miércoles, 16 de marzo de 2011

Consignas

            Este domingo pasado, en la Plaza de la Quintana (Santiago de Compostela), había una manifestación en la que se gritaba una consigna que me hizo mucha gracia, no por la crispación que suscitó, sino por lo que significaba. La gente coreaba esa consigna mientras los mandatarios de la manifestación aclamaban y gritaban al viento, exigiendo lo imposible. Esto me hizo recordar aquella conocida frase de mayo del 68: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. La consigna venía a decir algo así como: “Que cada autónomo contrate a un parado”.

            El tema de la manifestación era el paro. Y la solución que proponían era precisamente lo que gritaban, que cada autónomo contratase a un parado pues así la cifra del paro se reduciría a la mitad.

            Antes de caer en la típica descalificación fácil (y totalmente pueril) a que estamos acostumbrados cuando se habla de los trabajadores y empresarios, buenos y malos, me gustaría analizar esa consigna en profundidad y ver cual sería la repercusión real de llevarla a término.

            En primer lugar decir que separar “trabajador” y “empresario” es muy sencillo en la teoría, pero no tanto en la práctica. Pues así como hace un siglo había una clara diferencia, tanto de clase social como económica, a día de hoy la mayoría de los “empresarios” son gente trabajadora, que dedica sus buenas horas semanales (normalmente muy superiores a la jornada laboral típica de un “trabajador”) y con una clase social y económica que no difiere demasiado de la del común de los “trabajadores”. Una cosa es el “gran empresario”, y otra muy distinta el “autónomo”. El primero es una especie en vías de extinción, pues las grandes empresas suelen estar controladas por un grupo de personas, suelen ser propiedad “anónima” y nada tienen que ver con los autónomos. Estos últimos suelen ser trabajadores que tienen la ventaja (en teoría) de ser sus propios jefes. Suelen trabajar muchas horas a cambio de una remuneración económica “suficiente”, suelen estar de deudas hasta el cuello y suelen tener que delegar ese exceso de trabajo en otras personas que no se preocuparán como ellos por el negocio (lógico… no es “su” negocio).

            Ahora hablemos de la consigna. Si cada autónomo contratase a un trabajador en paro, lo que tendríamos sería, evidentemente, una reducción de las listas de desempleo… al menos de forma temporal, pues a la larga posiblemente se duplicarían, pues si cada autónomo contratase a un trabajador que no necesitase y/o que no puede pagar, al final el trabajador volvería al paro, pero esta vez, acompañado de su jefe.

            Cuando un autónomo contrata a alguien es porque puede pagarlo y porque lo necesita. En caso contrario NO lo hará. Es absurdo pensar lo contrario. Si no puede pagarlo, ¿por qué demonios debería contratar a alguien? Y si no lo necesita ¿por qué demonios debería contratarlo?

            Entonces salen los típicos listillos de turno que hablan de las grandes facturaciones de los negocios. Y yo quisiera hacer una aclaración. Cuando se habla de facturación se está hablando del dinero que entra en ese negocio, pero no de lo que sale. Cuando un autónomo vende (factura) un millón de euros, eso no significa que ese autónomo gane un millón de euros (supongo que no le importaría… a mí tampoco, la verdad). Ese ingreso es sólo una parte de la ecuación. Hay que mirar cuánto sale. Pues un negocio que vaya bien puede llegar a ganar de ese millón tranquilamente la mitad, pero uno que vaya mal puede tener incluso pérdidas aún habiendo ingresado ese millón. Si un autónomo, una vez empieza a ver sus gastos (bancos, préstamos, proveedores, acreedores, clientes morosos, trabajadores, impuestos, etc.), ve que el negocio va bien, no tendrá problemas en contratar a alguien (después de todo un trabajador más significa menos trabajo para el autónomo, que podrá dedicarse a hacer crecer su negocio y por lo tanto ganar más). Pero, y no hace falta que el negocio vaya mal, si ve que no le compensa contratar a alguien (sea porque entre sueldos e impuestos sus beneficios disminuyen, sea porque no gana tanto como para pagar lo que cuesta tener otro trabajador, sea porque sinceramente no le hace falta más gente), pues NADIE es quién para obligarle a ello.

            El problema que tenemos en este país es que se suele identificar a un autónomo con un millonario chupasangres que ha robado para llegar a donde está. Y la verdad es muy diferente. La verdad es que la mayoría de los autónomos tienen problemas para llegar a fin de mes. La mayoría de los autónomos trabajan muchísimas más horas de las 40 semanales que se “suponen” normales. La mayoría de los autónomos tienen sueldos muy similares (e incluso inferiores) a los de los trabajadores que tanto protestan. Y aún así se les exige cada día más. Los autónomos están pagando impuestos por todo, hasta límites insospechados. Tal cantidad de impuestos que muchos de los parados que tenemos a día de hoy en España, antes fueron autónomos que, a causa de la elevadísima presión tributaria, tuvieron que abandonar sus trabajos (pues un autónomo es un trabajador, aunque muchos no quieran reconocerlo).

            Ya puestos a gritar consignas, podríamos probar con la siguiente: “Que cada parado se vuelva autónomo”. Así las listas del paro también se reducirían. Claro que habría que cambiar un poco la mentalidad de la gente en este país para que esto pudiese funcionar, pues ser autónomo exige mucho. También habría que cambiar la elevadísima presión fiscal que soportan los autónomos, pues en caso contrario pronto se volvería al nivel anterior de paro (o incluso se incrementaría). Habría que dar posibilidades a los préstamos bancarios para emprendedores. Habría que agilizar los trámites burocráticos exigidos para ser emprendedor…

            Habría que cambiar tantas cosas para que eso funcionase… pero aún así, la solución sería muchísimo mejor que la que proponían los exaltados del domingo. Aunque claro… es una solución que implica a las personas, que las involucra en la solución a través del trabajo individual y personal. Claro… si lo comparamos con la solución que proponían ellos, en la cual el trabajo siempre es de un tercero, en la cual siempre existe ese mismo tercero a quién echarle la culpa si las cosas salen mal, y en la que los que gritan y exigen nunca se manchan las manos… como que no compensa (al menos a ellos no).

            La gente deberá empezar a pensar un poco por sí misma. Pensar en su futuro individual. Pensar en las distintas posibilidades de trabajo. Analizar si compensa o no ser un autónomo. Si ven que compensa serlo, pues que caminen en esa dirección. Si ven que no compensa serlo… pues que dejen de exigirle a los demás, lo que ellos mismos no desean para sí.

1 comentario:

  1. muy bueno tu artículo,te lo dice un autónomo que ha tenido que seguir trabajando con una pierna vendada tras una operacion de varices o mientras sufría cólicos nefríticos y sin poder marcharse a casa porque el negocio tenia q seguir abierto para poder llegar a fin de mes y poder pagar el sueldo de mi trabajador que,eso sí,si se resfría se queda en la camita.

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