miércoles, 31 de marzo de 2010

A Tomás Gómez no le gusta el derecho de autodefensa


Como en el caso de Caamaño y sus críticas a quienes defienden la apertura de un debate sobre la cadena perpetua, hoy su compañero de partido y secretario general del PSM ha vuelto a dejar claro que el "control de calidad democrática" en este país lo ponen ellos: si algo no le gusta al PSOE, es "antidemocrático". ¡Ea!

Todo tiene su origen en el escozor que han sentido los socialistas por unas declaraciones del presidente del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de Madrid, el profesor Jesús Neira, en las cuales contestaba a la secretaria de Políticas de Igualdad del Partido Socialista de Madrid (PSM),
Carmen Toledano, quien había dicho de Neira que las "graves afirmaciones" realizadas por el profesor en su libro "España sin democracia", denotaban "una grave confusión mental y una falta de respeto a los más elementales principios democráticos y constitucionales", recordando al PSOE su larga historia de "barbaridades y asesinatos", así como que los representantes socialistas madrileños tenían que haber solicitado en su momento la dimisión del ex presidente del Gobierno, Felipe González, o la de "grandes criminales" como Rafael Vera y José Barrionuevo, relacionados con los GAL.

Ante esto, el susodicho Tomás Gómez, ha aprovechado lo afirmado por Neira, a la salida de su declaración, ante la juez de Instrucción número 4 de la localidad madrileña de Majadahonda, sobre la agresión que sufrió en agosto de 2008 a manos de Antonio Puerta a las puertas de un hotel de Majadahonda, a preguntas sobre si se ha sacado una licencia de armas, asegurando éste que "es una libertad a la que cualquier ciudadano tiene derecho" y respondiendo a la periodista que le inquiría que "no vendrá usted a decirme qué derechos tengo". Ha aprovechado para escenificar la pataleta socialista, claro, diciendo que "no me gusta la gente que lleva pistola" y que Neira no cree en los valores democráticos y no acepta la Constitución.

Hablando de aceptación de valores democráticos y constitucionales, a Tomás Gómez quizás no le vendría mal uno de los cursos sobre Derecho Constitucional americano que imparte Alfredo Valcárcel. En un sistema constitucional concebido a años luz del concepto de la misma que tiene este dirigente socialista madrileño, el de los padres fundadores de la democracia liberal estadounidense, a fines del siglo XVIII, enormes personajes como James Madison y Alexander Hamilton (ni los comparemos con el Tomás Gómez, por favor, no hay que incurrir en tamaña crueldad para éste último) introdujeron en los documentos fundacionales de la todavía joven nación el derecho a poseer y portar armas. Ellos sabían muy bien que el Estado que se apropia de la seguridad de sus ciudadanos puede terminar corrompiéndose y volviéndose contra los mismos ciudadanos. Aunque el respeto a la legalidad fuera un principio fundamental, a la vez, sabían que todo individuo debe estar siempre en condiciones de enfrentarse al Estado si éste viola sus derechos. La Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos dice literalmente: "Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho de las personas a poseer y portar armas", consagrando este derecho de todo individuo.

¿Quiénes han restringido siempre este derecho? Totalitarios de todo signo, fascistas, nazis o estalinistas. ¿Quiénes intentan ponerle trabas hoy día en los USA? La izquierda intervencionista injertada dentro del Partido Demócrata. ¿Genera el acceso libre a las armas genera más violencia y crimen en la sociedad? Miren las estadísticas sobre homicidios estado por estado y comprobarán dónde son más bajas: en aquellos donde no existen estas restricciones (¿existen acaso altísimas tasas de criminalidad en Suiza, donde hay libertad de armas?). La hiperprogre ciudad de Chicago es un paraiso para el delito. Los malos tienen fácil el acceso a las armas. Nosotros, los buenos, no, tenemos más difícil defendernos. No soy simplista ni maniqueo: los "malos" son quienes están dispuestos a atentar contra nuestra vida y contra nuestra propiedad, contra nuestros derechos, en definitiva. Una sociedad armada es una sociedad más libre. El derecho a portar armas salva vidas.

Aquí, por mi parte. que nadie se preocupe:

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Terrorismo en Moscú


A 39 muertos y 70 heridos asciende, de momento, el balance de víctimas del brutal atentado perpetrado el lunes en el metro de Moscú, en dos estaciones, por dos terroristas suicidas equipadas con cinturones con explosivo que llevaban puestos, dos supuestas "viudas negras", como llaman en Rusia a las terroristas suicidas, que suelen ser esposas de guerrilleros islámistas chechenos abatidos por fuerzas de seguridad.

Rusia, como el resto del mundo civilizado, es objetivo del terrorismo yihadista, en lo que se ha transmutado el viejo nacionalismo separatista checheno. El objetivo ya no es la independencia de la pequeña república caucásica, sino la proclamación de un Emirato del Cáucaso, donde se imponga la ley coránica y la responsabilidad de todo musulmán de luchar contra los infieles, quizás integrado en el Gran Califato que abarque desde el Pacífico hasta las costas atlánticas. Algo muy similar a los objetivos de Hamas, un movimiento que ya no sería nacionalista palestino, sino orientado a borrar del mapa Israel, elemento extraño que estaría ocupando tierras del Islam, e integrar esos territorios dentro de esa totalitaria entelequia regida por la sharia. Hace alrededor de un mes, sin ir más lejos, las fuerzas especiales rusas abatieron a Mohamed Shabban, en la vecina república de Daguestán, más conocido como Saif Islam o Espada del Islam, un operativo de Al Qaeda enviado para ayudar a la yihad en la zona y responsable de la reorganización de varios grupos chechenos, además de inspirar diversos atentados y ataques.



El presidente ruso, Medveded, ha anunciado una "guerra sin cuartel" contra el terrorismo, que podría incluir la aplicación de la pena de muerte, en moratoria desde 1996 como exigencia para que Rusia entrara a formar parte del Consejo de Europa, a quienes cometan atentados de esta magnitud. No sabemos, tras la lógica reacción que se ha producido en las horas siguientes hasta dónde llegará pero Medveded al menos parece bastante concienciado frente a esta amenaza. Como lo estuvieron, en su momento, Putin, Bush, Blair y Aznar. El ex-presidente ruso no se detuvo en consideraciones sobre la legalidad o ilegalidad de lanzar operaciones bélicas contra el terrorismo ni en sofisticados entramados jurídicos, como Guantánamo. No se puede estar de acuerdo con las masacres y la destrucción sembrados por el ejército ruso en Chechenia, eso son cuestiones diferentes, pero Putin no recibió nunca, sin embargo, las condenas que desde nuestra progresía han recibido los otros tres (en España tenemos, incluso, una bizarra plataforma llamada "Juicio a Aznar"). Nunca se montaron campañas contra Rusia como las que, por ejemplo, se lanzan contra Israel cuando este país responde a ataques terroristas.

Matar es muy fácil y mandar kamikazes a inmolarse en medios de transporte en horas punta sumamente rentable para los ideólogos del terrorismo. Al efecto del atentado se une un baño de sangre difícil de asimilar para la sociedad y la esperanza para los terroristas de que la conmoción obligue a los gobiernos a realizar concesiones. Aquí tenemos el ejemplo del Gobierno de Zapatero, que tomó como vía de escape más fácil, tras el 11-M, obedecer la orden de unos miserables terroristas islamistas, desertando de Irak (la guerra que, por aquel entonces, decían que era "ilegal"), para, acto seguido, sumarse a la iniciativa, lanzada en 2001 por el régimen de los ayatolás iraníes, de "Alianza de Civilizaciones" impulsándola en colaboración con la asamblea de dictadores asociados, también conocida por el común de los mortales como ONU, una de las cosas más burdas que ha salido de la mente de un político occidental en décadas. Tan burdo como la idea de nuestro presidente de que
"el terrorismo no tiene justificación. No tiene justificación, como la peste; pero como ocurre con la peste, se puede y se deben conocer sus raíces; se puede y se debe pensar racionalmente cómo se produce, cómo crece, para combatirlo racionalmente". El asesinato por medio del terrorismo no sería una decisión totalmente voluntaria y una elección de causar muerte y destrucción tomada en total libertad, sino una reacción sin voluntad propia, producida como consecuencia de la "pobreza", uno de los clichés más en boga tras el 11-S. Es uno de los prejuicios progres por excelencia: los pobres no saben lo que se hacen y no actúan por sí mismos. Según esta interpretación de la realidad, el camino del terrorismo no se elige, se padece como si de una enfermedad se tratara, de un accidente (como los atentados de la ETA, por cierto), algo sobre lo que por tanto, desde Occidente, que somos los culpables de esa pobreza que no dejaría otra salida más que el terrorismo, en resumidas cuentas, no podemos hacer juicio de valor alguno sin caer en la injusticia. Esta es la mostrenca cosmovisión que Zapatero tiene entre ceja y ceja. No le vamos a cambiar a estas alturas y, en definitiva, la cuestión es que los terroristas ya no tienen a un Bush, a un Blair o a un Aznar enfrente. ¿Quién decía que el mundo era más "inseguro" durante la Administración de Bush Jr. en los USA?


No soy del pensamiento Alicia en cuanto a cuestiones internacionales pero habrá que ver si es posible una mayor cooperación entre Occidente y Rusia y en los próximos meses, así como un giro en su política, la cual, por momentos, parece heredada de la antigua Unión Soviética. Los rusos se han empleado con fuerza y a veces con brutalidad contra el terrorismo en el interior de su país pero han cultivado amistades peligrosas en el exterior con regímenes como el de los ayatolás, sustentador de Hamás y Hezbolá, o el de Hugo Chávez, con cordiales relaciones con el anterior (amén de amigo de ETA y las FARC), convencidos, por un lado, de que la amenaza del islamismo es algo menor en comparación con otras como la ampliación de la OTAN al Este o la posibilidad de no ser tratados de igual a igual en la relación con Estados Unidos, y, por otro, de que las inversiones, la tecnología y el armamento que se entregue a estas dictaduras gamberras atenuará el apoyo que las mismas prestan al islamismo radical. Rusia habrá puesto piedras en el camino estadounidense en el mundo islámico pero ha debilitado enormemente su posición. Teniendo en cuenta, sobre todo, lo dicho antes, la yihad anti-rusa no es cosa de separatistas de una pequeña república caucásica sino parte del fenómeno islamista radical global. Algo a lo que también deberíamos prestar atención nosotros, puesto que es una realidad que, igualmente, hemos ignorado.
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martes, 30 de marzo de 2010

Clases particulares con Elena Salgado.

