sábado, 13 de agosto de 2011
20N o el día en el que muere gente deseable e indeseable
El 20N o 20 de noviembre no es sólo una fecha peculiar buscada perversamente por el iluminado del Palacio de la Moncloa, con la intención de que los liberticidas marxistoides más casposos, rancios, sectarios y radicales pierdan el culo y voten, en manada, contra la “Reacción” de la mitad de la ciudadanía española. El 20N es la fecha más apropiada para que esos ciudadanos reaccionarios reflexionen sobre cómo defender el futuro de sus hijos, su libertad, su trabajo, su propiedad privada y, sobre todo, su vida que es la propiedad privada más sagrada que tiene una persona.
El 20N es una fecha particular y no porque muriesen dos socialistas de derechas, como lo fueron Francisco Franco o José Antonio Primo de Rivera, sino porque muchos mediocres liberticidas marxistoides ignoran que también, un 20N, fue el día en el que falleció un socialista de izquierdas llamado Buenaventura.
Buenaventura Durruti espichó a las cuatro de la mañana del 20 de noviembre de 1936, en el Hotel Ritz de Madrid. Un hotel suntuoso de los que tanto gusta disfrutar a los genuinos comunistas que hacen lo imposible para que el pueblo llano nunca tenga esa posibilidad.
El 20N no debería ser una fecha recordada por la muerte de Franco; sino porque murió Buenaventura Durruti, un tipo que se afilió a la Unión de Metalúrgicos, una asociación socialista adscrita al sindicato liberticida Unión General de Trabajadores, pero que pronto la dejó porque la consideraba muy moderada. Un tipo que participó en la huelga general revolucionaria de 1917 como militante del sindicato revolucionario UGT, del que sería expulsado por defender posiciones demasiado revolucionarias.
Buenaventura Durruti era un tipo que, después de atracar algunos bancos, se integró en el sector faísta, próximo a la FAI el cual , según el propio Durruti, debería ser beligerante con la moderada, en su opinión, II República Española. Sí, esa República de ensueño controlada despóticamente por el famoso Frente Popular que era una coalición sectaria de base marxista integrada, mayormente, por masones, nacionalistas racistas, matacuras y amantes de la propiedad ajena.
Los más ancianos recuerdan que por donde pasaba la famosa Columna Durruti se abolía todo tipo de propiedad privada, las tierras eran expropiadas y colectivizadas, se dejaba sin efecto el derecho de herencia y se instauraba el comunismo libertario que, como todos sabemos, sólo puede funcionar con máquinas, pero no con seres humanos . Y al que osara discrepar con el fondo y las formas de D. Buenaventura ¡matarilerile, matarilerilelon!.
La historia de España podría haber sido diferente en caso de que durante todos los 20N de más de 3 décadas, en lugar de acaudillar a los españoles Francisco Franco, los hubiera acaudillado Buenaventura Durruti. Eso sí, siempre que hubiera obtenido el beneplácito de los agentes comunistas enviados a España por el sátrapa Stalin.
La diferencia entre las dictaduras socialistas de derechas y las socialistas de izquierdas, es que de las primeras se sale de forma pacífica restaurándose la democracia; y de las segundas nunca se sale salvo que se desplome el muro que retiene, en la miseria y la desesperanza, a toda una nación.
El Muro de Berlín también murió un mes de Noviembre pisoteado por masas de berlineses del este desesperados por contemplar los escaparates repletos de comida del Berlín oeste. Esto fue posible porque, víctima de un lapsus, quien dirigía en aquel momento la pesadilla totalitaria dejó de aplicar, durante una jornada, el terror de Estado contra sus ciudadanos. Un terror de Estado que daba solidez y vigor al maldito muro de la vergüenza. Un muro que comenzó a levantarse el 13 de agosto de 1961 y desde ese día hasta su desplome, en noviembre de 1989, marcó, con la sangre de algunos berlineses tanto simbólica como físicamente, la frontera entre dos mundos opuestos, entre dos concepciones de la vida muy alejadas: la de la economía de mercado y la Libertad, en un extremo, y la del socialismo y la esclavitud en el otro. La línea divisoria entre la esperanza y su ausencia.
El robusto muro que dividía la ciudad de Berlín no fue la única barrera que levantó el casposo socialismo marxistoide en el siglo pasado, con la intención de blindarse y perpetuarse. En todos los lugares dónde sembró su perversa semilla se alzaron otros muros invisibles, pero igual de crueles; detrás de los cuales se encarcelaba, torturaba y asesinaba a millones de desgraciados que no querían comulgar con la rueda de molino del socialismo.
Sin la persecución política y un aparato policial gigantesco, los muros del socialismo nunca pueden sostenerse.
http://www.goear.com/listen/6699a7f/20n-wwwlodicecincinatotk
domingo, 22 de mayo de 2011
¿Democracia Real YA o Libertad YA?
Las propuestas de esa gente que se extasía con el movimiento “Democracia Real YA” son equivocadas y contradictorias a sus postulados principales puesto que quieren más, no menos política; quieren menos, no más mercado; siendo la economía de mercado la única capaz de crear ese empleo que tanto demandan, al menos de boquilla. Porque, no nos engañemos, algunos tienen muy poca pinta de querer trabajar. Eso sí, quieren una política y un mercado mangoneado por "el pueblo", como si el pueblo no pudiera ser totalitario o como si no hubiese déspotas capaces de manipular al pueblo a base de consignas placenteras y alienantes. En definitiva, la gente que se extasía con el movimiento “Democracia Real YA”, quieren menos libertad individual y más Estado, donde unos pocos dirijan a su antojo la vida del resto de la ciudadanía. Algunos ilusos les han colgado la medalla de "inconformistas". Yo los observo y les veo muy conformes con las consignas de la izquierda radical, sectaria y liberticida.
El analfabetismo político es una de las características de la gente que se extasía con el movimiento “Democracia Real YA”. Su caos ideológico desprende un tufillo cuyo aroma es bien conocido entre los satrapas de medio mundo. En el fondo son anticapitalistas y genuinamente estatistas. Ingredientes básicos tanto para el socialismo de izquierdas o comunismo, como para el de derechas o nacionalsocialismo. Todo socialista, sea de derechas o de izquierdas, gusta poner apellidos a la democracia (orgánica, popular, asamblearia, etc), tal como ocurrió con el fascismo y el comunismo durante el siglo pasado.
La tendencia futura de la gente que se extasía con el movimiento “Democracia Real YA” es seguir enturbiando la poca democracia que les queda a los españoles, a través de consignas anticapitalistas que induzcan a cambios políticos más nocivos para el futuro de la ciudadanía. El movimiento “Democracia Real YA” es la llave para el totalitarismo. Una llave puesta a disposición del primer tirano que pase por la Puerta del Sol de Madrid con la que abra la pesadilla donde esconde sus sueños utópicos liberticidas. Sueños que siempre acaban ahogados en sangre y miseria.
Los populistas conocen muy bien la forma de ganar voluntades con promesas de subsidios, ayudas o regalando viviendas, siempre a costa de los malditos y abstractos “ricos”. ¡Y la gente mediocre encantada con esto y sonríe!, hasta que un día a alguno se le ocurra decir: ¡Tu eres más rico que yo, por tanto tengo legitimidad para quitarte lo que tienes!. En ese momento la sonrisa de esa gente mediocre se convertirá en desesperación y angustia.
Esta claro que para arreglar la jodida crisis financiera internacional se debe permitir que sean los propios ciudadanos en un marco de libertad y libre mercado los que tomen las riendas de la situación, en vez de proceder a intervenciones cada vez más escandalosas con el dinero de aquellos que lo pueden producir honradamente con su trabajo y esfuerzo. Porque lo que está sucediendo actualmente en la economía internacional es el resultado de inversiones muy arriesgadas en un clima de falso bienestar creado por los Estados socializados y amparadas por éstos, como últimos salvadores, que nunca se hubieran planteado si no existiera esa red pública que garantiza el fracaso de unos desalmados a costa del contribuyente.
