, y que recorrerá las calles de Bordadores y Arenal hasta alcanzar la Puerta del Sol, donde se leerá un manifiesto.

Si la cita te queda lejos..., aún puedes brindarle tu apoyo dándole tu firma para la Modificación de la Ley del Menor si pinchas aquí.

Gracias y saludos de

S. Cid


sábado, 20 de febrero de 2010

El escondite del dictador


En todo sistema democrático que respete la Libertad los ciudadanos podemos ser propietarios de una vivienda o negocio, elegir dónde trabajar, dónde residir, qué comer y qué hacer con nuestros ahorros. También podemos, si es nuestro deseo, salir del país libremente.

En un régimen dictatorial, democrático o no, esas libertades desaparecen puesto que quien decide todo es el dictador. Para ello, cuando un dictador empieza a gobernar decide apropiarse del control de los medios de comunicación, de la economía, de los medios productivos, así como de la educación. A pesar de que, a veces, el dictador afirme que se legitima en su elección democrática sigue siendo un dictador, incluso aplaudido y admirado por otros aspirantes a dictador que también se ocultan detrás de las urnas.

http://www.youtube.com/watch?v=jQzpJx_5c0M

Continúo en mi bitácora: Lodicecincinato.tk


domingo, 14 de febrero de 2010

La pobreza de los pueblos


El otro día discutía con Mateo, un socialista de consigna y panfleto. La discusión trataba sobre la causa de la pobreza de los pueblos. Mateo empezó a desvariar y ponerse nervioso cuando le lancé la siguiente pregunta:

-¿Qué ocurriría si usted y yo somos del mismo pueblo e iniciamos el año con idéntica cantidad de dinero y parcela de terreno pero, mientras yo compro semillas y cultivo un huerto, usted se gasta el dinero con sus camaradas en reuniones de taberna y comidas de partido para debatir la forma de colectivizar todas las tierras del pueblo y distribuir la riqueza?

- ¿ ……….. ? – Mateo parecía ido, pero yo le ayudé en la respuesta.

- ¡Pues que al final de año usted no tendrá nada y yo tendré kilos y kilos de frutas y verduras, parte lo utilizaré para mi consumo, otra parte la venderé e incrementaré así mi patrimonio comprando nuevas tierras; y otra parte, anticipándome a la típica acusación que me vas a lanzar siguiendo la consigna enquistada en tu cerebro sobre la malicia y el egoismo del burgués emprendedor, se la regalaré a los más desfavorecidos: tales como huerfanitos, ancianos abandonados en gasolineras y a personas que sufran invalidez! Pero no tendré compasión con vuestro prototipo socialista de “persona desfavorecida”, esos tiarrones y tiarronas que no tienen ingresos porque no soportan trabajar y que, para poder medrar a costa del contribuyente, suelen militar en partidos socialistas de izquierdas y de derechas enquistados en el poder.

- ¡Pero los recursos están limitados y no hay para todos, el petróleo se acaba!- Me contesta Mateo balbuceando.

-Responda a esto Sr. Mateo: ¿Es limitada la producción de los huertos si utilizamos fertilizantes y un sistema de rotación de cultivos? ¿La innovación y el desarrollo tecnológico son limitados? ¿La energía nuclear es una energía limitada? Y la última pregunta: ¿Ahora que he recogido la cosecha, dirá usted, tirando de consigna, que soy rico y tengo mucho porque otros tienen poco?.

-¡Pero los países desarrollados explotan al tercer mundo! –Me responde Mateo recurriendo de nuevo a la típica consigna socialista.

-Sr. Mateo, Traslademos el ejemplo del huerto a naciones cuyos gobernantes, en algunos casos, hubieran sido unos mediocres que odian la propiedad privada salvo la suya, que no saben lo que es sacar adelante una empresa o nunca han trabajado por cuenta ajena, tipos intervencionistas, chupópteros, demagogos y déspotas; y en otros casos, las mismas naciones hubieran sido gobernadas por personas inteligentes, trabajadoras y honradas que cuando entran en política pierden más que ganan, que son auténticos demócratas que luchan por la separación de los poderes, que creen en la Libertad del individuo y minimizan al Estado para maximizar las libertades de sus ciudadanos. Es obvio que las diferencias en cuanto al desarrollo, prosperidad, bienestar y calidad de vida de esas naciones serán enormes en función de la clase política que hubieran tenido.

Mientras yo seguía lanzándole dosis de realismo, Mateo no dejaba de mirar hacia los lados como si le faltara algo.

-Sr. Mateo, la desfachatez del discurso socialista es enorme. Vuestra única ventaja es que utilizáis perversamente la ignorancia y desesperación de la gente para embaucarles en vuestra aberrante aventura política que destroza sociedades. Sois como el caballo de Atila que donde pisaba no volvía a crecer la hierba.

- ¡Pero el nuevo socialismo del siglo XXI no es como el de la antigua URSS, su espíritu es el de Robin Hood!-, Replicó Mateo.

-Sr. Mateo, ¿Usted se cree que todos somos pánfilos como los que siguen aborregadamente la consigna socialista? ¡Cuba es pobre a causa del socialismo y Venezuela intenta imitar la misma atrocidad!. Yo sólo me limito a observar y analizar. Observo que en Cuba falta con frecuencia el papel higiénico y mi análisis me dice que el sistema económico en Cuba es de puta pena. Observo que la gente quiere salir de la isla y no le dejan, entonces mi análisis me dice que no hay Libertad y que los cubanos están hasta los cojones de la “robolución”. Reflexionemos sobre el nuevo socialismo del siglo XXI: Venezuela, un país rico en recursos naturales, pero en el que empiezan a escasear en las tiendas los productos básicos, donde a ciertas horas ya hay cortes de luz y agua, donde se reprime a los opositores y se cierran medios de comunicación, donde se expropian empresas y fincas de cultivo ahuyentando a los emprendedores; todo indica que este nuevo socialismo se parece mucho al antiguo, sigue siendo la misma mierda, el mismo fraude de siempre pero protagonizado por nuevos estafadores que, incluso algunos, no dudan en disfrazarse de indio, como ocurre en Bolivia, para trincar así con mayor facilidad aprovechándose de la mediocridad y miseria de la gente.

-¡No tienen papel higiénico porque el imperialismo USA lo impide con el bloqueo marítimo! – responde Mateo siguiendo al pie de la letra otra de las famosas consignas socialistas.

