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martes, 3 de mayo de 2011

Imposición Moral

            Empecemos el post de hoy con una definición académica de lo que significa la palabra moral


moral1.
(Del lat. morālis).
1. adj. Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.
2. adj. Que no pertenece al campo de los sentidos, por ser de la apreciación del entendimiento o de la conciencia. Prueba, certidumbre moral
3. adj. Que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano. Aunque el pago no era exigible, tenía obligación moral de hacerlo
4. f. Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.
5. f. Conjunto de facultades del espíritu, por contraposición a físico.
6. f. Ánimos, arrestos.
7. f. Estado de ánimo, individual o colectivo.
8. f. En relación a las tropas, o en el deporte, espíritu, o confianza en la victoria.



Obviando las acepciones cuarta a octava, por ser relativas al estado de ánimo, y centrándonos sólo en las primeras, podemos ver un factor común en todas ellas. La moral viene a ser una forma de ver el mundo y de comportarse en consonancia

            Ahora bien, cada persona es un mundo en sí misma, y por lo tanto tiene una moral individual que no tiene por qué coincidir con la de los demás. De ahí el título de esta entrada, la imposición de esa moral. 

            Cuando hablamos de moral, se suele entender que nos referimos a la conducta ética ampliamente aceptaba por el conjunto de la sociedad. Son una serie de valores autoimpuestos por la sociedad en sus miembros que les permiten vivir como individuos pertenecientes a un conjunto mayor de personas. Así tenemos las distintas sociedades actuales en las cuales los miembros (al menos la mayoría de ellos, pues siempre hay excepciones) saben cómo comportarse de forma que podríamos calificar como “innata”, pues si bien no es algo con lo que nazcamos, sí es algo que aprendemos desde el mismo momento del nacimiento, de forma que lo interiorizamos de forma inconsciente.

            Todos sabemos que matar está mal. Todos sabemos que la tortura es algo malo. No porque existan leyes en su contra, sino porque la sociedad nos ha educado así. Gracias a estas conductas morales podemos vivir en sociedad, podemos coexistir con el resto de los individuos.

            Pero en el planeta Tierra no existe una única sociedad, sino gran cantidad de ellas. A medida que vamos reduciendo el ámbito de actuación podemos ver que incluso dentro de una misma sociedad hay un gran subconjunto de ellas. Así podemos decir que a día de hoy hay tres grandes (hay más que no pertenecen a estas, pero son minoritarias) sociedades en el planeta: la occidental, la musulmana y la oriental. Y cada una de ellas se divide en otras sociedades más pequeñas, por ejemplo podemos definir las distintas sociedades por países, por religiones, por ámbitos, etc. Incluso dentro de una misma sociedad religiosa nos encontramos con sub-sociedades que en algunos casos son francamente irreconciliables entre sí, aún cuando todas vengan a definir los mismos valores. Así por ejemplo el cristianismo se divide en protestantes, católicos y ortodoxos.

            A medida que vamos disminuyendo el ámbito en que nos movemos, nos damos cuenta de que al final todo se centra en las relaciones individuales. Al final es el propio individuo el que define su propia moral. Hay una serie de principios muy básicos que le permiten vivir en sociedad, pero luego existen otros principios más complejos que lo diferencian del resto de los individuos. 

            De forma habitual, ese individuo es feliz con su individualismo. Acepta su moral como válida y verdadera, pero también acepta la de los demás como asimibles, podrá compartirlas más o menos, pero no por ello va a imponer la suya como única moral posible. Podríamos definir este tipo de comportamientos como el “Vive y deja vivir”. Pero siempre hay excepciones. Siempre hay algún individuo que no sólo no acepta la moral de los demás, sino que trata de imponer la suya propia por encima de la de los demás, ya que considera que la suya es la única válida, la suya es la “más mejor”. Este tipo de personas es muy minoritaria, pero muy importante. Pues aún cuando se trate de un porcentaje de un uno por millón, esa persona siempre será capaz de unir a otras personas con las que comparta su visión y comience la imposición. 