 

1240563271_0 El ninguneo a que somete Soraya Sáenz a la ViceFashion ha hecho recoger el testigo a doña Elena Salgado, quien, en un alarde de peso intelectual, se ha ofrecido a la primera para darle una lecciones particulares sobre su Ley de Economía Sostenible. Eso es lo que le dijo en sede parlamentaria a preguntas de la señoría del PP.

Uno se queda perplejo ante las respuestas de este Gobierno. Primero porque le afea a la oposición que no se lea bien la Ley mencionada, cuando es la propia UE la que no se cree los datos y las estrategias que, para reconducir el déficit, se expresan en dicha norma. No es cuestión de leer; sería una cuestión de fe creerse lo que se dice en el documento.

¿De qué nos tendría que dar clases la señora Salgado? A ver:

  1. ¿De cómo crear las condiciones para hacer trabajar a cuatro millones y medio de parados? Así, por lo menos, cumpliría el lema que le aupó a ella y a su partido al Gobierno.
  2. ¿De cómo pregonar los brotes verdes, desmentidos hasta ayer mismo por el FMI en cuanto a las cifras de “crecimiento”?
  3. ¿De cómo vender a los cuatro vientos la bondad de las energías renovables cuando el recibo de la luz ha subido más de un 24% bajo su gobierno y, además, está recurrida la desaparición de la tarifa nocturna? Los curritos han pagado, una vez más, los platos rotos de esta profesora de economía acelerada.
  4. ¿De cómo convencer a las comunidades autónomas para que bajen el déficit que arrastran como única forma de reconducir nuestra posición en el Euro?
  5. ¿De cómo hacer que el ICO no financie solo a las entidades públicas, sino a las familias y PYMES?
  6. ¿De cómo ceder el control de las Cajas de Ahorro para así perder la tela que les mantiene en el poder?

Podríamos seguir, señora Salgado, pero nos conformaríamos, porque tenemos ese derecho, con verla responder a lo que se le pregunta. Tanto está usted obligada a ello como la oposición a preguntarlo. Y nosotros a escuchar las dos caras del asunto. No en vano usted fue quien nos pidió el voto, como hizo la oposición. Están obligados, más allá de sus rencillas particulares, a preguntar y responder como se supone en su categoría. Para eso LES PAGAMOS. Y estamos HARTOS DE TANTO FILIBUSTERISMO LEGISLATIVO. Me importan un bledo sus luchas con la oposición. Queremos respuestas y las queremos ya. ¿No le parece a usted que esta es razón más que suficiente? Pues métase su presunto orgullo en el bolsillo de la chaqueta y lidie con quien le ha tocado.

Las clases particulares ya me las pago yo. Con usted, no sé yo dónde llegaría. A lo mejor, acabaría peor de lo que ya estoy. Que ya es decir.

sábado, 27 de marzo de 2010

Desmontando la Ley de la Memoria Histórica.

 

guerra-civil No me tengo por demasiado versado en leyes. Creo, sin embargo, que ésta, ha venido como consecuencia, por decirlo claramente, de la traición desmesurada del PSOE y grupos de izquierda al paso dado por todos los españoles en el sentido de dejar la Guerra Civil atrás de una puñetera vez. Parte, pues, de un razonamiento falso, según el cual, la Ley de Amnistía no debió promulgarse, aunque sí tuvieron a bien firmarla y, una vez logrado el Estado de Derecho que se buscaba, se han lucrado sin protestar ni recordar a los muertos durante cuarenta años. Significativa cantidad de años.

Es ahora, cuando apoyándose en un iluminado que no es capaz de distinguir lo que es un palo de una cerilla, y lo que es peor, en sus embusteros fundamentos republicanos –léanse los apoyos en la memoria de su abuelo-, además de en los desmesurados propósitos de notoriedad de un juez que piensa que él está por encima de todo y de todos, sin olvidar a los resentidos, que no piensan sino en un futuro que no fue y que de haber sido, nadie podría hoy decir en qué hubiera terminado. No en vano eran los socialistas de Largo Caballero los que preconizaban una revolución popular del tipo del de la URSS y a saber dónde hubiera terminado el experimento. ¿O todavía creen los nostálgicos que los americanos hubieran dado la llave del Estrecho a los partidarios de Moscú? Sin embargo, fueron los comunistas quienes rehicieron el Ejército de la II República, continuaron la guerra y fueron los primeros, por boca de Santiago Carrillo quienes hablaron abiertamente de reconciliación y superación de las dos Españas.

Todos hemos tenido muertos. Unos murieron indignamente en fosas comunes. Otros en la cárcel y otros, poco a poco, en un país que se desmoronaba en el suplicio de la Autarquía. Los hábiles manejos de Eisenhower y los tecnócratas del régimen desde dentro, hicieron posible la reconversión de este estado putrefacto por la vía de la creación de la clase media, que sería el germen y el motor del cambio y de la destrucción de tan infame sistema. Todo eso pasó. Y, con la inmensa obra realizada por el pueblo español por la reactivación económica, por la superación de los desfases entre españoles y la recuperación del papel de España en el Mundo, no pude ser que todo se eche abajo por una Ley, que, como las demás de este estadista miope, no han hecho sino sembrar discordia, desestabilización y desesperanza en el futuro. Un futuro que lo teníamos al alcance de la mano y llevamos ya más de seis años de ominosos cambios, pues nos han querido cambiar hasta la manera de acostarnos. ¿Y cómo podemos ceder tan tranquilamente tales parcelas de nuestra libertad? ¿Es que acaso no se han leído lo que ocurrió en los países socialistas del Este? ¿Es que existe un país si quiera donde el socialismo como tal haya triunfado? ¿No son suficientes los exponentes que aún quedan repartidos por el mundo? ¿No es verdad que incluso China opera ya hoy como un país capitalista más y posee el 40% de nuestra propia deuda?

Estas noticias no salen. Estas realidades no interesan. Desde todos y cada uno de los medios de que dispone el poder establecido en España, se machaca a la opinión pública en un cobarde intento de enfrentarnos los unos a los otros. Todos sabemos que la Ley de la Memoria Histórica es un intento revisionista de la Historia que no conduce a ninguna parte. En ningún país la revisión de su Historia ha conducido a ninguna parte. Incluso nuestros preclaros noventayochistas abogaban por una regeneración del país, pero nunca una vuelta a lo anterior. Sin embargo, nos hemos dedicado en seis calamitosos años a remover todo lo que de cainitas tenemos y nos han inculcado.

Los problemas de la Historia de la Guerra Civil se hubieran acabado hace treinta años, si, cuando Felipe González llegó a La Moncloa, hubiera convocado un Pacto para la restitución de la dignidad, el buen nombre y la memoria de todos cuantos murieron ignominiosamente a manos del dictador o sus secuaces. No se atrevió. Él sabrá por qué. Desde luego, Suárez llegó mucho más lejos que él y que todo el Partido Socialista. No debe achacársele su temor a un golpe de Estado. No lo hubo cuando se restauró la legalidad del PCE. Y digo más, nadie como el PSOE ha atesorado más poder, salvando las distancias con Felipe II. Ahí es nada.

Sin embargo, es ahora, cuando sus poltronas han enmohecido de tanto que las tienen sudadas, cuando lanzan, una tras otra, invectivas contra todo aquello que no les gusta, en un afán no de arreglar las cosas, sino de escapar a la abrumadora carga del desastre que han conseguido hacer del país en solo una legislatura y media. Eso es lo que hay que revisionar, porque es el presente y estamos en nuestro derecho. Los enfrentamientos que ha provocado este tonto insufrible se arreglan en tres días en una mesa que nadie rechazaría, ni nadie rechazará. Nadie en su sano juicio quiere que la memoria de nuestros muertos quede como está. Pero lo que tampoco queremos es vivir cuarenta años construyendo nuestro futuro y venga un inepto y nos lo tire porque no tiene otra cosa mejor que hacer, y a los hechos me remito.

Por no saber, no sabe ni cuando dimitir. Ya es ser zopenco. No me tengo por enemigo de la gente de izquierda. Ni me tengo por amigo de la gente de derechas. Soy uno más, que está hasta la cofa de aguantar los líos en que nos quieren meter aquellos que, en verdad, cuando se cierra la puerta, cuando se apaga la luz, ni les va ni les viene los asuntos en que nos han enredado.

Idioteces ecologistas


En primer lugar, una cosa: para el liberalismo, la ecología y el cuidado del medio ambiente no es ninguna idiotez. La idiotez es ese cúmulo de formas mediante las cuales dicen los ecologistas (fundamentalmente, los ecologistas sandía: verdes por fuera, rojos por dentro) pretender defenderlo y cuidarlo. Eso los ecologistas sandía que llevan un nivel de vida similar al de cualquier hijo de vecino. Los más adinerados, como Al Gore, además de esto, organizan cumbres de degustación de foie y esculpido de caviar como la de Copenhage, en las que se dedican a expedir toneladas y toneladas de CO2, el gas demonizado por ellos, a nuestra atmósfera.

Sin embargo, muchos tienen la idea de que los ecologistas son una especie de reserva moral de nuestros tiempos, ejemplos de lo que es el altruismo siendo su único interés la "Madre Tierra" (la Pachamama, para Evo Morales), hasta el punto de que sus postulados condicionan aspectos cotidianos de nuestra propia vida, así como la actuación de las empresas y los organismos públicos. No nos engañemos, el anticapitalismo, la idea de que el desarrollo económico que se produce mediante la aplicación del capitalismo es inmoral y no es equitativa, al enriquecer a unos pocos empobreciendo a otros (la famosa suma cero), está muy interiorizada y es bien recibido en parte importante de la opinión pública. El ecologismo (movimiento que ya Hayek relacionó con el socialismo) utiliza la excusa de la naturaleza, los verdes bosques y prados, los ríos de aguas claras y el aire limpio, para imponernos una agenda totalitaria, antimercado y confiscatoria de nuestras rentas. Supuestamente, se respalda en la ciencia, lo que le da una pátina de respetabilidad. Después, en la práctica, esa supuesta "ciencia" no son más que tópicos progresistas, pero, para tapar eso, toneladas y toneladas de propaganda y desinformación. Algo calcado al socialismo.