Todo es consecuencia del intervencionismo económico, de gobiernos omnipotentes que arrinconan la libertad y la propiedad privada, malgastando la riqueza de los ciudadanos en su particular sueño mesiánico por rescatar una economía que sería capaz de salvarse a sí misma si no se lo estuvieran impidiendo; es decir, todo es consecuencia del triunfo de ese socialismo o capitalismo de Estado, que impone más reglamentos, más control y menos libertad individual. Todo lo contrario a un deseable capitalismo democrático.
Esta claro que podemos cambiar las cosas, pero no siempre tiene porque ser positivo el resultado del cambio, por tanto debemos de reflexionar bastante sobre el apoyo que podamos dar, aunque sea con buenas intenciones, a los que quieren “perversamente” y de forma disimulada un futuro negro para todos.
Ahora es urgente y necesaria una enorme masa crítica de gente independiente y que no se deje embaucar por la primera consigna que oiga. Masa crítica que desgraciadamente hoy no existe; más bien existe una enorme masa crítica totalmente contraria a lo que debería ser, y ésto es muy peligroso.
La construcción política de una verdadera sociedad libre y democrática sólo será posible mediante una continua docencia ciudadana directa y, en principio, sin cientificismo. Esto no quiere decir que nos olvidemos del frente académico tan necesario en una sociedad que quiera progresar, sino que sea complementario y parejo al frente de la política activa de calle.
Los liberales debemos llegar a la gente, motivarla para que reflexione y acostumbrarla a no dejarse llevar ni por la consigna de partido ni por la demagogia del primer iluminado que se crea un Mesías sentado a la derecha o a la izquierda de Dios.
Debemos ser pragmáticos frente a sentimentalismos baratos y debemos actuar con un sentido evolutivo frente al sentido revolucionario de hoz y martillo. Creo que en mi bitácora ya dejo bastante claro hacia donde lleva siempre esos amagos de revolución organizados desde el socialismo de izquierdas.
El socialismo revolucionario siempre se inició asambleario y acabó como una dictadura en manos de unos pocos. Sólo limítate a observar como acaba el socialismo allá donde se hace con el poder absoluto. Siempre en lo mismo, no falla: despotismo, sucesión dinástica, corrupción, capitalismo de Estado o mercantilismo, sectarismo, violencia, monopolio estatal de la economía, falta de libertades, desesperación, etc.
Debo remarcar que es trascendental la característica violenta del socialismo puesto que sus seguidores la ocultan de manera sistemática. La coacción es el fundamento para mantener un sistema económico de carácter planificador e intervencionista basado en una ideología ineficaz y creadora de miseria.
Lo más parecido al “gobierno de todos” se da únicamente en democracias liberales que pueden subsistir gracias a que los ciudadanos saben vivir en democracia porque tienen capacidad de reflexión y votan con la cabeza no con el culo. Ya sabes que del culo sólo puede salir mierda, como se comprueba en las pseudodemocracias populistas.
¿Qué pensáis que es la democracia? ¿Acaso no veis que el derecho a la democracia, como el derecho a ser padre, se tiene que adquirir con una cierta mínima formación de la persona, sabiendo al menos qué es y qué no es la democracia, y exigiéndola luego íntegra?
Deberías saber que tener garantizadas unas elecciones y votar no significa vivir en Libertad. Un hombre no es menos esclavo porque se le permita elegir a un nuevo señor una vez cada legislatura. El fundamento de la democracia y el de la Libertad son diferentes y nunca lo debemos confundir.
Las elecciones te permiten elegir unos simples gestores del Estado pero no deben ser un trampolín para unos mandatarios déspotas que regulen todos los aspectos de tu vida. No lo olvides, concurrir a unas elecciones no es suficiente para garantizar o defender tu Libertad.
Tampoco la democracia se puede basar solamente en el gobierno de la mayoría, pues una mayoría podría gobernar de un modo tiránico. Podemos decir que, a veces, choca la democracia con la libertad. Por ejemplo, si Mario y Sofía, muy espabilados, votan que el tonto de Fernando debe entregarles la mitad de lo que gane trabajando, la situación será perfectamente democrática, pero no debe suceder en una sociedad libre.
La democracia no es poder absoluto, ni poder expansivo. Es contrapoder, es división de poderes. Es, sobre todo, poder limitado, o sea, cuanto menos clase política mejor. Cuanto menos Estado más libre seremos.
A todos los que amáis la Libertad y el verdadero progreso: ¡¡ PERMANECED ATENTOS Y EN GUARDIA !!
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viernes, 21 de mayo de 2010
El sistema económico de la Biblia (1ª parte)
Publicado en Cristianos y liberales.
La Biblia no sólo es objeto de erróneas interpretaciones teológicas o, directamente, ignorada y sustituida por doctrinas falsas.
Casi tan habitual como lo anterior es la obsesión con que Cristo era un "anticapitalista" (o lo difundido por la Teología de la Liberación, doctrina equivalente a coger una estampa de un Cristo y meterla en un ejemplar de "El Capital" de Karl Marx pintándolo como un revolucionario que murió luchando contra los romanos y no resucitó, o, directamente, entregando a un cura una metralleta). Algo parecido, por poner dos ejemplos, es el caso del hermanito masón de César Vidal, lamentándose lacónicamente en el panfleto ultra-pro-PSOE "El Plural" de que la izquierda, en su parecer, hubiera "entregado la Biblia a la derecha", o el de la gansada de Pedro Zerolo al afirmar, en 2005, que el matrimonio homosexual no iba "contra las palabras de Jesús de Nazareth".
Frente a estas tonterías progres, lo cierto es que Jesucristo defendió algo tan puramente liberal como la solidaridad voluntaria (liberales como Robert Nozick hablan de lo encomiable de la solidaridad cuando es voluntaria, precisamente por esto), distinta a la obligatoria impuesta por el Estado, sin caer en la anarquía antiestatista, por supuesto ("dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", las leyes fiscales leyes son y hemos de respetarlas aunque no estemos de acuerdo con los niveles confiscatorios a que puedan llegar).
Alguna vez me ha entrado la risa al escuchar o leer que la expulsión de los mercaderes del templo era un alegato "contra el mercado", y no una reacción de Cristo al ver que estaban profanando un lugar sagrado, ni más ni menos.
¿Qué hay más liberal que oponerse a la progresividad fiscal, uno de los dogmas socialistas en esta materia, teniendo en cuenta el criterio bíblico del diezmo, la proporcionalidad del 10%?
Aquí pueden encontrar una selección de principios de libertad económica contenidos en la Biblia. Lean los versículos bíblicos y juzguen por ustedes mismos. ¿Es o no de libertad económica el sistema de la Biblia? ¿Quiso Dios que fuéramos socialistas?:
En http://www.contra-mundum.org/castellano/declaraciones/coalicion/Sist_EcoBib.pdf
Declaraciones de Afirmación y Negación
Definición: La economía es el estudio y la implementación de principios para la
producción, distribución y consumo de bienes y servicios.
Artículo I
Afirmamos que Dios creó al hombre y la tierra en la cual vive el hombre, y que al hombre le fue dada la responsabilidad, por parte del Creador, de ser mayordomo sobre la tierra.
Negamos que el hombre ya no sea responsable ante Dios como mayordomo de los recursos de la tierra.
Génesis 1:28: Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
2:15: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
3:23: Y sacólo Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fué tomado.
Salmo 8:4-8: 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites? 5 Pues le has hecho poco menor que los ángeles, Y coronástelo de gloria y de lustre. 6 Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: 7 Ovejas, y bueyes, todo ello; Y asimismo las bestias del campo, 8 Las aves de los cielos, y los peces de la mar; Todo cuanto pasa por los senderos de la mar.
24:1-2: 1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. 2 Porque él la fundó sobre los mares, Y afirmóla sobre los ríos.
104:14: El que hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre; Sacando el pan de la tierra.
Hebreos 2:8: Todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto á Él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
Apocalipsis 11:18: Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos, para que sean juzgados, y para que des el galardón á tus siervos los profetas, y á los santos, y á los que temen tu nombre, á los pequeñitos y á los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.