            Todas las religiones empezaron así. Alguien que “conoce la verdad” se dedica a imponer dicha verdad a los demás (tanto si lo quieren como si no), en ocasiones a través de la promesa de castigos eternos después de la muerte, y en otros demostrando que lo que pueda existir después de la muerte no es nada comparado con lo que existe antes de la muerte (o sino que se lo pregunten a todos los “interrogados” de la Inquisición Católica, o a las "brujas" de Salem, o a los judíos durante el Holocausto).

            A día de hoy tenemos una religión en el mundo que aún busca este tipo de imposición moral. El resto ya están más o menos controladas por los propios individuos que las forman, pues las mayorías impiden a los exaltados minoritarios que se dediquen a volver a los “viejos buenos tiempos” (que aún quedan algunos… más de los que nos gustarían). Esa religión es la musulmana. Puede que muchos musulmanes tengan en mente el “vive y deja vivir” propio de una conducta aceptable en sociedad, pero aún hay demasiados que aún creen que su moral, su visión del mundo, es la única válida y al resto hay que matarlos (más o menos lo que viene a decir el Corán sobre lo que hay que hacer con los infieles, es decir, con todo aquel que no sea musulmán).

            También tenemos una sociedad que hace lo mismo. Los USA imponen el “estilo de vida americano” en el mundo, como si esa visión del mundo fuese la única aceptable. Como si todo lo que no fuese “américa” (y sí, la pongo en minúsculas pues no es América continente, sino américa “idea de los USA”) fuese una escoria a la que hay que aplastar o conquistar ideológicamente o militarmente (sobre todo si tienen petróleo, los demás no importan), con la escusa de “imponer la democracia y los valores americanos”.  

            Aquí es donde hay que diferenciar entre la defensa y el ataque. La defensa es cuando, ante un ataque contrario (siempre tiene que haber un ataque de la otra parte primero, o bien una posibilidad de ataque del 100%, como si al ir por la calle un ladrón nos amenaza con un cuchillo, no hay ataque real, pero la posibilidad es del 100% si no accedemos a sus demandas, luego ahí la defensa está justificada), una persona (o sociedad) pone toda la carne en el asador para eliminar dicho ataque. El ataque es todo lo demás.

            ¿A qué viene todo esto? Este tostón que he soltado hoy viene de unas cuantas noticias que han salido en prensa últimamente. Por un lado la noticia de que en Francia ahora es ilegal llevar Burka. Podemos analizar esta noticia desde los dos puntos de vista posibles. Por un lado de imposición moral de unos sobre otros, en este caso la sociedad francesa mayoritaria (se supone, en realidad a la mayoría de los franceses les daba igual como vistieran las mujeres… bueno no… siendo franceses, seguro que prefieren que todas vayan en lencería fina, pero bueno) no gusta de ver esos calcetines gigantes de cuerpo entero y por lo tanto impone esa visión sobre esa minoría. Por otro lado el ataque a una forma de vida que no hace daño (físico, que psíquico es otro cantar… aunque también se podría hablar de daño físico, pues a 40 grados por la calle ir con uno de esos no debe ser demasiado agradable, pero sigue siendo decisión personal, y por lo tanto no deberíamos meternos en ello) a nadie. ¿Cuál es la correcta? Si lo analizamos desde el punto de vista “liberal individualista”, la respuesta es obvia: “la libertad de uno termina donde empieza la libertad del otro”. Si lo analizamos desde el punto de vista de la “sociedad como conjunto”, la respuesta es más bien del estilo: “En mi casa se hace lo que yo digo” (el burka está prohibido en las zonas públicas, es decir, en las zonas que “pertenecen” a la sociedad en su conjunto; luego cada cual en su casa que haga lo que quiera). Y ambos tienen razón, cada cual desde su punto de vista.