- ¿Que cojones de embargo es ese que en los hoteles para turistas existe papel higiénico y no en las casas de los cubanos que no pertenecen al partido único? Sr. Mateo, impasibles, los nuevos socialistas del siglo XXI continuáis empeñados en engañar a las masas con falsedades como la de que os sacrificáis por la igualdad y la justicia social. Más bien os entremetéis en todos los campos corrompiendo la mentalidad de las gentes y haciéndolas creer que la colectivización forzosa y redistribución de la riqueza es la solución.

- ¡Pero ahora hay más pobres que nunca!-, replicó Mateo con cara de incrédulo.

-Sr. Mateo no me sea demagogo, debería saber que a pesar de haber más población que nunca la proporción de pobres se ha reducido drásticamente sobre todo allí donde han abrazado a la Economía de Mercado y no se han puesto zancadillas a la globalización. Ricos o pobres existieron y existirán siempre. Desde el momento que un hombre de Cromagnon se molestaba en cazar más que otro, o en curtir más pieles, o en recolectar más frutos; ya era más rico que su semejante. Actualmente todo funciona igual a pesar de que algunos tipejos quieren igualar a todos a la fuerza robando la propiedad a los productivos para regalársela a otros y generar clientelismo. Por ello, estas crisis económicas que sufrimos por culpa de los gobiernos intervencionistas son la excusa perfecta para poner en funcionamiento esas pérfidas tácticas y ganarse con vileza al pueblo.

- ¡ Fascista neocón de mierda !- , fueron las últimas palabras de Mateo mientras se alejaba con paso acelerado.


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sábado, 13 de febrero de 2010

Formación del Estado español: Pi y Margall y el federalismo

En su estudio de la historia de España, Pi y Margall enfatiza la heterogeneidad de los pueblos que componen España y analiza como todos ellos se han unido en un Estado:1
  • Antes de la presencia romana en la Península, encontramos una gran diversidad de pueblos que no están unidos por ningún vínculo político ni social. Ni siquiera se unirán para combatir las invasiones de Cartago y Roma.
  • Durante la dominación romana, España siguió estando dividida en varias provincias. Generalmente, los municipios mantuvieron sus costumbres y distintas condiciones políticas con respecto a Roma. La unificación se realizo de manera lenta, no alcanzándose hasta que se extendió la ciudadanía a todos los súbditos del Imperio.
  • Con la llegada de los bárbaros, volvió a perderse el control sobre todo el territorio. La unidad territorial no se recuperó hasta los años 70 del siglo VI, y aun así siguió habiendo rebeliones; la unidad religiosa hasta 589, la unidad legal hasta 649 y la unidad racial no se permitió hasta la abolición de la Ley de razas.
  • Durante el periodo que duró la presencia musulmana en España, encontramos, por un lado, una variedad de reinos cristianos que mantendrán su independencia y que se asociarán exclusivamente para enfrentarse al enemigo musulmán. En varias ocasiones, también se asociarán con los musulmanes para luchar contra otros reinos cristianos. Por otro lado, en Al-Andalus también encontramos una tendencia disgregadora; ya sea con respecto al poder del Califato de Damasco, ya sea dentro del territorio andalusí.
  • Durante y tras la Reconquista, tendrá lugar el proceso de unificación de los reinos cristianos. Dicho proceso será siempre de carácter violento y motivado por la avaricia de los reyes, nunca mediante una asociación libre, voluntaria y concensuada de los pueblos. Los reinos de Castilla y Aragón se unieron en 1479, la Reconquista finaliza con la toma de Granda en 1492, Navarra es invadida y anexionada en 1512 bajo el pretexto de evitar que acabe en la órbita de la Corona francesa y, por último, en 1680 tras la muerte sin herederos de Sebastián I y Enrique I, Felipe II anexionará Portugal.2
  • A pesar de la unificación, cada reino conservaba sus costumbres y leyes, y el rey tenía que jurar respetarlas en las cortes de cada reino.

Teniendo en cuenta dicha diversidad, Pi y Margall consideraba que la mejor forma para articularlos en un Estado era en base al federalismo:
Si se hubiera hecho de la unidad [de España] de otra manera, ni se habria roto en tan breve tiempo, ni habria dado márgen á tantas guerras y disturbios, ni habria sido orígen de otros males de que aun no he hablado y pienso hablar en este mismo capitulo. Dada la heterogeneidad de los elementos que habian de componer nuestra nacion, el sistema federal era indicado para formarla y dirigirla. Los antiguos Estados llevaban siglos de vida propia y tenian un decidido apego á su autonomía. Ya que no se los podia fundir en uno, era absolutamente necesario que se los hubiese unido por lazos que sin trabarles la accion para el manejo de sus particulares intereses, los hubiesen obligado á deliberar y resolver juntos sobre sus comunes negocios.3

[...]

Con el sistema federal todas estas dificultades habrian desaparecido: cada reino habria conservado la libertad de reformar por sí sus leyes; el rey por la Asamblea Federal las habria dictado á toda la Península. No habria habido vireyes: los funcionarios reales habrian tenido determinada su esfera de accion por las leyes del poder federal y habrian sabido á qué atenerse: no porque hubieran sido castellanos habrian excitado injustas prevenciones. Ni la Corona se habria sentido humillada ante los pueblos ni los pueblos ante la Corona.4

Como bien se sabe, finalmente se optó por un modelo absolutista, que no respetó las diferentes costumbres y leyes de los diferentes reinos, tendiendo hacia el centralismo. Esto desembocó en rebeliones, de las cuales algunas fueron sofocadas y otras, como la independencia de Portugal, no; la incapacidad de crear un Estado-Nación liberal y desavenencias que llegan hasta hoy día.


[1] Francisco Pi y Margall, Las Nacionalidades (Madrid: Biblioteca Nueva, 2002), Libro III, Capítulos I, II y III, pp.203-226.
[2] Todos estos reinos que conformaron España se unificaron en circunstancias similares al español.
[3] Francisco Pi y Margall, Las Nacionalidades (Madrid: Biblioteca Nueva, 2002), p.227.
[4] Ibid, p.229.
[*] Véase también Reflexiones sobre la España federal.