Artículo II
Afirmamos que la creatividad y los recursos del hombre – y la habilidad para producirlos y desarrollarlos – son un reflejo de la propia imagen de Dios, a la cual fue creado el hombre, y que un área clave en la que se evidencian estos rasgos es en las actividades económicas.
Negamos que las actividades y esfuerzos económicos sean opuestos ya sea a la naturaleza del hombre o de Dios, o a las leyes morales del universo.
Génesis 1:26-31: 26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. 27 Y crió Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió; varón y hembra los crió. 28 Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer. 30 Y á toda bestia de la tierra, y á todas las aves de los cielos, y á todo lo que se mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer: y fué así. 31 Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fué la tarde y la mañana el día sexto.
Salmo 104:14-15: 14 El que hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre; Sacando el pan de la tierra. 15 Y el vino que alegra el corazón del hombre, Y el aceite que hace lucir el rostro, Y el pan que sustenta el corazón del hombre.
Proverbios 16:11: Peso y balanzas justas son de Jehová: Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
31:22: Ella se hizo tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.
Eclesiastés 2:24: No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También tengo yo visto que esto es de la mano de Dios.
3:13: Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
4:9: Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
5:18-19: 18 He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. 19 Asimismo, á todo hombre á quien Dios dió riquezas y hacienda, y le dió también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce su trabajo; esto es don de Dios.
Artículo III
Afirmamos que la Biblia enseña que los individuos tienen el derecho de poseer propiedad privada.
Negamos que la Biblia enseñe un sistema económico en el que toda la propiedad le pertenece a la comunidad o al estado.
Éxodo 20:9: Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
15: 1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico á Jehová, y dijeron: Cantaré yo á Jehová, porque se ha magnificado grandemente, Echando en la mar al caballo y al que en él subía. 2 Jehová es mi fortaleza, y mi canción, Y hame sido por salud: Este es mi Dios, y á éste engrandeceré; Dios de mi padre, y á éste ensalzaré. 3 Jehová, varón de guerra; Jehová es su nombre. 4 Los carros de Faraón y á su ejército echó en la mar; Y sus escogidos príncipes fueron hundidos en el mar Bermejo. 5 Los abismos los cubrieron; Como piedra descendieron á los profundos. 6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en fortaleza; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. 7 Y con la grandeza de tu poder has trastornado á los que se levantaron contra ti: Enviaste tu furor; los tragó como á hojarasca. 8 Con el soplo de tus narices se amontonaron las aguas; Paráronse las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio de la mar. 9 El enemigo dijo: Perseguiré, prenderé, repartiré despojos; Mi alma se henchirá de ellos; Sacaré mi espada, destruirlos ha mi mano. 10 Soplaste con tu viento, cubriólos la mar: Hundiéronse como plomo en las impetuosas aguas. 11 ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en loores, hacedor de maravillas? 12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. 13 Condujiste en tu misericordia á este pueblo, al cual salvaste; Llevástelo con tu fortaleza á la habitación de tu santuario. 14 Oiránlo los pueblos, y temblarán; Apoderarse ha dolor de los moradores de Palestina. 15 Entonces los príncipes de Edom se turbarán; A los robustos de Moab los ocupará temblor; Abatirse han todos los moradores de Canaán. 16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. 17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has aparejado, oh Jehová; En el santuario del Señor, que han afirmado tus manos. 18 Jehová reinará por los siglos de los siglos. 19 Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de á caballo en la mar, y Jehová volvió á traer las aguas de la mar sobre ellos; mas los hijos de Israel fueron en seco por medio de la mar.
20 Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. 21 Y María les respondía: Cantad á Jehová; porque en extremo se ha engrandecido, Echando en la mar al caballo, y al que en él subía.
22 E hizo Moisés que partiese Israel del mar Bermejo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron á Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó á Jehová; y Jehová le mostró un árbol, el cual metídolo que hubo dentro de las aguas, las aguas se endulzaron. Allí les dió estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, é hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído á sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié á los Egipcios te enviaré á ti; porque yo soy Jehová tu Sanador.
27 Y llegaron á Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmas; y asentaron allí junto á las aguas.
Levítico 19:13: No oprimirás á tu prójimo, ni le robarás. No se detendrá el trabajo del jornalero en tu casa hasta la mañana.
Proverbios 13:22: El bueno dejará herederos á los hijos de los hijos; Y el haber del pecador, para el justo está guardado.
Santiago 5:4: He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Artículo IV
Afirmamos que la oportunidad para que el individuo obtenga ganancias de sus labores, y para producir riquezas a través de sus esfuerzos justos y legítimos es un factor primordial de motivación en la producción de riqueza y un ingrediente clave para la salud económica y la estabilidad de una sociedad.
Negamos que la riqueza, la prosperidad económica y el avance tecnológico puedan alcanzarse de manera significativa aparte de la oportunidad del individuo de obtener ganancias personales por sus esfuerzos legítimos y legales.
Deuteronomio 8:18: Antes acuérdate de Jehová tu Dios: porque él te da el poder para hacer las riquezas, á fin de confirmar su pacto que juró á tus padres, como en este día.
1 Timoteo 5:8: Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.
Artículo V
Afirmamos que la Biblia es el recurso suficiente para aprender los principios económicos fundamentales que complacen a Dios y que conducen a la prosperidad y a la estabilidad económica.
Negamos que la Biblia sea insuficiente para enseñar principios económicos fundamentales que complazcan a Dios y que conduzcan a la prosperidad y a la estabilidad económica.
Salmos 111:10: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen cuantos ponen aquéllos por obra: Su loor permanece para siempre.
Proverbios 11:1: El peso falso abominación es á Jehová: Mas la pesa cabal le agrada.
Isaias 8:20: ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido.
2 Timoteo 3:16-17: 16 Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.
Artículo VI
Afirmamos que la Biblia contiene aquellos principios económicos que son morales y justos, principios que deben ser seguidos por todas las personas, todas las sociedades y todos los estados.
Negamos que sea moralmente aceptable para cualquier persona, estado o institución el buscar obtener ganancia económica en oposición a los principios bíblicos.
Levítico 18:2-5: 2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos: Jehová es su heredad, como él les ha dicho. 3 Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey ó cordero: darán al sacerdote la espalda, y las quijadas, y el cuajar. 4 Las primicias de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás: 5 Porque le ha escogido Jehová tu Dios de todas tus tribus, para que esté para ministrar al nombre de Jehová, él y sus hijos para siempre.
19:35-37: 35 No hagáis agravio en juicio, en medida de tierra, ni en peso, ni en otra medida. 36 Balanzas justas, pesas justas, epha justo, é hin justo tendréis: Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto.
37 Guardad pues todos mis estatutos, y todos mis derechos, y ponedlos por obra: Yo Jehová.
20:22-23: 22 Guardad, pues, todos mis estatutos y todos mis derechos, y ponedlos por obra: y no os vomitará la tierra, en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella. 23 Y no andéis en las prácticas de la gente que yo echaré de delante de vosotros: porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación.
Deuteronomio 4:8: 4 Mas vosotros que os allegasteis á Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy. 5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y derechos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para poseerla. 6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra: porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta. 7 Porque ¿qué gente grande hay que tenga los dioses cercanos á sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? 8 Y ¿qué gente grande hay que tenga estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?
16:18-19: 18 Jueces y alcaldes te pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. 19 No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
Salmos 119:75: Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justicia, Y que conforme á tu fidelidad me afligiste.
119:106: Juré y ratifiqué El guardar los juicios de tu justicia.
119:160: El principio de tu palabra es verdad; Y eterno es todo juicio de tu justicia.
Proverbios 13:18: Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo: Mas el que guarda la corrección, será honrado.
Romanos 13:8-10: 8 No debáis á nadie nada, sino amaros unos á otros; porque el que ama al prójimo, cumplió la ley. 9 Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás: y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. 10 La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la caridad.
2 Timoteo 3:16-17: 16 Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.
Por cierto, por favor, lean la sarta de idioteces por centímetro cuadrado que suelta el hermanito masón de César Vidal en el artículo enlazado. Puede que algún día, si estimo que merece la pena, las analice. Más que nada por el grado tan supino de pobreza intelectual que encierran tan escasas líneas.