            Pero ¿y si la noticia es más bien esta? Osama bin Laden ha muerto. Lo han asesinado en su casa (una pequeña mansión de varios millones de euros… no se vive mal siendo terrorista) en Pakistán. Así tenemos que los EEUU han mandado un grupo de soldados a buscarlo, asaltaron la casa, le pegaron dos tiros en la cara y tiraron el cuerpo al mar (al menos eso dicen los noticiarios, además de mostrar fotos claramente retocadas).

            Si analizamos esto en profundidad nos asaltan un par de dudas existenciales (al margen de las típicas teorías conspiranoicas, sobre si en realidad ha muerto, sobre si lo sabían ya desde hace mucho y no han soltado la noticia hasta ahora porque necesitaban el “golpe mediático”, etc.). En primer lugar Bin Laden era un asesino, un terrorista, un criminal, un genocida y “mal bicho” en general. Por ello se monta una búsqueda que dura diez años y termina en la muerte del susodicho. En segundo lugar EEUU sólo se estaba defendiendo, no atacando, y gozan de la superioridad moral que les da ser un régimen democrático electo y demás tonterías. También podemos dar la vuelta a la tortilla y decir lo siguiente: Los USA son unos asesinos, criminales, terroristas, genocidad y “mal bicho” en general (no he mentido en ningún caso, por desgracia). Bin Laden sólo estaba defendiendo sus creencias de los ataques que había sufrido su pueblo por parte de los USA (por desgracia tampoco estoy mintiendo) y tiene la superioridad moral que le da el haber sido elegido por Alá.

            Al margen de las creencias de cada uno, lo que sí es objetivo, es que USA fue ATACADO el 11 de septiembre, y por lo tanto está en su obligación el defenderse. Pero también es objetivo decir que Bin Laden fue ATACADO este domingo pasado. Las tropas estadounidenses entraron en un país sin su consentimiento (creo que en el idioma internacional a eso se le suele llamar “invasión”… pero parece ser que si lo hacen los yanquis no pasa nada), allanaron una morada privada, asesinaron a 4 personas (una de ellas una mujer que fue usada, según palabras del propio comando, como escudo humano por uno de los hijos de Laden, pero que a los comandos no les importó matarla para matar también al de detrás) y se marcharon tan felices. Y por lo tanto (para desgracia de los que preferimos el “vive y deja vivir”) ahora están legitimados sus “herederos ideológicos” a defenderse. Se ha creado un nuevo mártir, se ha echado leña al fuego de su causa. Y en breve veremos cómo vuelven a aparecer atentados terroristas de gran calado.

            Al final lo único que queda es que desde el mismo momento en que una persona (cualquier persona) se cree en posesión de una verdad moral superior a la de los demás, y empieza con la adoctrinación e imposición de dicha moral a los demás… ese es el momento en que ha comenzado un “ataque” real, y el individuo debería “defenderse” en serio. Desde el mismo momento en que una persona se cree superior a los demás, desde el momento en que la sociedad debe mirar “hacia arriba” para verlo, desde el momento en que sólo se dan dos soluciones: “aceptación” o “muerte”… ese momento marca el fin de la moral real y la desaparición paulatina de la libertad del individuo, frente a la voluntad de la masa idiotizada por la “Verdad Suprema” de unos pocos.

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Derecho a la vida o derecho a matar?


Algunas personas, de forma contradictoria, afirman con simpleza que “el embrión humano será una persona, pero que de momento no es nada” y digo yo, ¿cómo se puede ser persona sin serlo?

Ciertas afirmaciones mediocres confunden simples células con embriones. Son fruto de no haber repasado un libro de texto de esos que los niños llevan al colegio en sus mochilas, donde se explica que un óvulo o un espermatozoide son simples células, pero cuando se juntan forman un embrión humano

Desgraciadamente, muchos ciudadanos están empezando a imitar a aquellos impasibles europeos del siglo pasado que limpiaban las cenizas de sus ventanas, las cuales procedían de la incineración de seres humanos asesinados en los campos de exterminio próximos a sus hogares.