Sólo así se entiende que alguien, aunque no sean demasiados, preste atención a tonterías como la convocatoria de la organización WWF al mundo entero para apagar la luz durante una hora, de las 20:30 a las 21:30 horas de hoy para llamar la atención sobre el cambio climático. Convocatoria que efectúan año a año, afortunadamente, con escaso seguimiento y repercusión. Digo afortunadamente Sólo así se entiende que alguien, aunque no sean demasiados, preste atención a tonterías como la convocatoria de una serie de organizaciones neoecologistas al mundo entero para apagar la luz durante una hora, de 20:30h a 21:30h de hoy para llamar la atención sobre el cambio climático. Convocatoria que efectúan año a año, afortunadamente, con escaso seguimiento y repercusión. Digo afortunadamente y esperemos que siga la racha puesto que, como advierte la propia Red Eléctrica Española,
un hipotético éxito de la convocatoria del gran apagón a nivel mundial, secundada por multitud de asociaciones ambientalistas en España y apoyada por gobierno progre que padecemos e incluso alguna eléctrica como Unión Fenosa, podría tener graves consecuencias, como una gran interrupción del suministro eléctrico en España, debido a la brutal y repentina caída en la demanda. Además, para cuando volviera la demanda, con un repentino y espectacular aumento del consumo de electricidad, sería necesario utilizar medidas hidráulicas, al ser la forma más rápida de producir energía, con la consiguiente pérdida de agua, para evitar incidencias en el servicio. No sólo eso, además, el dispositivo que obligará al operador del sistema eléctrico a mantener las máquinas en funcionamiento provocará un aumento del consumo y, por lo tanto, un efecto contrario al buscado por los convocantes de esta idiotez. Pero eso parecen desconocerlo estos "genios" neoecologistas.

Los mismos que convocan estos apagones disparatados y nocivos para el medio ambiente son los que exigen al Gobierno de Zapatero que implante en España una economía planificada similar a la de cualquier régimen socialista, bajo el pintoresco nombre de
"Ley de Economía Realmente Sostenible". Que a Zapatero el cuerpo le pide esto, de eso no cabe la menor duda, cuestión distinta es el realismo y el consejo de alguno de sus innumerables asesores, quien, a buen seguro, le habrá advertido de que, en caso de aplicarse las medidas propuestas por esta gente, seguramente el número de parados en España no sería de 4,5 sino de 8 millones. Medidas plasmadas en un documento lleno de palabras evocadoras de la economía socialista como "planificación" (aparece seis veces), "implantar" o "planes" (otras 12), "obligatoriedad" (se emplea en dos ocasiones) o "fiscalidad" (otras seis veces). Su lenguaje es toda una declaración de intenciones: "respeto a los límites de los ecosistemas y alejar a nuestra sociedad de la obsesión por el crecimiento"; el nuevo modelo productivo español debería rechazar el "crecimiento económico como un objetivo en sí mismo"; centrar su modelo energético en la "eficiencia y en las fuentes renovables"; que "minimice la generación de residuos"; que "respete el principio de precaución"; y, "en definitiva, que garantice el respeto al medio ambiente y la equidad social". El totalitarismo de estos individuos se observa, sobre todo, en lo fiscal, proponiendo "instaurar el concepto de quien contamina paga en todos los ámbitos de la economía, integrando un sistema de fiscalidad verde que dirija los flujos de capital desde las actividades contaminantes a las menos o no contaminantes […] Todo ello con criterios impositivos progresivos y preferentemente directos", incrementando "los impuestos sobre los hidrocarburos y especialmente sobre las ventas minoristas y los medios de transporte más contaminantes", eliminando el tipo reducido para "productos claramente perjudiciales para el medio ambiente" y aplicar deducciones fiscales para fomentar la "ejecución de obras de mejora energética en el sector residencial, impulsar el uso de energías renovables, el transporte público, así como potenciar las actividades de I+D+i que promuevan el ahorro de agua, energético y una movilidad sostenible". Como vemos, para los neoecologistas, la economía del país debería estar intervenida hasta el tuétano, poniendo trabas gubernamentales y asfixiando aquellos sectores que no se amolden a sus dogmas roji-verdes, aunque arruinen y vayan al paro los trabajadores pertenecientes a los mismos. Por el contrario, los que cumplan con lo prescrito en dichos dogmas, deben ser mimados y subsidiados, a pesar de lo ruinosos que puedan ser y de la necesidad de inyectarles dinero público.

Aunque no es el único, el de Zapatero es el gobierno paradigmático e idóneo como para que los neoecologistas vean la esperanza de que su totalitaria doctrina se infiltre en la política diaria y la legislación de un país. Algunos pueden esperar llegar a tener tanta influencia como
Jeremy Rifkin, asesor del gobierno progre que padecemos, y de otros del mundo, quien sostiene que, si no nos pasamos a las energías verdes, estamos condenados a la extinción a finales de este siglo. En una entrevista concedida al diario "El Mundo", este agorero dice que "el objetivo es salvar nuestra especie y no sé si la ganaremos, pero si la perdemos, los humanos estamos condenados a la extinción al final de este siglo" asegura. Esta teoría se asienta en el consumo desorbitado de la energía básica de la Tierra, la fotosíntesis: "Estamos devorando la Tierra como monstruos" dado que "representamos el 0,5% de la biomasa pero usamos el 20% de la energía". O sea que somos unos parásitos, un gorgojo que chupa la sangre de la Madre Tierra. Muy en la línea del, premiado hace meses por la Generalitat catalana, Paul Ehrlich. Sí que es cierto que hay que reconocerle bastante honestidad, pues, al afirmar que somos el 0,5% de la biomasa pero consumimos el 20% de la energía, dice lo que otros neoecologistas no se atreven a decir claramente: que, según su sectaria doctrina, el ser humano es un bicho más de los que habitan la biosfera, ni más ni menos. Su dignidad no es superior ni su vida tiene un valor por encima de la de una almeja, un escarabajo un lagarto o un mono.
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PARA EVITAR LOS EMBARAZOS NO DESEADOS Y PRACTICAR EL SEXO SEGURO: PAJIN



Existe una clara tendencia para constituir un nuevo derecho basado en otorgar a algunos descerebrados el poder para matar. Ahí están las leyes de ampliación de la despenalización del aborto y de impunidad para algunos supuestos del suicidio asistido.

Así, en un momento dado, habrá personas que ostenten el poder para terminar con la vida de otros. Por tanto, si se acaba con la vida también se acabará con toda libertad y derecho. Esta es la aportación progresista del socialismo del siglo XXI.

Leire Pajín (otra “miembra” de Zapatero) es una de las voces más fuertes a favor de ampliar el aborto en España. ¿Porqué no exige que las leyes del aborto pueda aplicarse con efectos retroactivos para sus defensores?.

Esta “miembra socialista” apoltronada en el PSOE desde los 21 años, dice que la ley del aborto "permitirá disfrutar de la sexualidad de forma segura". A su juicio, el objetivo es "garantizar los derechos sexuales de los mujeres" (¿y los derechos de la criatura que está en el vientre de su madre?).

Son gente cruel que desprecian lo más sagrado del ser humano; canallas que priorizan los derechos del más fuerte en contra de la defensa del más débil. Miserables que se ocultan detrás de leyes que huelen a muerte renunciando así a cualquier sentimiento de culpabilidad. En este sentido, el respeto a la vida se sustituye por la fe en el partido. El derecho a la vida, genuino derecho absoluto junto al de la libertad, es reemplazado por las consignas del catecismo socialista.

Es el regreso a la barbarie de las tribus salvajes.


www.lodicecincinato.blogspot.com



viernes, 26 de marzo de 2010

Bueno para los republicanos, malo para Estados Unidos


En relación a la reforma sanitaria obamita, aprobada el domingo por la Cámara de Representantes por tres votos más de los necesarios, hay que volver a insistir en una cosa: a la mayoría de españoles y a bastante gente del resto de Europa les deja anonadados que haya quienes se opongan a la iniciativa del presidente Barack Obama, pensando que los norteamericanos son mayoritariamente personas caracterizadas por ser unos egoístas insolidarios que no se preocupan por la suerte de sus conciudadanos enfermos, dejados a su suerte sin cobertura médica estatal. Lógicamente, casi todos esos egoístas serían ultra-conservadores neoliberales y neocon, republicanos, claro, fanáticos de un capitalismo salvaje, de un darwinismo social, que deja en la cuneta a los más débiles sin abochornarse por ello. Izquierda y derecha europeas, altamente socialistas, socializantes e intervencionistas, creen, seguramente que el porcentaje de estadounidenses no asegurados se mueren irremisiblemente tirados por las calles de las mugrientas ciudades useñas, auténticas cochineras, ante la mirada impasible de sus conciudadanos más afortunados. Estos últimos, unos verdaderos inhumanos. Si son capaces de invadir Irak y cometer un auténtico "genocidio", ¿cómo no van a hacer lo anterior?, pensarán.
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Obama, a imagen y semejanza de los progres y socialistas europeos de un signo u otro, tan empeñados en salvar a los norteamericanos del poco menos que “casi genocidio” del que habla
Michael Moore en su película (o, mejor dicho, prácticamente líbelo) "Sicko", parece haber asumido sus tesis sobre que el gasto público en sanidad es inexistente (a pesar de que se desconozca si Moore, cada vez que le entra un constipado, coge un avión directo a La Habana para ser atendido por la, tan apreciada por él, sanidad pública cubana), que el sistema norteamericano está viciado por el sistema capitalista, que hay 46 millones de americanos sin seguro médico y que sólo existe sanidad pública para los pobres (Medicaid) y mayores de 65 años (Medicare). Lo cierto, es que, incluso en la época del "malvado" Bush (quien no se caracterizó, precisamente, por sus desregulaciones), Estados Unidos dedicó a la sanidad aproximadamente el 16% del PIB, más que cualquier otro entre los países desarrollados. Los ciudadanos sin seguro representan apenas el 15,6% de una población de más 300 millones de habitantes. No tener seguro médico es muy distinto a no recibir asistencia sanitaria. ¿Acaso alguien piensa que la gente sin seguro no recibe atención médica y se la deja morir en plena calle?