Próximamente, más principios económicos bíblicos.
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domingo, 18 de abril de 2010
Corazón liberal, alma conservadora

Ningún liberal, liberal clásico desde luego, debe temer al conservadurismo. Sólo deben temerlo los amigos del relativismo y enemigos de la libertad. Friedrich Hayek, en su obra "Los fundamentos de la libertad" afirmó que los liberales debemos tomar como alternativa el apoyar, en el terreno político, a los llamados partidos conservadores. Es cierto que pensaba en el conservadurismo norteamericano, no en el europeo. A este último se refirió al afirmar que, pese a las diferencias, los conservadores no eran desdeñables como dique de contención o freno en aquellas situaciones en que la deriva socialista amenazara con llevarnos por delante a todos. Pero, en lo relativo al conservadurismo estadounidense, Hayek defendió su unión con el liberalismo clásico en un mismo tronco ideológico. Es más, Hayek también expresó su desencanto con la palabra "liberal" en Europa y reconoció cómo el liberalismo europeo, de tipo racionalista (el cual lleva dentro el germen de su propia destrucción, al propugnar una sociedad sin Estado, sin autoridad mínima, el cual establezca el marco que garantice el ejercicio de nuestra libertad y su no perturbación), lejos de propagar la filosofía realmente liberal fue allanando el campo al socialismo y facilitando su implantación. No haría falta para los lectores habituales, pero recordar que en los Estados Unidos no existe la oposición terminológica europea entre "liberal" y "conservador": lo que entendemos los europeos por "liberalismo" es lo que cimentó la democracia americana. Los progres y demás izquierdistas se hacen llamar allí "liberals". Obama sería un "liberal". Cosas de la mala prensa que en Norteamérica siempre ha tenido el término "socialismo".
El conservadurismo ha sido, en los Estados Unidos, el garante para el liberalismo clásico, cohesionando liberalismo económico, libertad y responsabilidad individual, propiedad privada, familia y moral. En Europa tenemos un conservadurismo que, en muchos aspectos, es casi tan intervencionista como la izquierda, aunque defendiendo distintos principios. Por ese motivo, no pocos liberales europeos suelen recelar del liberalismo clásico, fundamentalmente, desconfían de sus ingredientes conservadores.
Pero hay que hacer una necesaria distinción que no tienen en cuenta nuestros liberales: el conservadurismo europeo (el continental, no el anglosajón) suele mostrarse bastante intervencionista en lo económico y su defensa del statu quo se basa en el mantenimiento de los privilegios de determinados individuos, de determinada casta o del Estado. No así los conservadores norteamericanos, quienes no quieren ni oír hablar de cambios que impliquen tocar la libertad individual y económica, la propiedad privada y la posibilidad de cada uno de buscar legítimamente de la felicidad. El conservadurismo en el mundo anglosajón considera que estos principios deben permanecer inmutables, jamás caducan, y se oponen totalmente a aventuras y procesos de reforma o de ruptura que puedan poner en peligro los mismos. Los procesos revolucionarios siempre nos llevarán a la anarquía o al socialismo, a elegir, en definitiva, hacer tabla rasa, cambiar las bases que informan la vida en sociedad, con las nefastas consecuencias económicas, morales y sociales que han tenido estas experiencias para el país que ha tenido la desgracia de padecerlas, nunca a la libertad.
Por este motivo, los Estados Unidos cuentan con una Constitución redactada e inspirada en estos valores con más de doscientos años de edad. El statu quo que defienden los conservadores estadounidenses y los es el que legaron los Padres Fundadores, quienes alzaron el edificio constitucional americano sobre la propiedad privada y la libertad, ambos íntimamente ligados, hasta el punto de que la propiedad privada es condición indispensable para la libertad, y todo recorte de la propiedad privada implica un recorte de la libertad. Este conservadurismo es el que defiende el liberalismo clásico.
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"Distinciones necesarias entre liberalismo y anarquismo", artículo de Sergio Doncel
Esta es una cuestión a la que me he referido antes en alguna ocasión, reconociendo mis inicios, más cercanos al libertarianismo que a otra cosa, antes de evolucionar hacia una posición más centrada hacia el liberalismo clásico. Es una fuerte tentación juvenil oponerse casi por sistema a cualquier manifestación estatal. Este artículo, gentileza de Sergio Doncel, autor del blog El tonel del cínico, da una visión bastante completa del asunto:
Distinciones necesarias entre liberalismo y anarquismo
Por Sergio Doncel
Publicado en Liberalismo Democrático
Vivimos en una época confusa, fecunda en la ignorancia, el disparate y el enredo de conceptos, cuando no su en su fusión más absurda. De esta suerte, se confunde el mercado de competencia perfecta con mercados intervenidos y regulados; se confunde liberalismo con capitalismo; y, lo que es peor, se confunde muy frecuentemente liberalismo con diversas formas de anarquismo. O más bien, se pretende llegar a lo segundo a través de lo primero.
En una inolvidable escena de Gran Torino (2008), última película de Clint Eastwood, el adusto Walt Kowalski, interpretado de forma magistral por el propio Eastwood, echa de su jardín, rifle en mano, a unos molestos pandilleros. “Fuera de mi jardín”, ordena, explícito. Se puede ver como una apología de la propiedad privada, ciertamente bien defendida y apreciada en América.
La propiedad privada es uno de los pilares sagrados del pensamiento liberal, pues sin ella no existe una verdadera libertad individual. Vienen a cuento las famosas palabras de Lord Chatham: “El hombre más pobre del mundo desafía en su recinto a todas las fuerzas de la Corona; su chimenea puede estar fría, su tejado puede temblar, el viento soplar entre las puertas, pero el Rey de Inglaterra no puede penetrar”.
En este sentido, hoy en día el pulso con el Estado es permanente, inevitable. Porque este último, amparado en un evanescente bien común, mantiene vivo el deseo de penetrar en las propiedades de los ciudadanos. En algunas constituciones modernas se reconoce la propiedad privada como un derecho fundamental, en otras no (es el caso de la española); y, de todas formas, el Estado se reserva la facultad de expropiar a los individuos, siempre con arreglo a unos procedimientos legales e indemnizando, como no podía ser de otra manera.
Carretera maldita, de Stephen King, es una novela en la que un hombre al que van a expropiar su hogar --para construir una carretera-- decide resistir por la fuerza, ya que no quiere perder en balde el lugar donde fue feliz con su hijo, ya fallecido, y en el que guarda sus mejores recuerdos. Huelga decir que el argumento individuo contra Estado es muy querido por los liberales, y suele dar lugar a pensamientos sumamente románticos. Desde luego, los ciudadanos responsables han de defender sus derechos y libertades frente a cualquier tipo de abuso de poder. Es una tarea a la que un individuo que se considere libre no puede renunciar.
Pero estas ideas producen, a la larga, desviaciones. Muchos jóvenes liberales traspasan los límites: del liberalismo saltan a una suerte de anarquismo sin bombas ni pistolas, pero igualmente utópico. Y el liberalismo no se concibe sin un Estado capaz de hacer cumplir las leyes y proporcionar una verdadera libertad de mercado, removiendo obstáculos que afecten a su libre funcionamiento. Lo cual resulta paradójico, pero es así. Sin un orden establecido, sin un monopolio de la violencia, ¿a dónde llegaríamos? Antes o después, a la ley de la selva.
Al margen de los fracasos históricos del anarquismo, hay que considerar su relación con el liberalismo. Es cierto que ambas doctrinas se oponen al poder absoluto y que patrocinan la libertad individual. Sin embargo, ¿es un objetivo de los liberales la abolición del Estado y de toda forma de poder o autoridad? No, en tanto que el anarquismo, en su deseo de crear una sociedad utópica, basada en el concepto de no agresión, sí lo persigue. El marxismo predicaba algo muy parecido, sólo que a largo plazo en vez de con inmediatez.