Publicado originalmente en humano sin sentido

viernes, 12 de febrero de 2010

Planes de Estabilización y exilios…

 

absolutmarbella.franco.eisenhower Lo que vino a decir Eisenhower a la España de Franco es que era necesaria para una Europa en construcción y mucho más para crear un muro de defensa frente al comunismo estaliniano que campaba por sus respetos en la Europa del Este. Para ello, Ike no reparó en que Franco fuese un dictador –y no veas qué tipo-, sino en la receta de los inventores de la historia, que son los capitalistas, mientras no se demuestre lo contrario. Apoyándose en cerebros creados para las finanzas en los Estados Unidos, léase López Rodó y todos los tecnócratas del régimen, logró horadar el involucionado corazón “duro” del franquismo y lanzó su Plan de Estabilización. Comenzó entonces un ajuste de la economía feroz que, si bien llegó a la formación de una clase media necesaria para la elevación de España a la categoría de “democracia”, como efecto colateral, exilió a más de tres millones de españoles por tierras europeas y latinoamericanas. El escenario de paro, falta e liquidez financiera, escasez de recursos sanitarios, etc., forzó a muchos hijos de este país a irse a la aventura para forjarse un futuro mejor. Ese exilio cae en el debe de la dictadura franquista y desde siempre se le consideró como una de las más feroces atrocidades que cometiera contra la sociedad española. Ese exilio fue una bandera que agitó la izquierda desde el mismo momento de su existencia como algo que le garantizaría su supremacía moral sobre la derecha de aquel tiempo y sobre las futuras derechas que pudieran sobrevenir. Ese exilio fue sufrido con sangre, sudor, lágrimas y familias destrozadas. Ese exilio fue el exilio exterior.

Las cosas cambian y los tiempos también. Y la historia, que es muy tozuda, acaba poniendo en el mismo sitio a quienes criticaron entonces  a Franco, pero no lo hicieron con los americanos que trajeron la receta. Hoy, por la gracia de la socialdemocracia, estamos donde nos pusiera el dictador. Estamos al borde de un colapso como no se haya visto jamás en nuestra historia, pero en el cual, las responsabilidades han de ser depuradas desde el frente de la izquierda. El paso de la dictadura a la democracia se realizó transitando por puentes muy delicados de consenso y buena voluntad. Esos puentes han sido dinamitados por una izquierda sectaria, que no ha dudado en jugar con el futuro de los españoles y lo que es peor, con el futuro del país en sí. Esta izquierda que no ha sido capaz en treinta años sino de dilapidar cuantos esfuerzos se han hecho para sacar al país de su atraso, es responsable de su propia incapacidad. Ya van dos veces que los socialistas abocan al país a grandes crisis. Veremos como la historia los vuelve a poner en su sitio y veremos cómo la derecha vuelve para poner orden donde ellos instauraron el caciquismo, el dedazo, la oligarquía política, los sueldazos, el gasto incontrolado e incontrolable, los conflictos territoriales y la ruina de la justicia. Algún día se valorará en su justa medida, si todavía hubiese historiadores con coraje, el mal realizado por esta izquierda en tan solo seis años de gobierno. La tragedia, sin embargo, no está en las grandes palabras, ni en las grandes instituciones; no en las portadas de los periódicos, no en los telediarios. En su desconocimiento supino del mecanismo de integración monetaria, estos ineptos dinamitaron el control fiscal y ahora, millones de ciudadanos, millones de familias, deambulan por el país, que ya tiene índices de pobreza superiores a los que pueda tener el mismísimo Marruecos. Estas personas forman el exilio interior.

líderes zona euro El Plan de Estabilización que exigen hoy los inversores es el mismo que le exigieron a Franco. Lo mismo que se le pedirá a Grecia, a pesar de que Zapatero no aparezca ni en la foto. Traerá un ajuste dramático de nuestra economía y una pérdida de poder adquisitivo notable para los que todavía trabajen. Mucho más doloroso será transitar por este exilio para aquellos que, no pudiendo ya salir del país, no trabajan y sobreviven como pueden. Este es el exilio que crea el socialismo español. Podrá tardar más o menos en poner en marcha las reformas previstas, pero habrá de hacerlo. Cuanto más tarde, mayor será el dolor que provocará en nuestros ciudadanos indefensos. No es verdad que se pueda proteger a todos todo el tiempo. Eso solo es política para hoy y hambre para mañana. Pero el mañana ya ha llegado. Si hubieran tenido cabeza fría y algo de conocimiento de lo que se les venía encima, hubieran evitado mucho del dolor causado. Este es el exilio interior. Esta es la fase aguda de la crisis. Una crisis que no afecta a quienes la crearon. Una crisis amargamente sufrida por muchos ciudadanos que una vez creyeron en José Luis Rodríguez Zapatero y le pidieron, tras ganar unas elecciones sobrevenidas, “¡No nos falles!”

La gran lección de los dos exilios debe ser, como dijera Marx en su análisis hegeliano de la realidad social, una lección de síntesis. Y la síntesis no puede ser otra que la ciudadanía aprenda la lección. No hay ideología que merezca poner en sus manos nuestro futuro. Debemos ser críticos y empezar, de una vez, a pedir responsabilidades desde la sociedad civil, para acabar con esta putrefacta casta de pusilánimes, que se enrocan detrás de sus escaños y hasta nos amenazan con irse si no se les respeta sus sueldos. Es en la crítica donde reside el poder de la democracia. Una democracia apesebrada conduce a algún tipo de exilio. Ahora nos ha tocado el interior. ¿Estamos dispuestos a soportar otro exilio por obra y gracia de otros políticos que nos prometan la luna y no cumplan nada de lo pactado? La síntesis es una sociedad civil en acción, demandando responsabilidades penales y poniendo a cada uno en su sitio. Y si eso significa reformar la Constitución, hagámoslo. Porque nuestros hijos no merecen la herencia que esta gentuza les está preparando desde hace casi treinta años.

"El progresismo, asesino de la libertad", artículo de José Brechner en Diario de América


Artículo de José Brechner publicado en Diario de América.

El conocido como "progresismo", aunque no sea tan grosero como el nazi-fascismo o el comunismo, sin embargo, es, quizás, una basura "intelectual" de un calibre superior a los anteriores. Es un reciclado de algunos de sus principios, capaz de ser introducido de una forma bastante menos grasienta.

Ya no son necesarios golpes de estado ni tomar el Palacio de Invierno, puesto que el progresismo ha aprendido de los errores de los anteriores, sabiendo utilizar a los instrumentos que otorgan las democracias liberales y el capitalismo para, poco a poco, ir desvirtuándolos y carcomiéndolos, mediante una labor semejante a la de la termita, para, en un horizonte de medio plazo, destruirlas, haciendo tabla rasa de los principios que las inspiran. Por qué cosa exactamente quieren sustituirlas es una incógnita puesto que el progresismo carece de entidad intelectual suficiente como para construir y proponer una alternativa. Lo importante no es el punto al que se llegue sino innovar, ya que, aunque se ignore, se nos asegura que ese punto de llegada va a ser esplendoroso. El progresismo, ante la imposibilidad, dadas sus limitaciones, de ofrecer resultados en el presente, ofrece un maravilloso futuro ante el cualquiera de las calamidades que nos cause (paro, empobrecimiento generalizado, mediocridad, incautación de una sustanciosa parte de las rentas de nuestro trabajo a través de unos altísimos impuestos,...) es un peaje necesario para alcanzar ese fin último.