Recordemos por un momento que sucedía en la Alemania nacionalsocialista de Hitler, en la que no se consideraban seres humanos a la población judía y la mayoría de la gente lo acataba sin importarle, lo más mínimo, la vida de aquella gente que moría despiadadamente ante sus ojos. Otro caso sería el del genocidio de Ruanda en la que para una mayoría de la población Hutu tampoco consideraban seres humanos a los que pertenecían a la minoría Tutsi, así su conciencia estaba tranquila cuando les cortaban el cuello a machetazos.

Siempre se ha abortado, se aborta y, con total seguridad, se seguirá abortando pero eso no es argumento para tomarlo como un hecho de poca importancia y algo normal como podría ser, para muchos, orinarse mientras se duchan. Nadie decide por ti, en cuanto a mantener vivo o matar a tu hijo. El nuevo ser confía plenamente en sus padres, depende de ellos, es lo único que tiene en este mundo. Matar a vuestro hijo por el hecho de que sea muy pequeñito sólo va a depender de vosotros y vuestra conciencia. No es una cuestión de ser conservador, socialista, liberal, cristiano, judío o musulmán.

Un estimado seguidor de mi bitácora me manifestó lo siguiente:

Un óvulo tiene aproximadamente 0,1mm de diámetro. Es decir, si coges una regla y te la pones cerca, verás que realmente el espacio entre un milímetro y el siguiente es bastante amplio, y que si pusieras 10 puntitos en fila india en medio, los podrías llegar a ver a simple vista. Si ahora coges la placa y la tiras a la basura son 30 años de cárcel por homicidio

Esa cosa que no sabe nada, ni se entera, sólo es un "algo", que sí, que es vida, será una persona, y es único y valioso. Pero no me digas que su vida puede valer lo mismo que el que tu hijo tenga 22 años, venga de estar terminando sus estudios en Oxford todo ilusionado, con chiribitas en los ojos, sea un tipo estupendo, y pase un colombiano por un parque y por robarle el reloj le pegue 2 tiros sin siquiera decirle ni pío”.

Aquí mi amigo incluye en la exposición de sus dudas sobre el derecho a la vida del embrión la respuesta que está buscando. Es decir, plasma con el ejemplo el resultado cruel al que podemos llegar cuando no tiene importancia la vida. En base a esa forma de ver la vida el desastre está garantizado.

Seguramente para ese colombiano y muchos más canallas como él, la vida de ese hijo de 22 años, universitario, guapetón y con futuro tenga la misma importancia que mi amigo le da al embrión humano no nacido. Para el delincuente colombiano pegarle dos tiros a tu hijo significa lo mismo que lo que ha pensado mi amigo cuando tiraba a la basura la placa que contenía un embrión humano vivo porque, según él, no valía nada.

Muchas personas me argumentan en debates sobre el aborto que “una pareja no mantienen relaciones sexuales para luego ir a abortar”. Por supuesto que tienen razón, pero lo que nunca dicen es que esa pareja lo que no tienen es responsabilidad de sus actos puesto que papá Estado siempre les facilitará el aborto. Hacerse una paja, es decir, masturbarse en lugar de follarse a la primera persona que pase por delante cuando se tiene un calentón, no depende de ser rico o pobre, socialista o no, católico o ateo sino de inteligencia y sentido común, algo de lo que carecen muchos de los liberticidas que se apuntan a la historia aberrante del aborto libre, gratuito y universal.

Repito, el derecho a la vida no es cuestión de partidos políticos, ideologías, ni religiones sino un derecho esencial por el que nos tenemos que regir todos los seres humanos, incluso los ateos o los liberales, porque matar no es progresista, porque debemos respetar la vida de todos los seres humanos, incluso la de los que miden muy pocos centímetros.