En cambio, el liberalismo necesita un Estado. Un Estado, por definición, fuerte, en aras de la soberanía, la libertad y seguridad de los ciudadanos y que asegure unas prestaciones mínimas (por ejemplo, educación y sanidad). Estado fuerte no significa Estado hipertrofiado. A fin de impedir su crecimiento desmesurado y los posibles abusos existen unos instrumentos, unos “pesos y contrapesos”, en palabras de Montesquieu, no ya entre los diversos poderes del Estado, sino a disposición de los propios ciudadanos, como la división de poderes, el principio de legalidad, los mecanismos de defensa de los derechos fundamentales, etcétera.
Por lo tanto, no es coherente declararse liberal y, al mismo tiempo, mantener posiciones utópicas y trasnochadas de destrucción paulatina del Estado, o de reducirlo a la mínima expresión.
Siempre habrá tensión entre Estado e individuo, a cuenta de la propiedad o de lo que sea, como ya he apuntado. El primero tiende a expandirse, a intervenir más, a hacerse más grande y poderoso, pero ahí tiene que estar el individuo para, con las armas de las democracias liberales, rechazar esa tendencia. Pero, del mismo modo, el individuo puede llegar a abusar de su libertad y perjudicar a terceros. Entonces el Estado está legitimado para atajar el problema. Esta tensión, a la larga productiva y vivificadora, es la que debe ser inherente a todo orden liberal.
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viernes, 19 de marzo de 2010
Entrevista con Milton Friedman
La siguiente entrevista radiofónica con el doctor Milton Friedman fue realizada por R. Robinson, en el programa "Uncommon knowledge" ("Conocimiento poco común") el 10 de febrero de 1999:
R: Usted doctor F, cree en la maximización de la libertad individual; en California y en otros veinte estados es obligatorio el uso de cascos si Ud. conduce una motocicleta. ¿Cree usted Dr. F que a veces es legítimo que el gobierno imponga leyes y regulaciones y suprima alguna de nuestras libertades? (como por ejemplo decidir individualmente si deseamos o no usar casco).
F: Un libertario quiere un gobierno lo más pequeño y lo menos entrometido posible en la vida de la gente siempre y cuando dicha libertad que él posee no interfiera con la libertad de otros individuos que persiguen sus propias metas. Hay dos versiones de libertarianismo:
1. la randiana en la que es inmoral el inicio de la fuerza contra otra persona y
2. lo que llamamos el libertarianismo consecuencialista en el que intentamos maximizar la esfera de libertad de acción del individuo hasta el punto que choca con el derecho de alguien más.
R: Pero. si aplicamos su filosofía, el Central Park de Nueva York sería loteado y convertido en torres gigantescas y garajes de estacionamientos para autos en el tiempo que le tome a Donald Trump construir los edificios.
F: Los teatros de NY existen y se mantienen no gracias al estado o a alguna agencia gubernamental. no son estas últimas las que mantienen los museos de arte de NY; el museo de arte moderno no es un museo del gobierno, es privado; también lo es la ópera; estas instituciones son manejadas por fundaciones privadas. Usted se olvida de lo que le pasó al Central Park. Durante años yo viví en Central Park West y podía llevar allí a mis hijos y dejarlos a cargo de una babysitter quinceañera sin ningún riesgo. En los últimos años el Central Park se ha ido deteriorando y usted hoy no se animaría a dejar sus hijos allí, se preocuparía por su seguridad. Y eso se debe a que es un parque del gobierno, lo cuida el gobierno. Nadie cuida la propiedad pública como cuida la propia. Si el Central Park fuera privado Ud. no tendría ese problema.
R: ¿Ud. es un libertario por razones morales o por razones utilitarias?
F: Por ambas razones. Si no funcionara bien el libertarianismo sería una meta utópica imposible de alcanzar. Pero el hecho de que el gobierno haga las cosas mal nos ayuda a entender la necesidad de mantener el tamaño y las capacidades del gobierno limitadas y pequeñas.
R: Durante la Revolución Industrial en el siglo XIX, el gobierno de UK tenía poder limitado y sin embargo esa no fue una época esplendorosa. Siempre se dice que el hemisferio occidental ya probó con el Laissezfaire y que el resultado fue el Londres de Charles Dickens, sucio, caótico y con los niños trabajando de sol a sol.
F: Sí, fue bastante caótico pero ¿como se solucionó el caos?
R: A través de Disraeli, de sus leyes sociales que impedían el trabajo de los niños, ¿o no fue así?
F: No, el caos lo solucionó el progreso que trajo la inversión y la empresa privada. En esa época la suciedad provenía de quemar carbón que generaba humo y suciedad. Cuando surgió el petróleo, el gas natural, cuando se construyeron mejores chimeneas, Londres se limpió. En cuanto a los niños. ¿Qué pasaba antes con ellos? ¿Por qué acudían en masa del campo a las ciudades? Lo hacían porque ello implicaba una mejoría en sus posibilidades de supervivencia y en sus condiciones de vida. Al permitir que el sistema evolucionara, hoy es justamente en Londres, en donde existe uno de los mejores estándares de vida. Ahora yo le pregunto a Ud. ¿en qué países se vive mejor?:
En los países en los que las cosas son dirigidas por los políticos o en los que las cosas son dirigidas por la gente. Dickens expresamente ocultó lo que pasaba en el campo antes de la revolución industrial.
R: Entonces según Ud. el debate de los ambientalistas sería falso. ¿Estaría sugiriendo Ud. una nueva investigación histórica?
F: No sólo histórica si Ud. observa el mundo encontrará que una de las áreas más polucionadas del planeta es Rusia. ¿Por qué? Porque todo lo controlaba el gobierno y nadie cuida lo de los demás de igual forma que cuida lo propio.
R: Pero. ¿quién debería cuidar los recursos compartidos, por ejemplo el aire que respiramos? En California somos treinta millones y a todos nos gusta respirar y el smog que comenzó en los años 70 fue el que provocó la aparición del movimiento ambientalista.
F: El smog no se originó en los 70, los indios ya se quejaban de la niebla continua en los Ángeles. Pero admitamos que el argumento de la contaminación es válido. La manera correcta de solucionarlo sería:
aquellos que molesten o perjudiquen a los demás deberán pagar o compensar a los perjudicados por ese daño que ocasionan. La manera de solucionarlo es el mercado.
R: ¿Pero Ud. quiere privatizar el aire?, ¿cómo hace para crear derechos de propiedad sobre el aire?
F: Ud. vende el derecho a emitir cierta cantidad de polución tolerable al aire. Ud. vende los derechos a emitir efluentes. De esa manera hace responsables a aquellos que imponen costos a los demás. Recuerde que Ud. es libre de hacer lo que se le de la gana siempre y cuando no moleste o dañe a los demás. En una transacción libre ambas partes ganan. Pero hay casos en los que una fábrica emite humo que ensucia mi ropa. Esa fábrica me está imponiendo un costo por el que no estoy siendo compensado. Pero ojo, ya que cuando el gobierno se mete en el asunto también emite humo y allí no hay compensación posible.
R: Entonces Ud. justifica que el gobierno intervenga cuando los derechos de propiedad son vagos o difusos; ¿es así?
F: Es así pero siempre y cuando sea casi imposible precisarlos porque cómo consigue el acuerdo de cada una de las personas cuyo derecho a usar una camisa limpia fue afectado.
R: Entonces allí sí debería entrar el gobierno.
F: Aun en esos casos el mercado ofrece a menudo alternativas que reemplazan el control. Hay miles de ejemplos.
R: Pero hay áreas como la medicina donde el gobierno tiene un rol preventivo, por ejemplo la FDA (Federal Drug Administration). ¿O Ud. va a permitirles a los farmacéuticos vender cualquier droga? Recordemos la talidomida. Gracias a que aquí fue prohibida (en Europa no) no nacieron chicos con defectos como sí nacieron en Europa, ¿verdad?
F: Mentira. Es verdad que se salvaron vidas, pero ¿a qué costo? El costo son miles de personas que mueren a diario como consecuencia de la demora que genera la FDA en aprobar drogas útiles. El burócrata prefiere no tomar riesgos y hay evidencia fáctica del daño que esto causa.
R: ¿Acaso Ud. propone abolir la FDA?
F: Exactamente. Lo que autorregula a las farmacéuticas es su propio interés. La talidomida las hace quebrar pues son responsables de sus propias acciones.