La realidad de las cifras indica que, salvo que el intervencionismo extremo de "Papi Estado" lo estropee convirtiéndolo en una Europa "socialdemocratizada" al otro lado del Atlántico, Estados Unidos cuenta con la mejor infraestructura hospitalaria del mundo, los últimos adelantos terapéuticos y los más eficientes equipos de tecnología médica e innovación investigadora. Y todo ello, además, en manos de los mejores profesionales de la medicina y de investigadores reconocidos y premiados por su labor en las más altas esferas de la investigación médica.

Lo que siempre se omite al hablar del 15,6% de norteamericanos no cubiertos por un seguro médico es que no todos están en una situación en la cual no pueden permitírselo económicamente, sino que, la inmensa mayoría, por su juventud o por deseo expreso, no quieren pagar a una aseguradora, ni tampoco esperan que "Papi Estado" les pague el seguro. Es parte de la mentalidad norteamericana, totalmente opuesta a la socialdemócrata europea, la que Obama quiere imponer en Estados Unidos, aumentando aún más el gasto ya existente por parte del Gobierno y cargando a la ciudadanía con más impuestos todavía. El ciudadano cada vez más dependiente de "Papi Estado". Teniendo en cuenta, asimismo esta mentalidad tan arraigada entre los estadounidenses de desconfianza hacia la pretensión de imponerles un "Papi Estado", un Gran Gobierno, se explica bastante bien el rechazo que (sorprendentemente para una mentalidad europea socializante, por supuesto), hasta ahora, encontró desde el principio el plan Obama, en sus términos iniciales, no sólo entre los legisladores norteamericanos sino también entre buena parte del ciudadano medio. Los famosos y desgraciados "americanos sin seguro médico", por tanto, lo son casi todos por propia elección, y no por carencia de medios (lo cual sería inaceptable en una sociedad civilizada). Una cuestión interesante sería preguntarse por qué, si es tan deficiente la sanidad americana, la esperanza de vida es la misma, aproximadamente, que la de cualquier país europeo. O por qué, en Hong Kong, con un sistema sanitario totalmente privado, la esperanza de vida es incluso superior.

Seguramente, como muy bien ha
señalado en alguna ocasión Charles Krauthammer, el problema a resolver sería abaratar el precio de estos seguros. Una buena forma sería eliminando impuestos innecesarios y escondidos que se cargan a la cuenta de los ciudadanos a la hora de adquirir seguros médicos y que sólo logran aumentar los precios. Igualmente, pone el dedo en la yaga sobre dos factores más que incrementan considerablemente el precio de las pólizas de salud en Estados Unidos (y que constituye, aunque no lo cite, uno de las causas del derroche de dinero en la sanidad y del déficit público del que repetidamente ha hablado Obama). El primero, las cuantiosísimas indemnizaciones que el sistema legal establece para el supuesto de negligencias médicas. Es algo totalmente lógico que cuando un profesional de la medicina debe pagar decenas de miles de dólares al año en concepto de seguro de responsabilidad civil, estos deberán pasar elevadas minutas a las aseguradoras, quienes, a su vez, las repercutirán en forma de pólizas más caras para sus asegurados. El segundo, el ingente coste encubierto de la llamada "medicina defensiva", los exámenes y las pruebas que los médicos solicitan sin ningún otro motivo que protegerse de posibles demandas judiciales. Aquí podríamos encontrar, entre otras, una buena explicación a la cuestión de por qué, si el 60% de los americanos están cubiertos por un seguro privado, el 25% por un seguro estatal y el 15% no tiene cobertura, el gasto en sanidad asciende al 16% del PIB (aproximadamente el doble que España). Los médicos transfieren la mitad de sus ingresos, lo que significa que doblan sus honorarios, a los seguros que los resarcen en los casos de las frecuentemente abusivas condenas por errores, mientras que las pingües ganancias de las que los abogados se lucran, de hasta el 50% de las indemnizaciones, son en parte donadas por sus receptores al partido demócrata para que no reforme un tan universalmente denostado sistema, que muchos ciudadanos consideran la condición previa para empezar a hablar de cambios en las sanidad con visos de mejora.

¿Cuál es el motivo por el cual Obama jamás ha hecho una mención a esto al hablar del derroche económico en la sanidad que pretende corregir mediante la socialización? ¿Fenomenales donaciones a los demócratas desde importantísimos bufetes de abogados? Más bien yo me inclinaría por una estratosférica confianza en la ilimitada capacidad progre de vender el humo como realidad. Porque hay que reconocer que es muy meritorio hacer creer que se va a poder disfrutar de una sanidad universalizada, mucho más sólida, con muchos más medios y… ¡a un precio mucho menor! Posiblemente, lo próximo será vender que Irán detendrá su programa nuclear cuando Ahmadineyad reciba en los ojos su angelical mirada.

La no aprobación en verano del plan sanitario socialista de Obama no le ha supuesto un serio obstáculo para sus propósitos. El faro del progresismo mundial ha conseguido la aprobación de un plan no tan ambicioso como lo que pretendía hacer. De hecho, los demócratas no se aseguraron los votos necesarios para aprobar la reforma hasta que el líder de un grupo de media docena congresistas antiabortistas que se oponían a la medida, Bart Stupak, anunció a media tarde que había llegado a un acuerdo de última hora con la Casa Blanca y los líderes de su partido. Stupak reclamaba garantías de que la reforma no permitiría el uso de fondos federales para la práctica de abortos.

Ninguno de los 178 congresistas republicanos votó a favor de la medida. Más de treinta demócratas se sumaron a su "no". Doce estados se plantean demandar la inconstitucionalidad de esta reforma, incluidos Pensilvania y Michigan, reconocidos bastiones demócratas. No obstante, las dotes como prestidigitador del Obamamesías, últimamente un poco de capa caída, la verdad sea dicha, lo presentarán como el "gran reformador de la sanidad americana", haciendo que no se pierda ni un ápice de su mágia como referente progresista universal, depositario de todo el bien y la bondad.

La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) señala en su último informe sobre esta materia que,
de cumplirse al pie de la letra el proyecto de Obama, la reforma sanitaria reducirá el déficit público en 143.000 millones de dólares entre 2010 y 2019. Sin embargo, la expansión pública de la cobertura médica tiene un coste de 940.000 millones de dólares, pero si se suman la extensión de las subvenciones a las recetas, el aumento de la financiación para los centros médicos comunitarios y las políticas de prevención, la factura total de la reforma ascenderá a 1,072 billones de dólares en la presente década. Según el CBO, el aumento del gasto público directo en sanidad (382.000 millones de dólares entre 2010 y 2019) se vería compensado por un incremento de los ingresos fiscales (más impuestos) de 525.000 millones. De este modo, la reforma permitirá al Gobierno reducir el déficit público en 143.000 millones hasta 2019. El problema consiste en que tales cálculos son meras previsiones basadas en promesas, cuyo cumplimiento dependerá en todo caso de la voluntad política. Así, si bien por el lado de los ingresos, Obama aumentará los impuestos a empresas (aseguradoras) y particulares (con rentas altas), además de obligar a todos los ciudadanos a contar con cobertura médica, por el lado del gasto todo dependerá de que los próximos gobiernos apliquen un ambicioso plan de austeridad, cuyo cumplimiento futuro nadie garantiza, como es lógico.

Obama no busca objetivos redentores ni salvíficos, sino ideológicos. Para él, como socialista, la posibilidad de ser libres para elegir, responsables para tomar nuestras propias decisiones y asumir nuestros errores, es algo odioso. Nuestra vida debe ser algo predeterminado por un planificador estatal. También buscaría ampliar la base social de su partido y comenzar a crear una base de ciudadanos dependientes, una clientela política.

La sanidad no es un derecho, como quieren hacernos ver estos estatistas, sino una necesidad que surge eventualmente. Alimentarse sí es una necesidad diaria y perentoria, y, sin embargo, nadie habla del "derecho a comer" o de que el Estado deba cubrir universalmente las necesidades alimenticias de toda la población. Hay mucha más gente, con la actual crisis económica, pasando hambre y debiendo vivir de la caridad ajena que desatendida en caso de enfermedad. El gasto en alimentos que debe asumir una persona a lo largo de su vida es muy superior a los médicos. Aunque la atención médica sea más costosa que la comida, su necesidad es más eventual. Y, no obstante, nadie exige que se socialice la comida ni que se creen comedores públicos para toda la población. Es más, a muchísimos, no precisamente ricos, no les gustaría que les estuvieran imponiendo día a día un menú concreto en esos imaginarios comedores públicos universales. ¿Qué decir de la vestimenta? Si no socializamos la ropa, ¿andaremos desnudos por la calle? Los verdaderos son derecho a la vida, propiedad, y libertad y buscar la felicidad. Tenemos derecho a trabajar, pero no a que nos den un empleo. Tenemos derecho a usar el dinero que obtengamos por ese trabajo en cubrir las necesidades que entendamos más urgentes. No tenemos derechos a que nos den algo porque digamos "yo no tengo dinero para pagarlo". Un médico sí tiene derecho a que le paguemos por su trabajo, igual que el dueño de la tienda de alimentación a que le paguemos por la comida que le compremos. Los derechos son derechos a hacer, no a recibir pasivamente cosas de otros. Ni a coaccionar a esos otros para que nos las den porque "yo no tengo dinero para pagarlo". Si otros me lo dan cuando yo esté en situación de necesidad será encomiable, pero voluntario (y en EEUU funciona muy comunmente este sentido de la solidaridad, existiendo una amplia red de caridad, tanto pública como privada).
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La sanidad pública no precisa su universalización, ni tampoco hay que defender su supresión. Lo que necesita son reformas. No es de recibo que, como ocurre en España, la sanidad pública financie cambios de sexo pero no cubra el dentista. O, como se pretende, los abortos y las píldoras del día después, mientras mucha gente se hacina en interminables listas de espera para una simple prueba. Y eso que, en España, hasta ahora, gracias a una cierta homogeneidad de la población (que estamos perdiendo), a que somos un país de 45 millones de habitantes y a que todos contribuimos en parte no ha funcionado mal del todo. Pero en un país de más de 300 millones de habitantes este expansionismo estatal es la ruina del propio Estado. No es una cuestión de "derecho" sino de competencia para cubrir una necesidad. No está mal que parte de nuestros impuestos se dediquen a financiar unos servicios sanitarios públicos que se oferten en concurrencia con los privados para aquellas personas sin recursos para acudir a estos últimos. Limitándose la posibilidad de acudir a los mismos en unos determinados niveles de renta. Este caso sí seria una obligación del Estado, el emplear un porcentaje del dinero que ponemos a su disposición en ofertar una serie de servicios sanitarios a quien necesite cubrir una serie de necesidades de este tipo y no pueda costearse uno privado de razonable calidad. Los impuestos a pagar por todos, para financiar este servicio público, serían muy inferiores a la carga fiscal que soportamos. Y los beneficiarios disfrutarían de un servicio público mucho más eficiente y totalmente alejado del torpe elefante burocrático que soportamos. Hay que reiterar que el enorme encarecimiento del servicio sanitario, público y privado, en EEUU tiene unas razones muy concretas, las expuestas párrafos más arriba.