Para ello necesita un estado y un gobierno enorme y con capacidad de coaccionar a sus ciudadanos coartando su libertad (al contrario del ideal liberal de un gobierno pequeño pero fuerte y con capacidad de proteger la vida, la libertad y la propiedad de sus ciudadanos frente a las agresiones de terceros) en beneficio de su supuesta "felicidad" (aunque a la persona no se le haya preguntado nunca si desea que intervengan para garantizársela). El concepto de esa supuesta "felicidad", por supuesto, lo define ese enorme Estado: los individuos, o son incapaces de saberlo por sí mismos, o, si lo saben, son totalmente irresponsables y elegirán siempre la peor opción. El progresismo entiende que el hombre, por naturaleza, es un ser irresponsable al que no se puede dejar decidir por sí mismo puesto que casi siempre lo hará causándose un mal a sí mismo, convirtiéndose en un "infeliz", o a otros, porque, esa es otra, el principal sentimiento que mueve al ser humano es el egoísmo, el cual debe ser sometido a control desde una instancia superior.

El hombre sería materia biológica, asimilable al resto de la existente en la biosfera, y cuya naturaleza se puede definir a capricho del ideólogo de turno que ocupe el poder. Centrándonos un poco en nuestro país, lo que era totalmente surrealista en 2004, ahora, en 2010 tiene casi rango de ley. ¿Puede extrañar a alguien que desde que el progresismo, encarnado en Zapatero, accedió al poder en España el Congreso de los Diputados haya llegado a debatir extender los derechos humanos a los simios, que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, diga sin ruborizarse que el nasciturus no es humano o que un sujeto como Paul Ehrlich, que presenta al hombre poco menos que como un parasito para el planeta Tierra, reciba un sustancioso premio en metálico de la Generalitat catalana?

Esa "deshumanización" del hombre, despojándolo de su dignidad y convirtiéndolo en un ser vivo más, es también esencial para el progresismo y su visión de los derechos como una "creación" o concesión de quien ocupa el poder. Los derechos no pertenecen a la persona por el mero hecho de serlo, sino porque el Estado decide que los tiene. Por tanto, es perfectamente legítimo que el ingeniero social que, circunstancialmente, tenga el poder los defina y rediseñe a su medida, ya que, para eso ha sido democráticamente elegido, existe un beneplácito general que le autoriza a hacerlo, pudiendo pasar por encima de opiniones discrepantes que sean minoritarias. Así surgiría otra de las ideas del progresismo: la del consenso. Lo políticamente correcto se articula a través de un consenso administrado por el Estado, al igual que lo que es ley, sin obligación de subordinarse a principios superiores que permitan juzgar las normas. Para este modelo de pensamiento, las leyes y el resto de normas no se pueden poner en duda en cuanto a su legitimidad puesto que por algo son deposición de un legislador elegido por una mayoría, aunque cometan verdaderos atropellos contra libertades individuales. Se pueden poner numerosos ejemplos, desde la pretensión de aprobar leyes que crean un "derecho al aborto" (o "derecho a decidir la interrupción voluntaria del embarazo", según la jerga progresista), pasando por las que roban casi todo el fruto de toda una vida de trabajo mediante el sistema de pensiones que sufrimos, hasta aquellas que expolian nuestro patrimonio mediante brutales cargas fiscales.

Lo del expolio es también fundamental. El progresismo necesita dinero, mucho dinero, para mantenerse en el poder. Hay que subvencionar a una serie de clientes políticos que administren la propaganda progresista de cara al gran público. Hay que mantener a una importante capa de la población en una situación de pobreza controlada y unida al Estado mediante un cordón umbilical a través del cual se le suministran subsidios, llamados "gasto social" o "redistribución", que les cree la impresión de que el progresista de turno que ocupa el poder está atendiendo sus necesidades. Pretendiendo asegurarse su voto con la amenaza de que, en caso de ser desalojado del poder, estos subsidios desaparecerán, azuzando, de paso, la envidia hacia aquellos que sí han conseguido prosperar. La realidad es que van medio tirando, como se diría en el lenguaje coloquial, sin posibilidad alguna de mejorar y sin ser conscientes de que lo que reciben no es por la bondad del progresista de turno que ocupa el poder sino mediante el saqueo de las clases medias. El progresismo es empobrecedor tanto material, como intelectual y moralmente.


De nada sirve pretender mimetizarse con el progresismo para intentar hacerse perdonar por esta ideología tan zarrapatrosa y mostrenca. Hay que oponerse a él. Para resistir al progresismo los principios por los que hay que luchar están muy claros: capitalismo y libertad. Libertad individual, propiedad privada, libre empresa, no injerencia del Estado en los asuntos y negocios de las personas, reducción de su estructura a las funciones de protección de los individuos frente a abusos de terceros, rebajas fiscales, rendición de cuentas de los gobernantes a los ciudadanos, eliminación de los subsidios que empobrecen a unos y encadenan a otros y seguridad jurídica es lo que hace falta y no los anhelos por resultarle simpático al progresismo. Resultarle odioso al progresismo es el ideal. Cuanto menos progresismo, más libertad.


Merece la pena leer completo el artículo de José Brechner:

El progresismo, asesino de la libertad
Por José Brechner
Diario de América

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jueves, 11 de febrero de 2010

“Che, el argentino” y “Guerrilla”: mucho aburrimiento, muchas omisiones y mucha manipulación



Bien, hace pocos meses tuve ocasión de ver las dos películas de Steven Soderberg sobre el Che o, más bien, las dos partes de la misma: “El argentino” y “Guerrilla”. La cosa no me pintaba demasiado bien, así que, en su momento, decidí prudentemente no pasar por taquilla y esperar a verla en DVD (prestado, por supuesto). Después de ver el conjunto, en dos días consecutivos (ni que decir tiene que no me tragué las dos de golpe), creo que la decisión de no ir al cine dificilmente pudo ser más acertada. Ciertas son las connotaciones negativas que para mí tiene este personaje y que la cosa me olía a hagiografía del Che, pero antes de verlas prefería no criticarlas.