Otro ejemplo la seguridad de las aerolíneas son las compañías áreas las más interesadas en prevenir accidentes. Los pilotos son las primeras víctimas.
R: ¿Ud. eliminaría las regulaciones de seguridad y salud? ¿No obliga a sus compañías a publicar los nutrientes de las comidas? ¿Qué pasa con la obesidad?
F: Pero a veces el gobierno impide que la información que es importante sea transmitida...
Ej. Aspirina: no permiten que evite infartos. Ni seguramente permiten poner la opinión del fabricante (junto a la obligatoria) en tu propio producto.
Si el consumidor quiere información, el fabricante que la ponga, venderá más.
La FDA ha incrementando el costo de lograr que una droga sea aprobada. Antes sólo certificaban si era o no era peligrosa ahora pretenden certificar su eficacia y han encarecido y demorado el proceso al menos que vuelvan otras, aseguran que no daña, pero dejan de lado lo de la eficacia....
R: Déjeme preguntarle sobre 14 secretarías del gobierno federal. Quiero que me diga si debemos mantenerlas abiertas o si debemos cerrarlas
R: ¿Agricultura? F: cerrarla
R: ¿Comercio? F: cerrarla
R: ¿Defensa? F: mantenerla
R: ¿Educación? F: cerrarla
R: ¿Energía? F: cerrarla
R: ¿Salud y Seguridad F: sólo mantener la prevención a los contagios
R: ¿Vivienda, Desarrollo Urbano? F: cerrarla
R: ¿Parques nacionales? F: primero debe venderse la tierra en manos del estado (1/3 del territorio de USA). El estado sólo debe mantener los inmuebles que ocupa
R: ¿Justicia? F: se queda abierta
R: ¿Trabajo? F: se cierra
R: ¿Transporte? F: se cierra
R: ¿Tesoro? F: se queda. Hay que cobrar impuestos
R: De 14 secretarías deja 4 y medio.
F: Dejo defensa, justicia, policía y agencias de interacción con los estados.
R: Y los cascos, ¿los haría obligatorios?
F: Es una cuestión entre el motociclista y la compañía de seguros. Si quiere pagar poco, use casco.
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miércoles, 10 de marzo de 2010
El papel del Estado para Adam Smith

Adam Smith ya en el siglo XVIII nos dejaba claro en su libro "Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones" ("An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations"), o, simplemente, "La riqueza de las naciones", ese gran desconocido en el mundo de habla hispana, cuáles son las funciones a las que debe circunscribirse la acción estatal. Ese gran desconocido digo porque, a pesar de ser Smith no solo uno de los padres del liberalismo sino también de la teoría económica moderna, y aunque es cierto que fue publicado en español por primera vez en 1794, sin embargo, a fin de obtener el permiso de la Santa Inquisición, su primer traductor, José Alonso Ortíz, se vio obligado a omitir algunos pasajes significativos. La primera versión completa en nuestro idioma no fue publicada hasta 1958, por el Fondo de Cultura Económica de México.
Entre otras cuestiones, Adam Smith trata en esta obra de las finanzas públicas y expone sus ideas sobre las partidas de gastos públicos que considera legítimas de acuerdo con su opinión general sobre las funciones del gobierno. Para Smith, el Estado debe limitarse a garantizar la defensa, la justicia y seguridad y las obras públicas. Es muy significativo leer sus propias palabras.
Sobre defensa:
"El primer deber del soberano, el de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes, sólo puede ser cumplido mediante una fuerza militar".
Sobre justicia y seguridad:
"El segundo deber del soberano, el de proteger en cuanto le sea posible a cada miembro de la sociedad contra la injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de establecer una administración exacta de justicia".
".... de la misma forma, un impuesto de timbre sobre los trámites judiciales de cada tribunal, a ser cobrado por este mismo tribunal, y dirigido a la manutención de sus jueces y otros funcionarios, podrá proporcionar un ingreso suficiente para afrontar el gasto de la administración de justicia sin hacerlo recaer sobre el ingreso general de la sociedad. Es verdad que en este caso los jueces sentirían la tentación de multiplicar innecesariamente las diligencias en cada proceso, para incrementar en todo lo posible el producto de un impuesto de timbre de esta naturaleza. En la Europa moderna la costumbre ha sido en la mayoría de los casos regular el pago de abogados y empleados de justicia según el número de páginas que escribiesen, y el tribunal determinaba que cada página debía contener tantas líneas y cada línea tantas palabras. Para aumentar su retribución los abogados y funcionarios judiciales han procurado multiplicar las palabras por encima de cualquier necesidad, y han corrompido así el lenguaje legal de todos los tribunales de justicia de Europa. Una tentación análoga puede haber ocasionado la misma corrupción en los formulismos de los procedimientos judiciales". Sostiene que la administración de justicia puede mantenerse con tasas judiciales nunca antes de terminar el proceso para motivar la velocidad de los jueces.
"Cuando el Poder Judicial está unido al Poder Ejecutivo, es casi imposible que la justicia no resulte sistemáticamente sacrificada en aras de lo que vulgarmente se denomina la política. Las personas a quienes se confían los más altos intereses del estado, incluso aunque no tengan una mentalidad corrupta, podrán en ocasiones imaginar que los derechos de un ciudadano privado deben ser sacrificados ante esos intereses. La libertad de cada individuo, la sensación que tiene de su propia seguridad, depende de una administración imparcial de la justicia. Para que cada persona se sienta plenamente segura de la posesión de cualquier derecho que le corresponda no sólo es necesario que el Poder Judicial esté separado del Ejecutivo, sino que además debe tener con respecto a este poder la máxima independencia. El juez no debería estar expuesto a ser destituido según el capricho del Poder Ejecutivo. El pago regular de su salario no debería depender de la buena voluntad y ni siquiera de la buena gestión económica de ese poder". Adam Smith sostiene que puede haber gastos fijos que deban sostenerse con impuestos sobre las propiedades pero recaudados por el Poder Judicial. Y allí enlaza el tema de la independencia del Poder Judicial.
Sobre las obras públicas:
"El tercer y último deber del soberano o el estado es el de construir y mantener esas instituciones y obras públicas que aunque sean enormemente ventajosas para una gran sociedad son sin embargo de tal naturaleza que el beneficio jamás reembolsaría el coste en el caso de ningún individuo o grupo reducido de individuos y que, por lo tanto, no puede esperarse que sea construido". Adam Smith sostiene que las obras las deben pagar los directamente beneficiados por eso estimula el sistema de peajes para puentes, caminos y rutas. El Estado debe tener entre sus competencias el correo y la acuñación de moneda.
"Incluso aquellas obras públicas que por su naturaleza no pueden generar ingreso alguno para mantenerse por sí mismas, y cuya conveniencia se limita prácticamente a un lugar o distrito particular, son siempre mejor conservadas por un ingreso local o provincial que por el ingreso general del estado... Si las calles de Londres fuesen iluminadas y pavimentadas con cargo al tesoro ¿habría alguna probabilidad de que estuviesen tan bien iluminadas y pavimentadas como lo están y a un costo tan reducido?". Los gastos que benefician a toda la sociedad deben ser sufragados con recursos generales.
Pero no se queda ahí. Al contrario de quienes simplona y, a veces, demagógicamente definen el liberalismo como la ausencia total de regulación (o "la ley de la selva"), en lugar de la libertad dentro de un marco normativo que evite los abusos. Todo lo contrario, Smith considera que "Puede decirse que la caprichosa ambición de algunos tiranos y ministros, que en algunas épocas ha tenido el mundo, no ha sido tan fatal al reposo universal de Europa como el impertinente celo y envidia de los comerciantes y fabricantes" o que "Rara vez se verán juntarse los de la misma profesión u oficio, aunque sea con motivo de diversión o de otro accidente extraordinario, que no concluyan sus juntas y sus conversaciones en alguna combinación o concierto contra el beneficio común, conviniéndose en levantar los precios de sus artefactos o mercaderías". Adam Smith tenía muy clara la idea del bien común como fin último. Convencido de que la libertad económica es el mejor camino para alcanzarlo, no obstante, era consciente de que existirán individuos que incluso podrán conspirar contra el bien común (¿los monopolios?). Las leyes deben evitar conductas que terminen desvirtuando esa libertad económica. "Dos objetos son los que presenta la economía política, considerada como uno de los ramos de la ciencia de un legislador y que debe cultivar un estadista: el primero... habilitar a sus individuos y ponerles en estado de poder surtirse por sí mismos de todo lo necesario; y el segundo, proveer al Estado o República de rentas suficientes para los servicios públicos y las expensas o gastos comunes, dirigiéndose en ambos objetos a enriquecer al Soberano y al pueblo como tales".