Ahora bien, lo de Obama es un verdadero desastre. El plan obamita obliga a los estados y a la gente a contratar un seguro médico contra su voluntad. Este seguro está, en palabras de Alberto Acereda, "estipulado bajo las regulaciones federales de Washington y controlado por el Servicio de Impuestos Internos (IRS)... como si éste supiera algo de medicina". Estos obligados a contratar un seguro serán subsidiados para ello, suscribiendo un seguro de una calidad ínfima, peor, a buen seguro, que el Medicare y el Medicaid. Para financiar este seguro, aumento brutal de impuestos, más paro y la pérdida del seguro médico de calidad, que la mayoría de americanos tienen a través de su contrato de trabajo... pasando a estos mediocres seguros subsidiados cuando se vean en el desempleo. Y más impuestos para financiar estos nuevos seguros obligatorios que deban contratar los desempleados. ¿Es o no es todo un "genio" el Obamamesías? La reforma deteriorará la economía norteamericana con más impuestos y peores servicios médicos, socializando un asunto individual que nunca estuvo en manos del Gobierno. No puede ser más inconstitucional ni contraria a la libertad. La izquierda ha llegado a la Casa Blanca.

Malo para Estados Unidos, aunque beneficie a los republicanos, quienes deberán oponerse firmemente a esto. El primer paso debe ser noviembre y que los demócratas pierdan la mayoría en las dos cámaras. El segundo 2012 y las presidenciales, arrebatarles la Casa Blanca, recuperando los valores conservadores y renunciando a esa especie de nadar entre dos aguas pseudo-marianista que envolvió a McCainn en 2008. Obama no se lo puede poner más fácil.


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jueves, 25 de marzo de 2010

Mire usted quién fue a hablar…

 

mayororeja300 Dice Zapatero que Oreja dice disparates. No vea usted, Don José Luis, lo bien que se queda el cuerpo cuando uno saca para afuera de los pulmones lo que le quema por dentro. Pese a que a usted le moleste que en este país, la gente tenga, todavía agallas para decir lo que piensa y lo que es peor para usted, que tenga muchos visos de ser verdad. La transparencia de usted y su gobierno no son, ni de lejos, moneda de cambio en este país.

Disparates. ¡Pues no va el tío y dice que el otro dice disparates! Disparates:

    1. ¿Lo del pleno empleo fue un disparate?
    2. ¿Lo de los 400 euros fue un disparate?
    3. ¿Lo del cheque bebé fue un disparate?
    4. ¿Lo de la desaceleración fue un disparate?
    5. ¿Lo de los brotes verdes fue un disparate?
    6. ¿Las exclusivas de sumarios judiciales bajo judice fue un disparate?
    7. ¿Su apuesta por el Estatut fue un disparate?
    8. ¿Lo de la negociación con ETA fue un disparate?
    9. ¿Lo de la T-4 fue un disparate?
    10. ¿Lo del infanticidio de la Ley del Aborto fue un disparate?
    11. ¿Lo de la economía “sostenible” fue un disparate?
    12. ¿La desintegración del poder judicial y puesta a su disposición fue un disparate?
    13. ¿La investigación sectaria y cerrada de golpe sobre el 11-M fue un disparate?
    14. ¿Intentar decirles a los de la UE lo que tenían que hacer fue un disparate?
    15. ¿La conjunción planetaria fue un disparate?
    16. ¿El déficit es un disparate?
    17. ¿Los 4,5 millones de parados fue un disparate?
    18. ¿Los apoyos a todas las dictaduras que en el mundo quedan fue un disparate?
    19. ¿La Alianza de Civilizaciones fue un disparate?
    20. ¿Lo de subir el IVA, antes fascista y ahora progre, fue un disparate?

Vamos a dejarlo ahí, porque usted y su gobierno no solo se han granjeado la antipatía y enemistad de los ciudadanos, sino que éstos dicen, conscientemente y cabalmente, que ustedes mienten más que hablan. De ello se infiere que quien hizo posible lo que hizo, pueda volver a hacerlo. ¿De qué tiene usted miedo? ¿De la opinión libre de uno que fue Ministro del Interior? ¿O de lo que pueda salir de debajo del que usted tiene ahora? Porque sostener a quien mintió sobre todos los aspectos posibles del Caso Gal, no es precisamente alguien de quien no se pueda decir que es un auténtico escándalo que siga donde está. Cuanto mejor parece, más recónditos son sus pensamientos y actos. No me sorprenden en nada las capturas realizadas “por él”. Ya sabe usted lo que busca, que es lo mismo que busca usted. Medrar y mantenerse. Pero con el terrorismo no puede haber medias tintas, ni acuerdos tácitos, ni mantenimiento del status quo, que es precisamente lo que existe ahora, aunque ustedes lo envuelvan en papel de seda.

Llevan demasiado tiempo al cargo y no han podido, o no han querido acabar con la banda. Por algo será. Y dice Mayor que es porque ustedes y ellos son aliados potenciales. No me diga que no me va a dejar ni pensarlo. Porque aunque me lo prohibiera usted, lo seguiría pensando. Justamente está usted ahí para que yo deje de pensarlo. Espero que lo logre; pero con luz y taquígrafos. Mientras tanto, le emplazo a ver las listas de las próximas elecciones. A ver si Mayor tenía o no tenía razón. Viejos perros con collares nuevos. ¿A quiénes pretendéis engañar?

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Negociación 2.0?

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Gran revuelo han generado las declaraciones de Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del PP, ratificadas hoy, en el sentido de que "hay comunicados que confirman la existencia de una segunda parte de un proyecto de resolución de conflictos" entre el Gobierno y ETA, una segunda negociación en marcha. Blanco, ministro de Fomento, las ha calificado de "miserables" e "irresponsables", mientras que el inefable socialista Tomás Gómez ha amenazado a Mayor Oreja con una querella.
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En el PP, por su parte, Rajoy ha reiterado su apoyo al gobierno progre que padecemos, mientras que Cospedal ha desautorizado expresamente a su eurodiputado, nada que deba extrañar, teniendo en cuenta que los populares parecen haberse tragado el supuesto viraje de Zapatero en esta cuestión. El caso es que Rajoy ya conocía la opinión de Mayor Oreja, puesto que hasta en tres reuniones del Comité de Dirección del PP, el ex ministro le había planteado su certeza de que el Ejecutivo se había vuelto a sentar con los terroristas etarras para abrir un nuevo marco negociador. A esto se sumaban las informaciones que le llegaban desde el País Vasco, que apuntaban a contactos entre dirigentes del PSE, y en especial de su presidente Jesús Eguiguren, con dirigentes de Batasuna-ETA.
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Supuesto viraje el de Zapatero puesto que, a pesar de la imagen de acoso continuo a ETA que se proyecta y de las detenciones (también se produjeron éstas durante la tregua anterior) el Gobierno nunca ha derogado la aquella lamentable resolución parlamentaria aprobada poco antes del comunicado de alto el fuego que permitía formalmente al Ejecutivo negociar con la organización terrorista un eufemístico "final dialogado de la violencia" (¿para qué continua vigente si se supone que ya no se va a volver a negociar?), ni el presidente del gobierno progre que padecemos se ha retractado nunca de sus declaraciones mostrándose a favor de "un nuevo marco jurídico-político en el Pais Vasco, donde todo tendrá cabida tenga el alcance que tenga y en el que se respetará las decisiones que los vascos adopten libremente", ni Rubalcaba parece pensar que hay una voluntad irrevocable y definitiva de lucha contra ETA sino una "fase de confrontación" (que se alternaría con fases de "distensión", se supone), ni se les ha pasado por la cabeza aplicar la Ley de Partidos para la disolución los ayuntamientos que aun gobiernan los representantes políticos pro-etarras, quienes están ahí gracias a la vista gorda que estuvieron haciendo durante meses.

Suficiente como para que tengan bastante más credibilidad las palabras de Mayor Oreja que los aspavientos socialistas.


Mayor Oreja o el deber de desconfiar. EDITORIAL en Libertad Digital

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lunes, 22 de marzo de 2010

El Corrupsoe o Luís Roldán

Luis Roldán, ex director de la Guardia Civil, ya es un hombre libre. Quien fuera paradigma de la corrupción en la España de los años 90 ha cumplido 15 años de prisión, los últimos cinco acudiendo solo a dormir, condenado por embolsarse de las arcas públicas 10 millones de euros, de los cuales aún no se tiene conocimiento de su paradero.