En primer lugar, habría que decir que el todo es un general aburrimiento, una sucesión de pequeñas escenas que no duran más que unos pocos segundos, muchísimas de ellas absolutamente intrascendentes y, en las cuales, si metiéramos la tijera y recortásemos metraje no pasaría absolutamente nada. La película seguiría tal cual. Seguramente, lo de dividirla en dos partes no ha sido, como se pensaba, por razones comerciales sino una decisión “de buena voluntad” de su director, Steven Soderberg, para ahorrar un martirio de cuatro horas a los sufridos espectadores. Ya de por sí, ver las dos horas de una sola de las dos se convierte en un trago sumamente complicado.

Para colmo, quien no haya leído nada sobre la Revolución Cubana o las correrías del Che en Bolivia (o, al menos, visto un documental) tendrá enormes dificultades para seguir el curso de los hechos y a buen seguro se perderá. Porque aquí no se explica absolutamente nada. El director, pretendiendo darle un aire prácticamente documental al largometraje (lo cual no está mal, pero no de ese modo), filma unos hechos "supuestamente" todos verídicos (en eso entraré luego), como si de un reportero que estuviera allí presente grabando al Che, a Fidel Castro o a Camilo Cienfuegos se tratara. Ello con una absoluta frialdad, porque las dos películas son frías como témpanos. Les falta bastante nervio y alma. Una cosa es que Soderberg quisiera por un lado recoger una parte de la cosecha de dólares entre un público que acudiría seguro a las salas sólo con el reclamo del Che y otra entre espectadores no tan proclives al guerrillero argentino o, simplemente, no demasiado interesados en su figura y otra caer en lo plomizo, intentado dar una imagen de neutralidad y equidistancia total, aunque, eso sí, omitiendo bastantes cosas pensando en los primeros, de lo cual también hablaré.

La primera película nos muestra la Revolución Cubana, la organización de la guerrilla en Sierra Maestra, los combates entre guerrilleros y el ejército de Batista, el crecimiento del Movimiento 26 de Julio, el triunfo de la revolución… y el Che está ahí en medio de todos los acontecimientos. Hasta el punto de que “Che, el argentino” más que una película sobre el Che en particular parece un filme sobre la Revolución Cubana. Curiosamente, aquí reside uno de los pocos aciertos: la divertida interpretación de
Demian Bichir como Fidel Castro, algo exagerada y sobreactuada sí que es cierto. Otro sería, dentro de las interrupciones de la trama cubana que se desarrollan en Nueva York, las imágenes de marxistas de salón embelesados ante el “buen salvaje” venido del “Tercer Mundo” para hablar ante la ONU representando a Cuba, en aquel terrible discurso en el cual amenazó con expandir la guerra y la violencia revolucionaria por toda América Latina (“un Vietnam, dos Vietnam, tres Vietnam”). Cosas que hoy en día no han cambiado.

La segunda parte, más lineal, basada en los diarios del Che en Bolivia, y sin los saltos temporales de la primera quizás remonta ligeramente el vuelo. Aquí nos enteramos un poco mejor de todo, sobre todo porque es bastante más veraz, lo cual no es demasiado difícil, aunque, igualmente, su principal característica es la facultad de provocar en quien la ve el mayor de los sopores y estar mirando constantemente el reloj.

El Che inicia su aventura boliviana tras el fracaso del Congo (Soderberg “amenaza” con dirigir una tercera parte sobre la experiencia congoleña de Guevara si las dos primeras películas logran recaudar, al menos, 100 millones de dólares), convencido de que un triunfo en Bolivia irradiaría al resto de naciones de Latinoamérica, expandiéndose la revolución por todo el continente como un reguero de pólvora. Utilizando el pseudónimo de “Miguel”, comienza a organizar el que bautiza como “Ejército de Liberación Nacional de Bolivia” formado, inicialmente, por una columna de 23 bolivianos, 16 cubanos y 3 peruanos.

No obstante, allí se encontrará con tremendas dificultades. Los campesinos bolivianos no están muy por la labor de embarcarse en aventuras revolucionarias. El país es extremadamente pobre, cierto, pero diez años antes se ha realizado una reforma agraria y los, por otra parte escasos, campesinos de la zona agreste en la que operan tienen ganas de cualquier cosa menos de perder lo poco que poseen en medio de la locura de este iluminado. Porque si dos cosas caracterizan al Che es la locura y el ser un iluminado.

Para colmo de males, ni siquiera el Partido Comunista Boliviano (decididamente pro-soviético) está por la labor de apoyarle. En una reunión secreta con su máximo dirigente, Mario Monje, éste le deja claro que ningún apoyo deben esperar del Partido Comunista, que el partido rechaza la lucha armada (en realidad, no hacía más que seguir la consigna de Moscú de no embarcarse en la “cruzada” de un verso libre, que ya en aquella época estaba en la órbita maoista en lugar de en la soviética, como el Che Guevara) y que no existían en ese momento las condiciones para una revolución. Realmente, casi todos los partidos pro-soviéticos de Latinoamérica criticaron y sabotearon el proyecto del Che, que vio frustrado su sueño de que se sumaran combatientes de toda la región a su revolución boliviana.

Con un proyecto impracticable geográfica y culturalmente, abandonado a su suerte por su camarada Fidel Castro y en medio de la ignorancia casi general sobre su estancia en Bolivia (hay que recordar que la presencia del Che combatiendo en el sudeste boliviano no fue divulgada y solo la conocieron la CIA y el gobierno de Barrientos, y, en cambio, la ignoraban muchos militantes izquierdistas de Bolivia) nuestro revolucionario y su cuadrilla de guerrilleros, pasarán cada vez mayores penurias en una zona montañosa llena de despeñaderos y ríos torrentosos de la región (escogida por él mismo, un ignorante, como en otras cuestiones, de casi todo lo referente a Bolivia), en la zona del Ñancahuazú (río de oro), entre los departamentos de Chuquisaca y Santa Cruz, fundamentalmente: el agravamiento del asma de Guevara (el ejército retiró todos los medicamentos para ese mal de los hospitales y farmacias del área de operaciones), el total desabastecimiento de viveres (en los últimos días los supervivientes de la columna estaban tan hambrientos y sedientos que comieron carne podrida de buey y algunos bebieron su orina, según sus diarios) y el acoso permanente del ejército boliviano que, además, estaba entrenado por militares y agentes del “malvado imperialismo” estadounidense, de tal forma que acabaron con los rebeldes en pocos meses. Ello hasta llegar a la captura y la ejecución, en un final muy acorde con la imagen casi santifical y solemne que se da del Che a lo largo de las dos películas: el sargento Mario Terán se ofrece como voluntario para apretar el gatillo, como queriendo tener él el honor de ser el ejecutor del mito. El propio
Benicio del Toro en su caracterización en esa escena final evoca casi más a Jesucristo que al Che Guevara. En realidad, según relató el propio Terán al por aquel entonces ministro boliviano del Interior, Antonio Arguedas, aquel día entró borracho a la escuela de la aldea de La Higuera donde Guevara estaba recluido. El Che le dijo: “Usted ha venido a matarme”. Luego preguntó por dos compañeros apresados y, con voz de mando, ordenó a su verdugo: “Serénese y apunte bien. Va usted a matar a un hombre”. Terán dio un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerró los ojos y disparó la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y comenzó a regar muchísima sangre. Después disparó la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón, provocándole la muerte. Aquel militar boliviano contribuyó aquel día a convertir una derrota patética en plataforma de lanzamiento de un mito mundial que, desde entonces, ha vendido millones de carteles, postales, camisetas, toallas, posavasos, tangas, tatuajes, etc..