El Estado tiene un papel mínimo pero importante para que podamos disfrutar de nuestra libertad. No hay que olvidar, redundando un poco en lo expuesto hace dos entradas, que no es el liberalismo sino el anarquismo y el marxismo (tras una fase previa de "dictadura del proletariado", la cual, en la práctica siempre se ha eternizado, que se lo pregunten a los cubanos) quienes postulan la abolición del Estado.
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miércoles, 3 de febrero de 2010
¿Qué principios defiende un liberal?

Pedro Schwartz, en el prólogo a la obra de David Boaz "Liberalismo. Una aproximación", publicado por la editorial Gota a Gota, resume una serie de ideas:
¿Es usted liberal?
Por Pedro Schwartz
Libertad Digital (30/03/07)
[...]
Individualismo. El liberal toma al individuo como realidad fundamental de la vida en sociedad. Todo en la vida social ha de ser reducible a las acciones y planes de los individuos y a sus consecuencias inesperadas.
Derechos individuales. Consisten en los derechos humanos en sentido estricto, que idealmente se definen como el derecho de propiedad sobre la propia persona y sobre los bienes y recursos con los que ella cuenta. Su ejercicio excluye la violencia, la coacción y el engaño.
Dignidad del trabajo. Las personas se dignifican aplicando su ingenio, su inventiva, su esfuerzo, su ahorro e inversión a mejorar su condición y la de su familia. El Estado no debe favorecer la búsqueda de rentas públicas, discriminar con sus impuestos a los más afortunados ni fomentar la corrupción del Estado de Bienestar.
Orden espontáneo. Las sociedades humanas se armonizan en el marco de la ley, sin que nadie las organice centralmente. Ello ocurre como si las guiara una mano escondida, movida por los acuerdos de intercambio voluntario de bienes y servicios que toman los individuos. Esos acuerdos son en mutuo beneficio precisamente porque los intereses de unos y otros no coinciden.
Soberanía de la ley. No basta con proclamar el "Estado de Derecho", en el que la legislación acordada por mayoría y promulgada formalmente puede imponer lo que quieran quienes detenten el poder político. La soberanía de la ley es algo más. Es la obediencia a una Constitución acordada unánimemente, que protege la vida, la persona y las propiedades de los individuos y permite acuerdos comunales cuando los ciudadanos los consideren en beneficio de todos.
Igualdad ante la ley. La ley no puede hacer distingos por motivos de sexo, religión, raza o jerarquía. No son aceptables la discriminación positiva ni la igualación artificial de oportunidades –que son cosa distinta de la carrera abierta para todos los talentos.
Mercado libre. En un marco de competencia suficiente, el libre mercado no sólo fomenta la riqueza de todos, sino que es un poderoso baluarte de las libertades individuales. El Estado no debe, pues, intervenir precios, intereses ni alquileres; tampoco debe prohibir contratos libremente acordados entre adultos, como serían los laborales o los de comercio de sustancias que sólo afectan a sus consumidores.
Defensa de la paz. Las democracias liberales procuran el mantenimiento de la paz dentro y fuera de sus fronteras y sólo emplean la violencia para defender a sus ciudadanos de la violencia de enemigos interiores o exteriores.
[...]
También hace un buen comentario sobre las relaciones con la socialdemocracia y el conservadurismo. Y por qué suele ser más fluida la relación con el segundo, hasta el punto de hablarse, en ocasiones, de "alianza entre liberales y conservadores" (en Estados Unidos, incluso con los neoconservadores, dentro del Partido Republicano) por más que, en realidad, y hay que reconocerlo, este entendimiento, en buena medida, procede de la oposición al socialismo que une a ambos. En España, por centrarnos un poco en nuestro país, un vicio adquirido y habitual es definirse liberal en función de aquello que se rechaza de la izquierda, de tal modo que, al final, casi todo lo "no izquierdista" sería "liberal".
Según expuso Hayek en "Los fundamentos de la libertad", "el conservador, como el marxista, considera natural imponer a los demás sus valoraciones personales". El liberal "en abierta contraposición a conservadores y socialistas, en ningún caso admite que alguien tenga que ser coaccionado por razones de moral o religión". Para el liberalismo, no hay nadie con superioridad moral para decir a los demás lo que deben hacer o creer y por ello quizás, "el socialista desengañado, con mucha mayor facilidad y frecuencia, tranquiliza sus inquietudes haciéndose conservador en vez de liberal".
Aunque sí sea cierto que el liberal, habitual y normalmente, suele encuentrar un interlocutor más abierto y receptivo en el conservador que en el socialista. El propio Hayek reconoció en alguna ocasión sentirse más próximo a los conservadores que a los socialistas. Asimismo, el economista austriaco considera que los conservadores no son, pese a las diferencias, desdeñables como dique de contención o freno en aquellas situaciones en que la deriva socialista amenace con llevarnos por delante a todos. Aquí coincido también plenamente con él (qué nos van a contar en España).
[...]
El socialista quiere libertades personales sin responsabilidad, y pública intervención en lo económico. El conservador tiende a pedir censura y control en materia de costumbres, y se inclina (al menos en los Estados Unidos) a favor del libre mercado.
La razón por la que (...) el liberalismo clásico está más cerca de los conservadores que de los socialdemócratas es que a los conservadores es posible convencerles de que, librado el individuo del paternalismo de los socialistas, que quieren imponerle, quiéralo o no, lo que conviene a la sociedad, el individuo se hace más responsable, más ahorrador, más innovador e incluso más sinceramente religioso, como lo es en Estados Unidos.
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miércoles, 27 de enero de 2010
¿Liberalismo o "ley de la selva"?
Igualmente, debe garantizar unas prestaciones mínimas (educación, sanidad, etc.), sin las cuales, igualmente, el Estado estaría fallando en su obligación de defender la vida y la libertad en el caso de aquellos individuos que no tuvieran la capacidad económica para acceder a la oferta que el mercado realice de esos servicios. Por más que la libre competencia entre entidades privadas que ofrezcan estos servicios los haga asequibles para la mayoría de la población (el Estado, es más, no sólo no debe poner trabas al libre mercado, sino que, además, debe favorecerlo, eliminando las que existan), siempre existirán miembros de la misma que no podrán acceder a los mismos, viendo mermada su libertad al no poder cubrir algunas necesidades esenciales.
Lo cual no implica, obviamente, defender una hipertrófia estatal, una tentación que siempre irá unida al poder. Para evitar que el Estado emplee la excusa de la protección y la seguridad de sus ciudadanos para expandirse hasta el último rincón de su vida es necesario marcarle unos líneas que no deben traspasarse. El gobierno debe ser fuerte, es cierto. Fuerte pero pequeño, limitado por una Constitución que reconozca los derechos que pertenecen a la persona por el mero hecho de serlo, sus derechos innatos, y que establezca un principio de legalidad y una división entre los poderes del Estado, de tal forma que cada uno actúe como contrapeso de los otros. Las personas, al igual que necesitan un Estado que evite los abusos de otros contra sus libertades, deben estar protegidas, tener una serie de mecanismos de defensa a su disposición, cuando quien pretenda cometer los abusos sea el propio Estado, quien, al contrario que los individuos, sólo podrá actuar donde la ley se lo permita.