En la historia de Luís Roldán se entremezclan multitud de actores, cada uno de ellos con diferente responsabilidad pero manteniendo un denominador común a todos:” Los Fondos Reservados” .Ya desde la época en la que el subcomisario José Amedo y el inspector Michel Domínguez “quemaban” su Visa oro en el casino de San Sebastián, se tenía la sospecha que el dinero destinado para fondos reservados del Ministerio de Interior no se estaba utilizando correctamente.
Fue gracias a las informaciones aparecidas en el diario El Mundo, a finales de 1993 y principios de 1994, cuando este periódico acusó directamente a un importante cargo de dicho departamento, nada menos que el Director General de la Guardia Civil, de multiplicar de forma escandalosa su patrimonio. “Roldán y otros mandos de Interior cobraban un sobresueldo a costa de los fondos reservados” así titulaba el periódico dirigido por Pedro J. Ramírez el 9 de marzo de 1994, ampliando dicha acusación dos días más tarde:”Al menos 28 altos cargos de Interior recibieron dinero de los fondos reservados”. Dicha información produjo un terremoto político y un sobresalto más a una sociedad que veía con incredulidad como, de forma casi diaria, se descubrían nuevos casos de corrupción desde altos cargos del gobierno socialista presidido por Felipe González...

domingo, 21 de marzo de 2010

Entrevista con James Nava

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Tal y como adelanté hace varias semanas, hoy vamos a contar con una intervención de enorme interés, la de James Nava Rueda, asesor militar y de inteligencia en Estados Unidos (y, no obstante lo anterior, persona sumamente accesible), quien aceptó en su día responder a una serie de preguntas formuladas por mí, relacionadas con la política interior y exterior norteamericana.


Pregunta: En primer lugar, James, muchas gracias por aceptar esta entrevista. Es un placer para mí y espero que los lectores la encuentren interesante. Empezando con cuestiones relacionadas con la política interna norteamericana y mirando un poco hacia atrás, la presidencia de George W. Bush, con la cual soy crítico en algunos matices como el excesivo intervencionismo económico y el agrandamiento del tamaño del Estado, ya va quedando un poco lejos, pero no me puedo resistir a pedirte un balance general de sus ocho años.

Respuesta: Lo primero, gracias por la oportunidad de compartir este tiempo contigo y los lectores del blog.

Mi balance de su presidencia es, en general, positivo. Es evidente que hay aspectos como los que mencionas, y algunos otros, con los que también soy crítico, pero debemos tener en cuenta las circunstancias muy complicadas en las que se produjeron. La perspectiva del tiempo nos demuestra que esa excesiva intervención gubernamental, que efectivamente se produjo, fue limitada. La presidencia Obama nos está demostrando lo que es una intervención masiva y continuada, lejos de lo que era la intención de W.


Considero que la presidencia Bush tuvo buenos aciertos en algunos aspectos de la reorganización de la Seguridad Nacional, la Inteligencia, y la Defensa. Tal vez pudo haber gestionado mejor la crisis financiera, pero sus medidas evitaron males mayores, una debacle financiera, y posiblemente otra Gran Depresión. Sus reformas educativas también son destacables y el fortalecimiento de la industria militar y las Fuerzas Armadas muy sobresaliente. El precio mayor se pagó en imagen pública de Estados Unidos, que sufrió una fuerte erosión como consecuencia de medidas impopulares, la guerra, y la campaña brutal de descrédito de los medios en su contra. También fueron muy destacables y positivas sus políticas de reducción de impuestos, el Plan Colombia, la promoción de la reducción de tarifas y el libre comercio internacional, que se materializó en varios acuerdos, la ampliación de la cobertura sanitaria (algo poco divulgado, pero que es una realidad), la renovación del sector energético (con Bush se inició el camino hacia las renovales y más centrales nucleares seguras), algunas medidas de carácter medioambiental, como la creación de la mayor área marítima protegida del mundo, alrededor de las islas estadounidenses en el Pacífico, una zona de más de 500.000 Km2 de valiosísima vida natural, en donde encontramos la Fosa de las Marianas, acuerdos de protección de bosques de gran valor con países africanos, etc, etc. Hubo luces y sombras a lo largo de los ocho años, algo lógico, pero sus aciertos (que los tuvo y muchos) han sido obviados o tergiversados por unos medios mayoritariamente ignorantes y manipuladores a carta cabal, así como por críticos de distinto signo que se han subido al carro porque les beneficiaba de alguna manera.

P: Y, ¿sería comparable en importancia a la de Ronald Reagan, a pesar de haber una distancia de dos décadas entre las dos? Quiero decir, ¿se han defendido los valores liberal-conservadores en la misma medida que entonces? Yo, por mi parte, pienso que Reagan no hubo más que uno.

R: La presidencia de Reagan fue excepcional en muchos aspectos y, efectivamente, se defendieron muy bien los valores liberal-conservadores. Aunque no conviene exagerar las cosas, también incurrió en enormes déficits públicos, y no por eso se le considera que dejara sus convicciones al margen. Tanto en su caso, como en el de George W. Bush, se explica por determinadas circunstancias (la Guerra Fría y el 11/S). Lo importante es que ambos son conservadores genuinos.

Creo que ambas presidencias han sido muy importantes, en momentos decisivos de la historia, con decisiones que han afectado al país de forma profunda y duradera.

Algo que debemos tener en cuenta, y que la gente no suele ser consciente de ello, es que un presidente estadounidense, además de defender sus convicciones ideológicas, debe gobernar para todos y adaptarse a las circunstancias. Y debe hacerlo con sentido presidencial. Esto sólo se entiende perfectamente cuando ya estás en la Casa Blanca.

Con Ronald Reagan tuvimos además de un magnífico presidente con un encanto especial, un grandísimo comunicador con una gran capacidad intelectual y oratoria, y en eso sigue llevando ventaja a George W. Bush y a cualquier otro presidente de las últimas décadas.


P: Como liberal, entiendo que la misión del Estado es defender a sus ciudadanos de las agresiones de terceros contra su vida, su libertad y su propiedad. En este sentido, creo que, al menos, Bush sí cumplió con esto, manteniendo su país a salvo de nuevos atentados terroristas durante siete años. ¿Compartes esta opinión?

R: Sí, por supuesto. Diría aún más, que teniendo en cuenta que en sus años de presidencia ése era el objetivo principal, mantuvo a los Estados Unidos seguros y a salvo de los muchos ataques terroristas que se intentaron, y puso al país en la senda de la victoria en dos guerras muy complejas y en escenarios diferentes. Algo que no sucedía desde la Segunda Guerra Mundial. En ese sentido, y como un presidente en tiempos de guerra, Bush hizo un extraordinario trabajo en condiciones muy difíciles. La Historia lo demostrará y le concederá el lugar que le corresponde, como ya se está viendo.

P: Mucha gente en España considera que Bush era una especie de "vaquero que nos llevaba a la III Guerra Mundial" (esto es verídico). Estereotipos que existan en España sobre los EEUU aparte, ¿crees que hay motivos para pensar que el mundo es más seguro ahora con la Presidencia de Obama en Estados Unidos que durante la de Bush?

R: Para empezar, no hay nada de malo en ser un vaquero (cowboy), ese prejuicio hacia la cultura Western me parece de gente bastante ignorante e intolerante en el fondo. De gente que sólo usa clichés, tópicos, y prepotencia hacia esta cultura, que en realidad desconocen.

En cuanto a la III Guerra Mundial, si acaso son otros (yihadistas, iraníes, etc), los que ponen interés en conducir a ella. Le aseguro que Bush estaba, y está, muy a gusto en su rancho vaquero de Texas, disfrutando de la cultura Western sin necesidad de emprender guerras impopulares. Él sólo demostró enorme coraje poniéndose al frente de las contiendas y no desfalleciendo ni un solo día. Él sí fue el Comandante en Jefe que un soldado espera tener.

Había mucha manipulación y desinformación contra Bush, era popular estar en contra (también contra Reagan en su tiempo, si lo recuerda), pero era una postura profundamente demagógica, manipuladora, con tintes de prejuicio ideológico hacia el conservadurismo, y bastantes dosis de desinformación. La gente debería recordar que fue Al Qaeda quien declaró la guerra y Saddam Hussein un dictador sangriento que apoyaba el terrorismo internacional, quien incumplía las sanciones de la ONU y quien buscaba activamente el desarrollo de programas de armas de destrucción masiva.

Bush hizo el mundo más seguro quitando a los Talibán y a Saddam del poder.

Desde luego yo no diría que el mundo es más seguro ahora con Obama que con Bush. De hecho, bastantes riesgos en diferentes teatros de operaciones se han acentuado.

P: En relación a lo anterior, tú, que eres de origen español, ¿ves un poco sesgada o tergiversada la imagen que se tiene de los republicanos en España? Porque aquí, incluso dentro del PP, sólo José María Aznar y Esperanza Aguirre han mostrado claramente sus simpatías por la derecha estadounidense.

R: Un poco no, la verdad, muchísimo. Ha sido tal la campaña de desinformación y propaganda desde la izquierda socialista durante años, que mucha gente tiene una idea completamente equivocada o sesgada del liberal-conservadurismo y de los Republicanos. Incluso son muchos los que lo son sin saberlo o los que ignoran los logros obtenidos históricamente por esta corriente ideológica.

En mi opinión, una gran mayoría de los conservadores españoles (PP, CDS…) no han sabido defender y explicar este pensamiento con eficacia. Como dirían en España, se han dejado comer la merienda por los socialistas. Y, como sucede en el fútbol (que tanto adoran allí), los fallos se pagan caros. En este caso, en derrotas electorales.


P: Y, pasando ya a la presidencia de Obama, ¿qué opinión te merece este primer año? ¿Está justificada la caída de popularidad que ha sufrido en sólo 12 meses? ¿Ha influido en esto su plan de reforma sanitaria?

R: Ha sido un año muy intenso, con un balance muy irregular, con muchas equivocaciones, algunos aciertos, y marcado por una reforma sanitaria que era objetivo prioritario de Obama, pero que ha chocado contra los deseos de gran parte de la población y le ha pasado factura política con un desgaste brutal y una caída de popularidad enorme. Pero sobre todo diría que ha influido en esto las excesivas medidas intervencionistas del gobierno en materia económica, que no gustan nada en Estados Unidos.


P: ¿Se podría considerar apaciguadora la postura de Obama hacia aquellas amenazas no sólo para los Estados Unidos sino para la libertad en el mundo?

R:
En algunos casos, como Irán, Venezuela, o Corea el Norte, ha sido claramente apaciguadora, y con efectos peligrosos. Ahora estamos viendo un cambio de política, pero no lo suficientemente rápido ni contundente. Desde luego tampoco es una postura que haga frente con valentía a los Chávez y otros elementos pintorescos que pueblan el planeta, y que dan cuenta de la enorme biodiversidad que tenemos (esto dicho con ironía, como podrá comprender).