Se ha demostrado que la sociedad civil sigue existiendo y que no todos los ciudadanos están dormidos o anestesiados por obsoletas ideologías totalitarias sustentadas en el terror y la muerte. Sin embargo, una inmensa mayoría de ciudadanos aún están confundidos o no poseen ninguna convicción sobre el tema pero, desgraciadamente, terminan optando por la comodidad y no por la ética, es decir, eligen la muerte del más débil, la muerte del ser más indefenso, la muerte de una inocente criatura que nunca se va a revolver contra sus padres.

Los socialistas siempre tienen presente en su cabeza lo de liquidar a la gente que les sobra utilizando el paredón, el suicidio asistido o no permitiéndola nacer, como en el caso de su maldito derecho al aborto. El gobierno de Zapatero, como todo gobierno socialista, es necrófilo, pudo empezar a gobernar gracias a los 192 asesinatos cometidos en un 11 de Marzo maldito, abandera la práctica de la eutanasia en hospitales públicos y defiende sin escrúpulos el aborto libre, que como todos sabemos es el anticonceptivo final y único de todos los sistemas socialistas totalitarios que ha sufrido la humanidad en el siglo XX.

En toda democracia liberal lo que debe prevalecer es el respeto a la vida y la libertad de elegir. La sentencia “Socialismo o muerte”, tan usada por Hugo Chávez y sus acólitos, ya lo dice todo. Ni respetan la Libertad ni la vida. Así es como son y no lo pueden ocultar. El marxismo, ya se sabe, se creía en posesión de una verdad absoluta dirigiendo los destinos del pueblo. Desgraciadamente, para sus seguidores sectarios la historia les ha caído encima pero, desafortunadamente, no antes de llevarse por delante a millones de disidentes. El siglo pasado es el siglo que más se ha masacrado a los hombres con la falsa bandera del progreso, la igualdad y la justicia social.

La historia del pasado siglo descansó sobre un programa totalitario del cual se desprendía el material humano excedente. Así lo hizo y también lo dejó escrito. El socialismo siempre consagrará el terror como arma política sacrificando sin pudor a seres humanos. Son gente cruel que desprecian lo más sagrado de la persona: su vida. Canallas que priorizan los derechos del más fuerte en contra de la defensa del más débil. Miserables que se ocultan detrás de leyes que huelen a muerte renunciando así a cualquier sentimiento de culpabilidad. En este sentido, el respeto a la vida se sustituye por la fe en el partido. El derecho a la vida, genuino derecho absoluto junto al de la libertad, es reemplazado por las consignas del catecismo socialista.

La cultura de la muerte del socialismo radical supone un suicidio colectivo. Si los gobiernos del mundo lo fomentan con el silencio de la ciudadanía, es muy probable que nuestra sociedad y forma de vida, la que actualmente conocemos, desaparezca.

Existe una clara tendencia para constituir un nuevo derecho basado en otorgar a algunos descerebrados el poder para matar. Ahí están las leyes de ampliación de la despenalización del aborto y de impunidad para algunos supuestos del suicidio asistido.

¿Existe un aborto bueno y un aborto malo? ¿Podemos pensar como la gentecilla que lidera el PP que el aborto es un crimen a veces y otras no? ¿Podemos asesinar a un niño porque lo diga el PP y a otros no porque no le parece bien? ¿Cómo alguien, como si fuera una deidad, puede decidir sobre la vida de otro?

Así, en un momento dado, habrá personas que ostenten el poder para terminar con la vida de otros. Por tanto, si se acaba con la vida también se acabará con toda libertad y derecho. Esta es la aportación progresista del socialismo del siglo XXI.

No se trata sólo de abortar o no, sino de garantizar o no el derecho a la vida por ser un derecho fundamental de todo ser humano. Que un gobierno garantice el derecho a la vida para casos concretos o colectivos específicos es una aberración. Ese es el terreno peligroso en el que debemos impedir que nos metan.