No es, por tanto, la anarquía, la abolición de todo gobierno o autoridad (el famoso "ni dios ni amo"), ya sea inmediata o como fin último tras una fase de dictadura del proletariado, como postula el marxismo, ni mucho menos la "ley de la selva", o la "ley del más fuerte", en el sentido de que el más poderoso se exceda arbitrariamente de su propio ámbito de libertad personal, atentando contra la vida, la libertad o la propiedad de otros, sin que el Estado, como titular del monopolio legítimo de la fuerza, intervenga en su defensa, la idea del liberalismo.
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Liberalismo clásico y la "ley de la selva"
Por Carlos Federico Smith
Suplemento Ideas de Libertad Digital
El Cato
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martes, 8 de diciembre de 2009
Las tetas de mi amiga Adela “La Anarquista”
Durante un tiempo viví en una comuna anarquista. Todos allí eran supuestamente muy solidarios y decían que era bueno compartir los bienes entre camaradas. Todos estaban convencidos de la necesidad de la abolición del Estado, de la propiedad privada y del derecho de herencia. Todos rechazaban el consumismo y el materialismo de los países occidentales, sobre todo el de su demonio favorito: Los Estados Unidos de América.
Incluso algunas “miembras” de la comunidad, como así les gustaba denominarse, se enorgullecían de defender a los más indefensos y desprotegidos de la sociedad; lo que me chocaba es que afirmaran esto después de abortar, práctica muy reiterada entre ellas. Personalmente no entendía muy bien el pseudoprogresismo de éstas mujeres, que respondía a un esquema muy sencillo: ser pacifista y apoyar a los desfavorecidos con grandes dosis de demagogia y mucho talante de buenismo. Sin embargo, a su hijo que reposaba inocentemente en su vientre, siendo éste el más débil, el más indefenso, el más dependiente de todos los seres, no les parecía digno de amparar. Yo observaba una fuerte contradicción en sus postulados y para colmo argumentaban los derechos de la madre, presentándola como una pobre víctima indefensa no se sabe muy bien frente a qué.
Todos repetían la misma cantinela típica del clásico socialista que se siente anarquista; y que suelen soltar cuando no son ellos los afectados directamente por las consecuencias de tales ideas. Únicamente, sólo lo de desmantelar la cosa pública, es decir, el Estado, me llegó a convencer puesto que, como buen anarco liberal asilvestrado, además de desconfiar de la clase política, creo muy saludable para el bienestar de los ciudadanos limitar el poder del Estado y reducirlo progresivamente al mínimo imprescindible para construir una sociedad donde prime la Libertad y la solidaridad voluntaria entre los individuos en contra de la expansión del liberticida Estado colectivista bajo el apellido disimulado de socialdemocracia, neocomunismo, socialismo populista o indigenista , etc.
Recuerdo en especial a un miembro de la comuna que se llamaba Alejandro. Alejandro fue el que me invitó a compartir una nueva vida con ellos. Ya se sabe esa típica ansia que tienen los jóvenes de descubrir siempre un nuevo estilo de vida hasta que se dan de bruces con la realidad. Todos en la comuna aseguraban eso de que el anarquismo sólo puede ser socialista. Yo no lo tenía tan claro, sobre todo por lo de la coletilla socialista que acompañaba a la palabra anarquismo a la que todos daban mucha importancia. Esto es así, después de algunos detalles que me llamaron la atención y por los que me empecé a desencantar con lo de la comuna pseudoanarquista. Un día tuve la ocasión de comprobar la hipocresía de estos tipos que hoy en día se hacen llamar “Okupas” pero que conservan la misma filosofía de vida.
Alejandro tenía una compañera de cama, Adela. Una morenaza de ojos verdes nacida en Cartagena que estaba buenísima, pero yo la notaba algo agotada en su relación sentimental. Desde el primer momento congeniamos e inevitablemente me la llevé al “huerto”.
Esto le sentó muy mal a Alejandro, un chico bastante celoso. Desde entonces la relación se enturbió bastante haciéndose cada vez más insoportable. Alejandro creía tener un predominio especial sobre la murciana, esto fue lo que me hizo entender que eso de abolir la propiedad privada no lo tenía muy claro el chaval, sobre todo si tenía unas buenas tetas como las de Adela. Michael, un comunista canadiense, rubio de ojos azules, que se sentía indigenista y que purulaba por la comuna le hizo entender a Alejandro que no debe existir la propiedad sobre las cosas que nos ofrece la “Pachamama” (madre tierra) y, menos, sobre las personas; puesto que el anarquismo no simpatizaba con la esclavitud.
La gota que colmó el vaso fue un día en el que Adela y yo violamos lo más sagrado que tiene el típico anarquista socialista. Su propiedad privada. ¡No es de coña! En el fondo ellos tiene sus sagrados bienes privativos. Lo de compartir los bienes, la distribución de la riqueza o abolir la propiedad siempre es bueno mientras sean las de otros.
Sigo. Una tarde Adela y yo, después de haber aplastado un poco la hierba de un prado, regresamos a la aldea con bastante apetito. Alejandro acababa de hacerse un sensacional y materialista bocadillo de jamón ibérico que había comprado con algún dinerillo que obtuvo por la mañana en el rastrillo del pueblo vecino, haciendo juegos de malabares; dinero que no depositó en la caja común como era norma de obligado cumplimiento en la solidaria comuna.
Adela y yo nos habíamos situado tendidos a cierta distancia de Alejandro. No había mucho que hacer, salvo dormir, comer, follar, tocarse los huevos y repetir las consignas socialistas en reuniones esporádicas organizadas por un tipo que venía de vez en cuando en su flamante Volkswagen Beatle amarillo, portando atuendos psicodélicos y llenos de colorido.
Cuando venía este tipo, todo en la comuna era buen rollo y hermandad. Dicho personaje aprovechaba el viaje para traernos algunas cajas de ultramarinos y artículos de aseo que, por cierto, nunca se agotaban desde la última reposición; así como libros de base ideológica 100% socialista y panfletos varios que tras leerlos suponía que los debería haber escrito algún descerebrado inspirado por drogas alucinógenas como el ácido lisérgico.
Continuo. Esa tarde fue mi perdición, puesto que no se me ocurrió otra cosa que aprovechar la ausencia momentánea de Alejandro para sugerir a Adela que compartiéramos el sabroso bocadillo que se mostraba amenazante con ese jamón de jabugo resplandeciente debido a su grasiento tocino uniformemente veteado. Prisionero manjar cautivo en una barra de tierno pan candeal cuyo interior, previamente, se había untado con tomate campero ahogado por un aromático aceite de oliva virgen. Los tomates los cogió Alejandro de una pequeña huerta ecológica que montamos, por propia iniciativa, cuando me incorporé a la comunidad aportando mis conocimientos agrícolas; pero que, con el tiempo, sólo la trabajábamos los tres plingaos de siempre que respetábamos eso de la colectividad del trabajo del socialismo anarquista.
Y así lo hicimos, Adela y yo dividimos en tres partes el bocata como buenos anarquistas socialistas solidarios y nos comimos dos tercios de bocadillo, dejando una tercera parte para el compañero Alejandro.
Alejandro volvió de “plantar un pino” y se encontró su apreciado bocata reducido. Tal cabreo le entró que casi me mata. Yo sólo seguía la consigna anarquista socialista al pie de la letra, es decir, abolir la propiedad privada y la distribución equitativa de la riqueza.
El suceso justificó mi expulsión de la comuna. Todos respaldaron al camarada Alejandro puesto que realmente no sentían mucho aprecio por mí debido a que no habían logrado normalizar mi anárquica y asilvestrada forma de pensar. Incluso mi estimada Adela se unió a la unánime decisión del grupo. Por cierto, un día me la encontré en las Ramblas de Barcelona casada con Michael, el canadiense. Me contaron que les iba muy bien en su lucrativo negocio de compra y venta de terrenos en la ciudad condal. Negocio que Michael había montado con la pasta que heredó de un tío de Toronto. -¡Vaya con el comunista y los parias de la tierra!- pensé de camino a la parada del bus.
La experiencia en la “comuna anarquista socialista” me abrió definitivamente los ojos y me di cuenta de su falsedad. Esa gente sólo quería vivir del cuento y de las rentas de los demás. O sea, el típico invento de una pandilla de vagos, hipócritas y envidiosos. En eso consiste el socialismo.
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