P: ¿Es posible ganar la guerra contra el terrorismo en Afganistán? ¿Hasta qué punto ves cerca a Irak de recuperar la normalidad?

R: Sí, por supuesto que es posible. De hecho se derrotó a los Talibán y se expulsó a Al Qaeda de sus bases; se ha ganado al terrorismo en amplias zonas del país y por largos períodos de tiempo. Queda exterminar todo reducto de terrorismo o resistencia Talibán y estabilizar el país. Tareas nada fáciles, pero que son perfectamente posibles si hay compromiso y voluntad.

En el caso de Iraq, veo cada vez más cerca que recupere la normalidad, aunque aún llevará tiempo y veremos ataques terroristas aislados. Todo proceso como el que hay allí en marcha lleva años, pero están en el buen camino, como hemos comprobado recientemente con las elecciones democráticas que han tenido lugar. Algo impensable antes de la intervención militar norteamericana y que, mire usted por dónde, reivindican con enorme fuerza a George W. Bush, ese cowboy tejano cabezota que un día se empeñó en que hubiera democracia en Iraq. Un éxito histórico.

P: ¿Se está haciendo lo correcto frente al desafío nuclear iraní?

R: Se está haciendo lo que se puede en un contexto lleno de riesgos potenciales; algunas cosas son correctas, como el apoyo a los demócratas iraníes, pero considero que habría que endurecer la postura norteamericana y tomar más decisiones valientes en este tema. Millones de iraníes esperan de Estados Unidos que defienda la libertad más activamente. Tampoco podemos esperar mucho más a que el régimen iraní culmine su rearme nuclear antes de actuar.

P: Una cuestión sobre la cual quería preguntarte afecta directamente a España: el cierre de Guantánamo. Aquí vamos a tener a cinco presos contra los que, al pasar a ser prisioneros de guerra a presos comunes, no hay cargos por terrorismo al no haber sido capturados mientras preparaban o cometían atentados. El primero, en concreto, Walid Ibrahim Abu Hijazi ya ha llegado y es alguien de quien se sabe que ha recibido entrenamiento yihadista. Tanto él como los otros me inquietan profundamente. ¿Es un sentimiento compartido por ti?

R: Completamente. Allá cada cual con quién lleva a su casa o país, pero hay elementos que están mejor en Guantánamo, al menos mientras no haya otra prisión de alta seguridad disponible. No comparto los politiqueos de Zapatero con Obama para congraciarse con él y la Administración Demócrata. No comparto que presos de Guantánamo vayan a España, se me ocurren mejores sitios a los que enviarles. Y no comparto nada de lo que tenga que ver con ese incompetente de Zapatero, incapaz de sacar a España de la crisis como es su obligación como presidente.

P: Me consta que no compartes la doctrina de Obama sobre el nuevo carácter de los presos de Guantánamo, es decir, presos comunes que deben ser juzgados por tribunales civiles, ¿por qué motivo?

R: Es simple, porque son “combatientes enemigos”, en todo caso prisioneros de guerra, pero no delincuentes comunes. Nunca he visto a un delincuente común que se entrene para matar, que se fanatice en el estudio del Islam hasta el punto de justificar el terrorismo, o que sea un riesgo evidente para la seguridad nacional. Estamos en una guerra, no confundamos los términos y tratemos a los combatientes como otra cosa. No creo que los derechos constitucionales estadounidenses deban otorgar ventajas no razonables a los terroristas.

No obstante, en este tema debo puntualizar que la postura del presidente Obama podría cambiar en las próximas semanas y permitir finalmente los juicios en cortes militares a los principales acusados de terrorismo, como preveía la Administración Bush. Soy de los que prefiere convencer al presidente de la necesidad de replantearse ciertas decisiones antes que criticar a tumba abierta y no conseguir nada. Convencer es mejor que limitarse a criticar. Así que confío que Obama escuche a los asesores que estamos pidiendo llevar los juicios a la justicia militar.


P: Hablando un poco sobre cuestiones internas, ¿qué perspectivas se abren en noviembre para los republicanos, tras los últimos resultados electorales?

R: Muy buenas, el sistema norteamericano tiende al equilibrio bipartito, y creo que tras este año y tres meses de Administración Obama, veremos un resurgir importante de los Republicanos y de las políticas conservadoras. Ya lo estamos viendo.

P: Es un poco pronto para hacer apuestas sobre posibles candidatos a la presidencia pero ¿ves especialmente bien colocado a alguien dentro del Partido Republicano? ¿Hay serias esperanzas de que los republicanos recuperen la Casa Blanca en 2012?

R: Hay esperanzas fundadas, sobre todo si el presidente Obama no corrige sus políticas más extremas ni hace cambios sustanciales. O si la economía sigue en crisis. Hay varios candidatos con grandes posibilidades: Mitt Romney, John Thune, Sarah Palin, Mitch Daniels, Jon Huntsman, Rick Perry, Jeb Bush…Ellos estarán ahí, en la carrera.

Pero aún queda mucho tiempo hasta 2012 y con seguridad se van a perfilar nuevos líderes que ahora no conoce apenas la gente, al menos de forma masiva, pero que se convertirán en front-runners en la carrera electoral. Pero permítame que no le desvele sus nombres, eso podría quemarlos antes de tiempo.


P: Recientemente he escuchado a Alberto Acereda decir, en una entrevista radiofónica, que Sarah Palin es "una amenaza existencial para la izquierda norteamericana y para el propio Obama". ¿Hasta qué punto es así? ¿La ves como una posible candidata en un futuro?

R: Es una amenaza real porque defiende convicciones de forma firme, sincera, y conecta con la ciudadanía. Como presidenta, Palin impulsaría una agenda netamente conservadora que mandaría a la izquierda a hibernar por un largo período de tiempo. A Sarah la veo en la pelea porque ella tiene un valor tremendo y un potencial de crecimiento político enorme. Ser candidata son palabras mayores y eso hay que ganárselo, la lucha será complicada, pero podría serlo perfectamente si hace una buena campaña. Considero que Palin sorprendería a todos, a admiradores y detractores acérrimos. Sería una magnífica presidenta. Pero no podemos limitarnos a un nombre y un candidato, el Partido Republicano es grande y hay otros buenos valores que podrían alcanzar la presidencia y dar al país lo que necesita. Para saber quién es ese candidato ideal (o candidata) necesitamos esa carrera electoral en 2012, porque es ahí donde se demuestra la valía, el proyecto, las propuestas…Todo lo que hay que demostrar para ser presidente de Estados Unidos.

P: Una pequeña cuestión. Creo que, como yo, eres partidario del derecho de autodefensa, de la libertad de armas, ¿estoy en lo cierto?

R: Sí, lo soy, es uno de los derechos más genuinos de los norteamericanos, uno de los que mejor defiende la plena libertad del ser humano. Un ciudadano armado es garantía de libertad y la libertad de armas de una autodefensa eficaz y una sociedad que puede defenderse a sí misma.

P: Y, ¿en relación a la hipotética legalización de las drogas? ¿Todas, alguna o ninguna?

R: De entrada, y como convicción personal, ninguna. Pero en las sociedades actuales creo que se podría contemplar el uso restringido y médico de algunas de ellas.


P: Cambiando un poco y para acabar hablando un poco de tu última novela, "Lobo Gris" (reconociendo que no ha leído todavía ninguna), ¿cómo nos la recomendarías?, ¿qué encontraremos en ella?

R: Lo primero, te recomendaría que la leyeras porque te va a sorprender por todas partes y va a hacer que recuperes el gusto por leer. Es una novela que combina tantos elementos, como el thriller de acción, la aventura, el ecologismo, la política, el romance, o el misterio, que será difícil que no encuentres algo que no te guste o te motive para continuar leyendo.

El lector se va a encontrar con una novela que podrá leer hoy y también dentro de un año o diez, una novela bien trabajada y documentada, escrita con pasión y con mensajes interesantes para el lector.

P: ¿Es necesario conocer un poco los entresijos de la política y la inteligencia estadounidenses o eso no es obstáculo para pasar buenos ratos con la novela?

R: No es necesario, se puede aprender mucho leyendo y pasar muy buenos ratos. Muchos lectores me comentan que la han leído dos veces o más, así que en ese sentido debe gustar.

P: ¿Por qué el título? ¿Por qué "Lobo Gris"?

R: El argumento nos acerca al mundo de los lobos grises en las Montañas Rocosas, ellos son los protagonistas del espíritu de la novela. En concreto, uno de los lobos se alza como figura principal. También refleja el espíritu del agente de la CIA, ese lobo gris que lleva en su personalidad.

P: ¿Nos harías alguna recomendación sobre otros libros acerca de temas militares y de inteligencia norteamericana?

R: Cualquier título de autores estadounidenses nos va a aportar opiniones interesantes, datos, información, etc. Mi consejo es que lean libros desde todas las perspectivas ideológicas, de manera que cada uno se haga una idea propia, aprendiendo a pensar por sí mismos.

Le recomendaría los manuales e informes de la CIA y de la DIA, por interesantes, pero no va a tener acceso a ellos, así que olvide el tema.

P: Una pequeña curiosidad, ¿has leído alguna novela de Tom Clancy? Yo las veo, quizás, un poco fantasiosas, aunque es cierto que al final de "Deuda de Honor" casi pronosticó el 11-S.

R: Sí, he leído bastantes. Creo que se toma abundantes licencias literarias, pero no son tan fantasiosas. La mayoría son muy realistas. Su dominio de la tecnología y la estrategia militar son incuestionables. Aparte de eso, una novela ante todo debe entretener al lector. Eso, Tom Clancy, lo consigue.

P: ¿Algún nuevo libro en mente?

R: Sí, un par de novelas en preparación para ser publicadas, un ensayo que saldrá posiblemente en Estados Unidos, y otra novela en la que ya estoy trabajando.

Para finalizar, muchas gracias por dedicar parte de tu tiempo a esta entrevista, ha sido un placer y espero que los lectores la disfruten.

Gracias por esta oportunidad de compartir con los lectores algunas de mis ideas y proyectos. También ha sido un placer para mí.