Es esta la imagen del Che Guevara que intenta transmitir la película pese a su formato casi documental: la que evoca la famosa
fotografía tomada por Alberto Korda en 1.960, reproducida en todos estos productos (la imagen de un comunista utilizada en mercancías producidas por empresarios capitalistas… a quienes entregan su dinero consumidores comunistas), es decir, carismático, duro y rebelde, un mito, un idealista. Salta a la vista a quiénes va dirigida fundamentalmente, aunque sin desdeñar a otro tipo de espectadores, de ahí el envoltorio y celofán de riguroso documental que la envuelve no siendo más que eso: un simple envoltorio.

Realmente, el Che fue un iluminado de una exacerbada locura que ni siquiera en aquello para lo que derrochó tanto afán como fue la expansión de la muerte y la violencia se mostró mínimamente competente. ¿Qué razón hay para que un malísimo estratega de la guerra de guerrillas y un pésimo gestor cuando tuvo la oportunidad de ser nombrado presidente del Banco Nacional por el régimen castrista se haya convertido en un personaje mítico?

Dejando de lado lo cuestionable de considerarlo “héroe de la justicia social” por su labor en el gobierno revolucionario, pues esta etapa no es tratada en ninguna de las dos películas, sobre su supuesta faceta de “genio de la guerra de guerrillas”, desde luego, la primera parte cubana intenta que los entusiastas de todo el merchandising y la imagen revolucionaria socialista del Che no se queden decepcionados.

Para ello, si hay que desdeñar el papel los adversarios de Batista que luchaban contra el dictador por medios no violentos y a los que querían la derrota de la dictadura para implantar en su lugar una democracia liberal no hay ningún problema.

Tampoco en omitir que la Revolución Cubana en origen no era en absoluto comunista. Antes al contrario, el Movimiento 26 de Julio se organizó en todo el país con el fin de apoyar a la guerrilla en la sierra, mientras que en las ciudades del llano buscaban establecer alianzas con otros partidos opositores, los sindicatos, el movimiento estudiantil y la propia embajada de los Estados Unidos. Había dos sectores en el Movimiento 26 de Julio, denominados "el llano y la sierra". En concreto, en “el llano” actuaban como principales dirigentes del Movimiento Frank País, Vilma Espín, Celia Sánchez, Faustino Pérez, Carlos Franqui, Haydee Santa María, Armando Hart o René Ramos Latour, mayoritariamente demócratas liberales, no precisamente comunistas. Fidel Castro nunca había sido comunista, sino que, en un caso único, se hizo comunista una vez llegó al poder.

Por cierto, sobre el papel de Estados Unidos en Cuba por aquellos años y lo de la condición de la isla de “burdel de los yankis” durante el régimen de Batista que más de un apasionado del castrismo defiende actualmente, habría que puntualizar (aparte del dudoso gusto de calificar de “prostitutas” a las cubanas de aquella época) que el dictador no era precisamente simpático para los norteamericanos, quienes no dudaron en retirarle el apoyo logístico y vetar la venta de armas a su Gobierno. Batista fue un déspota de los más corruptos que ha conocido América Latina. Había llegado al poder tras un golpe de Estado en 1.952, en el que derrocó a Carlos Prío Socarrás, instaurando un gobierno autoritario y ladrón, enriqueciéndose enormemente tanto él como su camarilla de adláteres. El anticomunismo mostrado por Batista hizo que, en el marco de la Guerra Fría, en principio, recibiera el apoyo de Estados Unidos. Sin embargo la corrupción y las violaciones de derechos humanos llegaron a niveles tan escandalosos que comenzó a conformarse una oposición generalizada partidaria de la insurrección para desalojar del poder a Batista, del que participaron los partidos políticos de oposición, los sindicatos, el movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado, los terratenientes, algunos miembros de las fuerzas armadas y el propio gobierno de los Estados Unidos, que llegó incluso a cortarle el suministro de armas, como se ha dicho más arriba. El Movimiento 26 de Julio surgió como una evolución revolucionaria del Partido Ortodoxo, de ideología básicamente nacionalista-anticomunista, buscando en todo momento articular sus fuerzas con otros sectores opositores, con el proyecto de establecer un gobierno democrático nacionalista. Tanto el ex presidente Carlos Prío Socarrás del Partido Auténtico, como la CIA, apoyaron económicamente a la guerrilla castrista en sus primeros años. Mientras tanto, Fidel Castro (que había sido un destacado dirigente juvenil del Partido Ortodoxo y que se había vuelto célebre por el intento de tomar el Cuartel Moncada en 1.952) proclamaba abiertamente sostener una posición anticomunista. Por su parte, pese a mantener relaciones estrechas con Fidel Castro y la guerrilla en Sierra Maestra, el Partido Socialista Popular (comunista) criticó la experiencia guerrillera atribuyéndole una intención “puramente aventurera golpista”.
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Pero no hay que quitar la ilusión a los compradores de camisetas del Che de que Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio en sus orígenes eran románticos luchadores comunistas, ni de que el papel del Che, quien sí era marxista y de los más radicales, fue fundamental en la caída del régimen de Batista. Nada de mencionar eso en la película, ni siquiera que el viraje de Castro se produjo cuando, una vez asentado en el poder, entendió que si se alineaba con el bando opuesto a aquel que lideraban sus vecinos estadounidenses, tendría el poder garantizado de por vida. La Unión Soviética nunca permitiría que su peón caribeño, su falansterio tropical, fuese desplazado. Es decir, ¡comunista por necesidad!

La toma de la ciudad de Santa Clara, su mayor logro militar, está razonablemente bien recreado, aunque la “heroicidad” de la acción de la toma del tren blindado enviado por Batista está bastante en entredicho por numerosos testimonios que indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos.

