martes, 9 de febrero de 2010

El converso se pasa a la derecha.

 

zapatero-mrbean-01 Después de la “Semana Trágica” pasada, las incongruencias del Gobierno están llegando a límites que rozan la esquizofrenia política. Se parecen al perro de Scooby-Doo, que corren para varios sitios al mismo tiempo. Y es que tiene una dosis de ironía la jeta de este Gobierno, cuando sale a explicar a los periódicos extranjeros lo que no quiere explicar aquí. ¿Por qué será? Como ya habrán imaginado, aquí, todo el mundo sigue cerrando filas, más o menos disimuladamente. Incluida la prensa, que no tira con pólvora gruesa, no vaya a ser que se pierdan las ayuditas que da el poder para seguir tirando papel. Pero eso a “The Financial Times” se la trae al fresco. Por ello, los perplejos redactores del medio periodístico británico, se quedaron con el pie cambiado, pues mientras Salgado les pedía comprensión y hacía firmes propósitos de enmienda –recorte de gasto, reforma laboral, etc-, el señor Blanco se enganchaba a una “conspiración” contra España, a la cual también se sumó –como no- la trisueldada Pajín. De modo que quienes hace apenas dos años hablaban del milagro español, ahora estaban conspirando para despojar del poder al PSOE. Según la esquizofrénica explicación de Leire, en la confabulación estaría inmerso también el Gobierno Obama y, claro está, como guinda del pastel, detrás de todo ello estaba el PP –cuándo habrá soñado el PP tener tal poder-, y “ciertos elementos” de la banca internacional que se niegan a que se les realice el ajuste propuesto desde la Casa Blanca. A tanta locura llegaron estos dos cazafantasmas, que la propia Banca Española ha tenido que salir a desmentir lo del complot, no fuera a ser que los inversores extranjeros se fueran aún más rápidamente.

Así que el líder, que acaba de defenestrar a Bernardino León, al cual se culpa ahora dentro del PSOE del fiasco en Davos, se fue a su Ejecutiva y, en un acto de fe colectiva, el PSOE volvió a darle una oportunidad más. Al menos, eso es lo que dicen, de boquilla para adentro. Ante el reto del PP y de los demás partidos, no ha tenido más remedio que decir que acudirá –a iniciativa propia- el próximo día 17 al Parlamento –por ahí debía de haber empezado-. Eso le dará tiempo para que sus asesores vuelvan a darle unas cuantas clases de Economía Acelerada de la Desaceleración Económica que padece nuestro país, al que, curiosamente, el presidente le acaba de encontrar el nombre, después de que lo considerase como un concepto “discutido y discutible”.

El líder quiere convencer al personal que el pensionazo es de izquierdas, que el convenio colectivo no es una congelación en toda regla y que, por supuesto, es de izquierdas, y de que, realizar los recortes del gasto no es una medida más, sino que es la quintaesencia de la izquierda en su más pura formulación, desde que el “conceto” fuera impuesto en la Asamblea Nacional de Francia tras la Revolución. ¿Qué diría Marx al respecto? Pues lo que yo pienso. Este tío es el Groucho Marx de la política. Se acaba de quitar unos principios y se ha colocado los de la oposición. Y se ha quedado tan fresco. Que conste que no me parece mal.

Lo terrible es que ha dejado pasar dos años dramáticos solo porque sus diferencias con la derecha eran de “principios”  e ideológicamente “insalvables”. ¿Qué tipo de política es reformular el cómputo de las pensiones, la congelación funcionarial, la congelación al 1% de los sueldos de toda España y el recorte –obligado aunque diga que no- de los gastos del Estado, que repercutirán sin duda en los gastos sociales? Es vergonzoso no solo el espectáculo del PSOE, sino el que han dado la patronal y los sindicatos acordando en cinco minutos lo que no fueron capaces en dos años. El catecismo de Davos –neocón, por cierto-, ha calado hondo en la feligresía sindical. Seguro que temen irse a la calle si no terminan con las milongas.

Señor Zapatero, es usted el mayor embustero de toda la casta política española que ha habido y que habrá. Los mercados nos harán saber su decisión. A Dios gracias, usted ya no manda aquí. Y tenga por seguro que preferimos el rigor del FMI que su indecisión patológica. Espero que todos los que cierran filas con usted hoy, acaben en la calle, que es donde deben estar. Por aclamarle a sabiendas de que usted siempre ha estado desnudo.

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