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Pues sí, efectivamente, no hay nada malo en ser un vaquero. Esta muy bien, si se viaja a los EEUU, visitar Nueva York o Los Ángeles, pero tampoco está de más pasarse por estados como Tejas o Arizona para hacernos una idea de lo que es este país. Allí encontraremos una idiosincrasia bastante cercana a los principios sobre los que se fundaron los USA, amantes de la libertad, convencidos del valor de la responsabilidad individual, recelosos y vigilantes hacia las tentaciones expansionistas del Gran Gobierno.


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Una Gloriosa Revolución

No fue la Revolución Francesa la gran revolución liberal europea, en absoluto, pese a numerosísimos tópicos existentes motivados por el desconocimiento de la historia. Contemporáneos de este acontecimiento histórico como Edmund Burke, parlamentario whig británico-irlandés, contemplaron con sumo horror la sucesión de hechos que se produjeron en Francia. Alexis de Tocqueville llegó a afirmar que "en el Antiguo Régimen reinaba más libertad que en nuestros días". Fue un proceso violento, sangriento por momentos, en el cual se intentó hacer tabla rasa con todas las cosas que olieran a pertenecientes al Antiguo Régimen, fueran buenas o malas (y Francia era, precisamente, en 1789, antes de la revolución, una de las naciones más poderosas del mundo) y edificar sobre ese solar una nueva sociedad. ¿Nos suena eso a algo?

Los grandes totalitarismos del siglo XX aprendieron mucho de la Revolución Francesa y rescataron sabiamente para sus intereses lo peor de lo peor de la misma: "un comité central llegaría a asumir todos los poderes, se crearon tribunales revolucionarios políticos, se instauró un control absoluto sobre la población mediante unos comités municipales de vigilancia asistidos por guardias de secciones repartidos por todo el país, se suspendieron todo tipo de garantías procesales, se cometieron crímenes de Estado, se aprobó una ley de sospechosos para perseguir a los ideológicamente contrarios a la revolución que permitió asesinar legalmente a millares de personas con la "igualitaria" guillotina, llevar a cabo encarcelamientos preventivos masivos y deportaciones a ultramar. Se perpetró también un genocidio ("populicidio" lo llamarían entonces) en la región de La Vendée aún negado hoy por muchos historiadores" (Francisco Moreno, "Los inventos del "absolutismo asambleario" durante la Revolución francesa", liberalismo.org).

No es de extrañar que muchos totalitarios actuales sientan verdadera fruición por la Revolución Francesa e, incluso, por la época del imperio napoleónico, afirmando que la invasión de España por las tropas de Bonaparte y la colocación de un rey títere fue obra de "gentes ilustradas, liberales en el sentido más noble de la palabra, partidarios de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad, seguidores de la Revolución francesa y deseosos de que España dejara de estar sometida a reyes absolutistas, a tiranos y a gobernantes indignos". Mientras, el alzamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808 contra el invasor francés habría sido "patrioterismo de “campana y de cañón”" propio del "populacho de la época y de la nobleza más reaccionaria". Guste o no guste a estos "afrancesados", por suerte, aquel día demostramos a Napoleón cómo somos los españoles y comenzamos a evitar, como, finalmente, conseguimos, que toda la basura que se nos intentaba imponer desde Francia penetrara en nuestro país. Lástima, después, lo de aquel rey felón llamado Fernando VII, que traicionó el sacrificio y el esfuerzo de su propio pueblo.

Pero bien, ya me he ido demasiado por las ramas. En resumen, la Revolución Francesa no debe ser referente para nadie que ame la libertad (salvo para algún "liberal" despistado). Los revolucionarios galos solo sustituyeron el poder absoluto del monarca por el del Estado. No limitaron el poder ampliando la libertad del individuo (quien pasó de una servidumbre a otra), sino que lo único que hicieron fue cambiarlo de manos.

Gran diferencia con los revolucionarios americanos. Estos siempre recelaron del poder e intentaron desde el principio limitarlo. Realmente, lo de Norteamérica a finales del siglo XVIII no fue una revolución propiamente dicha. Fue una guerra. Una guerra justa, por otro lado, para restaurar unos valores ingleses. Unos valores que la propia Inglaterra había traicionado.

Los valores de la conocida como Gloriosa Revolución de 1688. Aquella que, de verdad, puso fin, por primera vez y de manera definitiva, en un país europeo al absolutismo y al poder arbitrario del monarca, obligándole a respetar la separación de poderes. Tras ella, en Inglaterra comenzó a funcionar el parlamentarismo, asegurándose la participación de los súbditos en el gobierno del Estado a través del Parlamento. Fue el triunfo de las ideas de John Locke, el padre del liberalismo, proscritas hasta entonces.

Para Locke existían una serie de derechos que pertenecen a los individuos desde antes de la creación de gobierno alguno: la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad.

La limitación del poder político era vista por él como una garantía de la libertad individual. Así lo expone Locke en el "Primer Tratado sobre el Gobierno Civil", en el que destruye la teoría del derecho divino de los reyes, así como en el Segundo, donde propone la restricción de las llamadas prerrogativas del rey, precisamente, tomando conciencia de la naturaleza humana de los monarca: "Por tanto es evidente que la monarquía absoluta, que para algunos hombres es considerada como el único gobierno en el mundo, es de hecho inconsistente con la sociedad civil. Pero yo deseo que éstos que hacen estas objeciones recuerden que los monarcas son sólo hombres. Es como si los hombres al abandonar el estado de naturaleza, acordaran que todos ellos excepto uno deban estar bajo la restricción de la ley; pero que él debería retener toda la libertad del estado de naturaleza, aumentada con poder y hacerse licenciosa por impunidad. Esto es pensar que los hombres serían tan tontos que se cuidarían de evitar los daños que le puedan hacer los gatos y los zorros, pero estarían contentos y aun pensarían que es seguro el ser devorado por leones". Locke se anticipó a Montesquieu, quien a la postre es más conocido que el propio Locke por su defensa de este principio, al hablar de la separación de poderes y en la idea del sostenimiento de la autoridad del Estado en los principios de soberanía popular y legalidad.

Resumiendo un poco cómo se llegó a la revolución, en Inglaterra, a principios del siglo XVII, los burgueses, dedicados al comercio y a la producción de mercaderías, y la "gentry", nobles dedicados al comercio, cada vez prosperaban más rápidamente, mientras la nobleza más tradicional veía menguar su posición frente a estos debido a que su única fuente de riqueza la propiedad de tierras. La monarquía intentó revertir esta situación poniendo límites al desarrollo de las actividades económicas de los burgueses, creando nuevos impuestos y aumentando los ya existentes, así como desplegando un agresivo intervencionismo económico, participando directamente en algunas de las actividades industriales y comerciales, con el resultado que, no podía ser de otra forma, tenía que producirse: aumento de precios, desocupación y descontento general. El Parlamento inglés estaba en contra de las medidas fiscales impuestas por el monarca, al ser imposible controlar el destino del dinero recaudado, más aún, desde que la corona comenzó a exigirlos aunque no tuvieran la aprobación del Parlamento.

A partir de 1639, los acontecimientos comenzaron a precipitarse. Los burgueses se negaron a pagar impuestos y la Cámara de los Comunes se opuso a destinar fondos a un ejército personal del rey Carlos I destinado a sofocar la rebelión independentista de los escoceses, en 1640. Gran parte de la burguesía apoyó a la Cámara y en 1642 estalló la guerra civil. Los parlamentarios, dirigidos por Oliver Cromwell, recibieron fundamentalmente apoyo de las regiones industriales y comerciantes del sur y el este del país y de los puritanos mientras que los realistas recibieron el de las agrícolas del norte y el oeste y el de la Iglesia Anglicana. Los primeros resultaron vencedores, expulsando a la nobleza del Parlamento y proclamando la república en 1649, tras la decapitación de Carlos I.

En 1660, la monarquía fue restaurada, aceptándose por la corona la potestad parlamentaria para la elaboración de leyes y la aprobación de impuestos. Los problemas comenzaron de nuevo con la subida al trono de Jacobo II, católico y con tendencias absolutistas. Éste intentó reimplantar de nuevo la monarquía absoluta pero se encontró con la oposición frontal de los nobles, quienes no eran católicos. Se forjó un nuevo acuerdo entre nobleza y burguesía con el fin de destronar al rey. En realidad, no solo influyeron en esto las ideas absolutistas de Jacobo sino también su política religiosa y su intento de instaurar una dinastía católica en Inglaterra. En 1688, ambos grupos ofrecieron la corona de Inglaterra al príncipe holandés Guillermo de Orange con dos condiciones: debía mantener el protestantismo y dejar gobernar al Parlamento. El 30 de junio de ese año, un grupo de nobles protestantes, conocido como los "Siete Inmortales", le solicitaron venir a Inglaterra con un ejército. Para septiembre estaba claro que Guillermo intentaría invadir el país y aun así, Jacobo cometió el error de rechazar la ayuda de Luis XIV, el rey de Francia y el monarca católico más poderoso de Europa, ante el temor de que los ingleses se opondrían a la intervención francesa. Cuando Guillermo de Orange llegó a Inglaterra el 5 de noviembre de 1688, todos los oficiales protestantes del rey desertaron. Jacobo, abandonado por todos los grupos sociales (incluida su propia hija, Ana), abdicó del trono. La Gloriosa Revolución, que abolió definitivamente la monarquía absoluta e inició en Inglaterra la época de la monarquía parlamentaría, con la participación de los súbditos en el gobierno del Estado a través del Parlamento, había triunfado sin violencia y sin derramamiento de sangre, sin guillotinamientos a mansalva y sin genocidios de "enemigos del Estado", como el de La Vendée, a diferencia de la Revolución Francesa de 1789.

En los años siguientes, se eliminaron los privilegios reales, aristocráticos y de las corporaciones, los monopolios, las prohibiciones, los peajes y los controles de precios, que obstaculizaban la libertad de comercio y de industria, se crearon y fortalecieron instrumentos que servían para el desarrollo de las nuevas actividades económicas, se creó el Banco de Inglaterra y se generalizaron las sociedades anónimas, se difundió la tolerancia religiosa y se protegió el progreso de la ciencia.
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