Un momento especialmente manipulador de la primera película es cuando el Che proclama ante la ONU que “fusilamientos, sí; hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”. A continuación se muestra la ejecución de dos desertores de la tropa castrista que se habían dedicado a robar a los campesinos y violar a sus mujeres e hijas: un fusilamiento con el que moralmente se muestre de acuerdo quien esté viendo la película. Ni que decir tiene que esta es la única ejecución que el Che ordena en las cuatro horas totales de metraje pero lo fundamental aquí es la torticera forma de hacer asimilar con normalidad al espectador el reconocimiento por parte del Che de que el castrismo se había embarcado en el asesinato y en la sangre como medio revolucionario.

Es curioso que no se toman como fuente en esta primera parte los propios diarios desde la Sierra Maestra del Che y las cartas dirigidas a su mujer en México, donde dice cosas como: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”, ”Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder” (sobre la ejecución de Eutimio Guerra en 1.957), “era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte" (sobre el asesinato de Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino), "Tenía que pagar el precio" (tras matar a Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados). Simular ejecuciones como método de tortura psicológica también estaba entre sus costumbres. Después de tomar Santa Clara, según un ex comandante del ejército revolucionario llamado Jaime Costa Vázquez, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas, incluidos varios campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo.

Otra omisión destacable es la orden que dio en 1.958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, a sus hombres de que asaltaran los bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: “Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos”. El mito era... un vulgar asaltador de bancos, ni más ni menos.

El Che siempre fue un convencido de que estaba plenamente facultado para robar la propiedad ajena y reasignarla a su antojo. Era un entusiasta de la expropiación sin indemnización. El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de Guevara. En “Che, el argentino”, no obstante, se nos muestra un Guevara recto y respetuoso con la propiedad privada que, en la última escena, el paseo triunfal hacia La Habana, se indigna y reprende duramente a uno de sus subordinados por apropiarse de un lujoso coche descapotable que había encontrado abandonado, ordenándole que regrese a Santa Clara (la escala en La Cabaña no existió claro, como vamos a ver enseguida) y deje el automóvil donde lo encontró… ¡él, quien, en su vida real, se apoderó “manu militari” de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución!. Es más le dice que "aunque el coche hubiera sido del mismísimo Batista no tendrías derecho a apropiártelo". La ridícula escena termina por un “¡increible!” exclamado por el Che cuando vuelve a subir a su jeep. Desde luego, increíble sería tener unos subordinados honrados con un jefe tan salteador y aficionado al pillaje.

Pero la omisión, sin duda, más descarada es la de la etapa de Guevara a cargo de la prisión de San Carlos de La Cabaña. Allí Guevara presidió durante la primera mitad de 1.959, justo después de la caída de Batista uno de los periodos más oscuros de la revolución dirigiendo una Comisión Depuradora frente a militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios, comerciantes, simples sospechosos y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado, que se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes y sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. El Che presidía todas las vistas. En aquellos meses se fusiló diariamente hasta llegar a la cantidad de varios centenares de ajusticiados. Los fusilamientos se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. Alguna noche llegaron a ser ejecutadas hasta siete personas, según testimonios. Nada de esto aparece en la película.

En resumidas cuentas, una película aburrida y soporífera en su conjunto. La primera parte, “El argentino” tendenciosa, manipuladora y todo un ejercicio de desinformación. La segunda, "Guerrilla", más veraz. A fin de cuentas, sobre las andanzas bolivianas del Che poco hay que ocultar. Poco había allí que robar y pocas ocasiones de ajusticiar. Es bastante superior a la primera pero, siendo un conjunto ambas, viene ya tarada de origen. Desde luego, no la recomiendo en absoluto a quienes quieran pasar una tarde entretenida viendo una buena película. Y mucho menos a quienes quieran conocer bien la figura del Che ya que incluso no se nos dice nada sobre los orígenes ideológicos del Che o su etapa en el gobierno castrista, en la cual este icono del “idealismo”, la “justicia” y la “rebeldía” estuvo dispuesto a entablar una confrontación nuclear con los Estados Unidos durante la crisis de los misiles de 1.962, aunque se corriera el riesgo de que la isla quedase reducida a cenizas (ni los ayatolás, vamos), una de las causas por las cuales renegó de la Unión Soviética, tras la marcha atrás y la retirada de las cabezas nucleares por orden de Kruschev, y se pasó al maoismo… siendo más tarde él mismo abandonado por el propio Fidel Castro, atado de pies y manos al Kremlin.

Para empedernidos fans de toda la mercadotecnia que rodea a este sujeto, únicamente.
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Video impagable: el protagonista de "Che, el asesino", sin respuestas

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Benicio del Toro, acorralado entre los toriles de la entrevistadora, que lo banderillea a gusto. Benicio tartamudea, se queda en blanco, no sabe cómo justificar los crímenes del Che, no conoce muchos de ellos. O dice no conocerlos.

Sólo se le ocurre a él ir a Miami a hacer apología del castrismo.
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martes, 9 de febrero de 2010

El converso se pasa a la derecha.

 

zapatero-mrbean-01 Después de la “Semana Trágica” pasada, las incongruencias del Gobierno están llegando a límites que rozan la esquizofrenia política. Se parecen al perro de Scooby-Doo, que corren para varios sitios al mismo tiempo. Y es que tiene una dosis de ironía la jeta de este Gobierno, cuando sale a explicar a los periódicos extranjeros lo que no quiere explicar aquí. ¿Por qué será? Como ya habrán imaginado, aquí, todo el mundo sigue cerrando filas, más o menos disimuladamente. Incluida la prensa, que no tira con pólvora gruesa, no vaya a ser que se pierdan las ayuditas que da el poder para seguir tirando papel. Pero eso a “The Financial Times” se la trae al fresco. Por ello, los perplejos redactores del medio periodístico británico, se quedaron con el pie cambiado, pues mientras Salgado les pedía comprensión y hacía firmes propósitos de enmienda –recorte de gasto, reforma laboral, etc-, el señor Blanco se enganchaba a una “conspiración” contra España, a la cual también se sumó –como no- la trisueldada Pajín. De modo que quienes hace apenas dos años hablaban del milagro español, ahora estaban conspirando para despojar del poder al PSOE. Según la esquizofrénica explicación de Leire, en la confabulación estaría inmerso también el Gobierno Obama y, claro está, como guinda del pastel, detrás de todo ello estaba el PP –cuándo habrá soñado el PP tener tal poder-, y “ciertos elementos” de la banca internacional que se niegan a que se les realice el ajuste propuesto desde la Casa Blanca. A tanta locura llegaron estos dos cazafantasmas, que la propia Banca Española ha tenido que salir a desmentir lo del complot, no fuera a ser que los inversores extranjeros se fueran aún más rápidamente.