No debemos valorar la insignificancia de ese ser humano por su tamaño, edad, color, religión u otra característica que lo haga diferente a la mayoría. No existen seres humanos a medias, ni unas personas son seres humanos más completos que otros. O se es un ser humano o no se es. Esta es la base que debemos tener en cuenta para reflexionar sobre el tema.

Para mi, el derecho a la vida siempre prevalecerá sobre el derecho a la Libertad, entre otras cosas porque sin vida no hay Libertad, como es obvio.


Lodicecincinato.tk

sábado, 6 de marzo de 2010

Aún siguen cayendo las cenizas de los inocentes


Zapatero puede seguir empeñado en la provocación, la manipulación y el radicalismo. Puede seguir pisoteando principios y valores como el respeto a la vida, la dignidad humana o la libertad, que son los cimientos no sólo de nuestra nación, sino de toda Europa y del conjunto de la civilización occidental.

Zapatero sabe muy bien que tiene armas poderosas como el BOE, la agencia EFE, TVE1, TVE2, Quatro, Telecinco, La Sexta, La SER, Radio Nacional, El País, Público y muchos diarios gratuitos que se reparten en el metro y en centros de trabajo con los que mangonean y aborregan a la gente; pero debo recordarle que no tiene el clamor de la calle, es decir, tiene en contra a millones de ciudadanos honrados, sencillos y bizarros que son los verdaderos defensores de la Libertad y de la Vida. Gente educada, algunos laicos otros no tanto, pero que no están dispuestos a poner la otra mejilla, porque la mayoría no son dóciles monjitas o monaguillos como les gustaría a los “quemaiglesias” o “matacuras” para poderlos masacrar con facilidad.

Es obvio que las causas más nobles siguen comprometiendo a muchos españoles, lo que supone una gran dosis de esperanza. Millones de padres siguen defendiendo el derecho a vivir, no el derecho a matar. Padres que explican a sus hijos la aberración que supone el proyecto genocida socialista denominado aborto libre.

La población española no debe imitar a aquellos millones de impasibles europeos del siglo pasado que limpiaban las cenizas de sus ventanas las cuales procedían de la incineración de seres humanos asesinados en los campos de exterminio.

Afortunadamente la sociedad civil sigue existiendo y no todos los ciudadanos están dormidos o anestesiados por obsoletas ideologías totalitarias sustentadas en el terror y la muerte. Sin embargo, una inmensa mayoría de ciudadanos aún están confundidos o no poseen ninguna convicción sobre el tema pero, desgraciadamente, terminan optando por la comodidad y no por la ética, es decir, eligen la muerte del más débil, la muerte del ser más indefenso, la muerte de una inocente criatura que nunca se va a revolver contra sus padres.

El gobierno de Zapatero es necrófilo, pudo empezar a gobernar gracias a los 192 asesinatos cometidos en un 11 de Marzo maldito, abandera la práctica de la eutanasia en hospitales públicos y defiende sin escrúpulos el aborto libre. Esto supone un peligro para España, no sólo por razones éticas y morales, sino por mera supervivencia. La cultura de la muerte del socialismo radical que estamos soportando supone un suicidio colectivo.

Si los que gobiernan lo fomentan la cultura de la muerte con el silencio maricomplejin de la oposición, es muy probable que nuestra sociedad y forma de vida, la que actualmente conocemos, desaparezca.

¿Pueden ciertos miembros del PP que gobernaron durante dos legislaturas manifestarse hipócritamente contra el aborto si no quisieron acabar con el negocio del genocidio infantil cuando pudieron hacerlo?

¿Existe un aborto bueno y un aborto malo? ¿Podemos pensar como la gentecilla que lidera el PP que el aborto es un crimen a veces y otras no? ¿Podemos asesinar a un niño porque lo diga el PP y a otros no porque no le parece bien?
¿Quién narices son los del PP, los del PSOE o la madre que les parió a todos para decidir si alguien puede vivir o morir?


http://www.youtube.com/watch?v=zvnprb46-Bo


Continúo en mi bitácora: Lodicecincinato.tk

sábado, 23 de enero de 2010

Matar no es progresar


¿Qué os pasa a los progresistas? ¿Acaso no os impacta hablar de máquinas trituradoras de fetos de 7 meses o ver las fotos de los cuerpecitos troceados?