Así que el líder, que acaba de defenestrar a Bernardino León, al cual se culpa ahora dentro del PSOE del fiasco en Davos, se fue a su Ejecutiva y, en un acto de fe colectiva, el PSOE volvió a darle una oportunidad más. Al menos, eso es lo que dicen, de boquilla para adentro. Ante el reto del PP y de los demás partidos, no ha tenido más remedio que decir que acudirá –a iniciativa propia- el próximo día 17 al Parlamento –por ahí debía de haber empezado-. Eso le dará tiempo para que sus asesores vuelvan a darle unas cuantas clases de Economía Acelerada de la Desaceleración Económica que padece nuestro país, al que, curiosamente, el presidente le acaba de encontrar el nombre, después de que lo considerase como un concepto “discutido y discutible”.

El líder quiere convencer al personal que el pensionazo es de izquierdas, que el convenio colectivo no es una congelación en toda regla y que, por supuesto, es de izquierdas, y de que, realizar los recortes del gasto no es una medida más, sino que es la quintaesencia de la izquierda en su más pura formulación, desde que el “conceto” fuera impuesto en la Asamblea Nacional de Francia tras la Revolución. ¿Qué diría Marx al respecto? Pues lo que yo pienso. Este tío es el Groucho Marx de la política. Se acaba de quitar unos principios y se ha colocado los de la oposición. Y se ha quedado tan fresco. Que conste que no me parece mal.

Lo terrible es que ha dejado pasar dos años dramáticos solo porque sus diferencias con la derecha eran de “principios”  e ideológicamente “insalvables”. ¿Qué tipo de política es reformular el cómputo de las pensiones, la congelación funcionarial, la congelación al 1% de los sueldos de toda España y el recorte –obligado aunque diga que no- de los gastos del Estado, que repercutirán sin duda en los gastos sociales? Es vergonzoso no solo el espectáculo del PSOE, sino el que han dado la patronal y los sindicatos acordando en cinco minutos lo que no fueron capaces en dos años. El catecismo de Davos –neocón, por cierto-, ha calado hondo en la feligresía sindical. Seguro que temen irse a la calle si no terminan con las milongas.

Señor Zapatero, es usted el mayor embustero de toda la casta política española que ha habido y que habrá. Los mercados nos harán saber su decisión. A Dios gracias, usted ya no manda aquí. Y tenga por seguro que preferimos el rigor del FMI que su indecisión patológica. Espero que todos los que cierran filas con usted hoy, acaben en la calle, que es donde deben estar. Por aclamarle a sabiendas de que usted siempre ha estado desnudo.

lunes, 8 de febrero de 2010

Los pobres tienen derecho al libre mercado

En el artículo enlazado abajo, del analista panameño John A. Bennett Novey, se pone de manifiesto la oleada proteccionista que, con la excusa de la crisis financiera, recorre los mercados de los distintos países de Europa Occidental y Estados Unidos. Esta oleada se traduce en la aprobación de leyes proteccionistas, que obstaculizan el libre comercio internacional, impidiendo a los productos extranjeros competir en los mercados internos, subsidios y aranceles, falseamiento de la libre competencia mediante el mantenimiento a flote de forma artificial de empresas ruinosas con tal de que sean nacionales, planes de estímulo dirigidos todos, igualmente, al mercado interno, etc.

Después, hemos de escuchar estoicamente la eterna cantinela de que la globalización y el "neoliberalismo" (con el apellido "neocon", a ser posible) son los causantes de la pobreza del Tercer Mundo. Nada más lejos de la realidad: si permitiéramos a estos países tener la oportunidad de comerciar libremente y de competir en igualdad de condiciones con los dos tipos de productos que, básicamente, producen, agrícolas y textiles su situación económica estaría en las condiciones de poder mejorar sustancialmente. Precisamente, sobre estos productos, los países desarrollados aplican el mayor número de medidas proteccionistas. Eliminar este tipo de normas sería fundamental.

Pero no es suficiente con la eliminación de barreras a los productos. De nada serviría la liberalización comercial manteniendo la distorsión causada por los subsidios en los mercados, como el caso de la vergonzosa Política Agraria Común de la Unión Europea. Estas subvenciones no sólo nos cuestan una parte importante de nuestro dinero, incautada vía impuestos, sino que permiten a los países ricos producir a unos costes totalmente irreales. Sólo tomando como ejemplo los cereales: Estados Unidos y la Unión Europea realizan más de la mitad de todas las exportaciones de trigo y harina de trigo, y sólo Estados Unidos realiza más de tres cuartos de todas las exportaciones de maíz del mundo. Como los productores de Estados Unidos y la Unión Europea dominan los mercados mundiales de cereales, los precios de sus exportaciones dictan de hecho los precios mundiales de esos productos y, por tanto, los precios contra los que deben competir los productores de los países importadores. Los subsidios pagados a los productores estadounidenses y europeos juegan entonces un papel esencial en la determinación del precio de comercialización de los cereales, no sólo en los países desarrollados, sino en todo el mundo. Esos subsidios son enormes (Estados Unidos y la Unión Europea invirtieron 15.700 millones de dólares en 1995 sólo para subsidiar la producción de maíz y trigo) y superan por lejos el apoyo financiero disponible para los agricultores de los países pobres. Utilizando el dinero público, desde las instancias estatales se desvirtúa, distorsiona y pervierte el libre mercado, permitiendo que este sea devorado por los países ricos, cuyas legislaciones estatistas, intervencionistas y proteccionistas realmente crean un circulo económico cerrado, en el cual los países pobres nunca podrán entrar a competir en igualdad de condiciones.

También tienen su cuota de responsabilidad, es cierto, muchos países pobres. Gobiernos corruptos o déspotas y ausencia total de Estado de Derecho, seguridad jurídica y separación de poderes es otro obstáculo al libre mercado. Algunos de estos gobiernos llegan al poder a través de los votos de sus ciudadanos y, aunque no puedan eludir su responsabilidad por haberlos elegido, quizás, unas mejores condiciones económicas les hubieran evitado ser presas fáciles para este tipo de gobernantes.

Los pobres, como nosotros (pese a lo intervenidos que están nuestros mercados) también tienen derecho a disfrutar de la libertad económica y de las posibilidades de crear riqueza para todos que ofrece. En realidad, nosotros, como ellos, también tenemos derecho al libre mercado.

El Tercer Mundo debe plantar cara al proteccionismo
Por John A. Bennett Novey
Suplemento Ideas de Libertad Digital

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Video publicado en el blog "Lo dice Cincinato":



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