Ese falso progresismo que a algunos tanto enorgullece, no puede ser otra cosa que un crimen. Argumentáis como logros esa falsa emancipación de la mujer, ese avance en su autonomía, para que pueda decidir por sí misma sin límite alguno. El niño muerto no será un obstáculo para el desarrollo de ese maldito progreso, sólo será un residuo clínico sin importancia.

Si una pareja no desea la paternidad disponemos de medios anticonceptivos para evitar el embarazo pero, si por “casualidad” la mujer ha quedado embarazada, que lo lleve a término, que la sociedad acogerá a ese nuevo ser. Muchas parejas con problemas de esterilidad no son las únicas que aspiran a recibir en adopción a un niño. Hoy, ésta posibilidad es contemplada también por familias estables, con hijos o sin ellos, sin dificultades de fertilidad.

Para la mayoría de la clase política, l@s feministas y demás pseudoprogresía el aborto es un signo de "modernidad". Pero hay que decirlo en voz alta: Quien garantiza, favorece y promociona el aborto está ayudando decisivamente a la construcción de una sociedad enfermiza y decadente.

A todos los falsos progresistas: os recuerdo que vosotros también fuisteis embriones y si vuestros padres hubieran tenido vuestras ideas simplemente no existiríais.

Algunas mentes mediocres dicen que el embrión tiene muy pocas células, concretamente y, respetando la consigna, suelen decirlo así: ¡si sólo es un puñado de células!. Pero yo les digo que quien suscribe es posible que tenga más células que ellos, ¡al menos en el cerebro!. ¿Qué derecho me da a eliminarles en base a ese argumento?

Todo nuevo ser concebido es un ser humano genéticamente definido, con capacidad para auto desarrollarse, dependiente pero al mismo tiempo autónomo respecto a la madre. La continuidad de su proceso evolutivo hace arbitrario cualquier intento de fijar su humanidad en algún momento entre el día de su concepción y el día de su defunción. Durante ese espacio de tiempo, con independencia de las distintas etapas evolutivas, estamos en presencia de un mismo ser humano.

Algunos dicen que el feto no razona, ni siente, ni padece, pero ¿en qué punto podemos fijar ese grado de suficiencia de la capacidad racional efectiva? ¿quién lo fija? ¿qué ocurre con otros grupos de individuos que no razonan? ¿qué hacemos, por ejemplo, con los niños menores de 3 años o con los enfermos mentales?, todos serían vulnerables ante esos iluminados pseudoprogresistas que quieren crear una nueva sociedad. Sin embargo el final de la historia ya la conocemos, recordemos por un momento que sucedía en la Alemania nacionalsocialista de Hitler. Así pues, el ser humano posee el derecho a no ser privado de la vida desde el primer día de la concepción, lo cual convierte en asesinatos los abortos que emplean procedimientos activos para terminar con la existencia del no nacido.

Nadie decide por ti, en cuanto a mantener vivo o matar a tu hijo, ni siquiera tu propio hijo se va a revolver contra ti. El nuevo ser confía plenamente en sus padres, depende de ellos, es lo único que tiene en este mundo.

El derecho a la vida no es cuestión de partidos políticos electoralistas sino un derecho esencial por el que nos tenemos que regir todos los seres humanos, incluso los ateos, porque matar no es progresista, porque debemos respetar la vida de todos los seres humanos, incluso la de los que miden muy pocos centímetros.

Matar a vuestro hijo por el hecho de que sea muy pequeñito sólo va a depender de vosotros y vuestra conciencia.

Te espero en mi bitácora: Lodicecincinato.tk