lunes, 3 de octubre de 2011

¿Hormigas o Cigarras?

              Acaba de pasarme algo muy curioso en el trabajo. Un paciente llega a buscar su medicación y mientras se la preparo me comenta si sé algo de eso que se habla de que van a empezar a cobrar las medicinas. Un temor muy extendido entre la gente mayor. Su primera respuesta a esa pregunta (es de los típicos que dirigen las conversaciones sin dar tiempo a que la otra parte intervenga, y cuando se interviene, pues ni tan siquiera escucha… muy habitual, también) fue que si eso pasa, él dejaría de ir al médico y se moriría. Su segunda respuesta fue la que me causó estupor (la primera es muy típica también, así que ya estoy insensibilizado a este tipo de tonterías, pues en el 90% de las veces, sólo lo dicen como “extra” en la conversación para dar pena y que así la otra parte se sienta “obligado” a darles la razón en todo), pues para él la culpa de todo la tenían las pensiones contributivas. Si las eliminasen se arreglaría todo el problema. 

              Es decir… una persona que trabaja durante toda su vida e invierte una parte de los frutos de ese trabajo en un plan de pensiones (obligado, es cierto, pero plan de pensiones al fin y al cabo), no tiene derecho a cobrar ese dinero. Mientras que otra persona que no ha invertido nada en ese plan de pensiones (no digo que no ha trabajado, sino que todos sus trabajos fueron siempre “apaños” fuera de los cauces legales para así cobrar más y no tener que pagar nunca nada al Estado; como es precisamente el caso de este “homiño”) tiene los derechos añadidos del primero más los suyos propios.

              Y lo peor no lo encontramos en la estupidez que acaba de decir ese señor. Sino en que lo dice totalmente convencido de que eso sería lo mejor para todos. Pues los que no tienen nada porque nunca invirtieron en nada tienen el “derecho” de que la sociedad les pague por todo. Mientras que los que tienen algo porque en su momento invirtieron con vistas al futuro, no tienen ningún derecho porque son unos criminales-explotadores-acaparadores-especuladores-diabólicos-infernales… o incluso más.

              Se ha educado a la sociedad para que odie a todo aquel que trabaja por su propio beneficio. Se la ha educado en las “virtudes” de la caridad y la solidaridad… pero unas virtudes que nacen del Estado, no de la persona. Un individuo que sea caritativo y solidario es un criminal en sí mismo… el único que puede serlo es el Estado, que se encarga de repartir “justicia social”, quitándoles a los ricos y dándoselo a los pobres. Si el individuo quiere ser solidario, pues perfecto… pero sólo después de que haya dado “voluntariamente” al Estado su aportación correspondiente.
 
              La sociedad tiene la creencia de que el individualismo es malo. Tiene la convicción de que la palabra justicia significa que los de abajo han sido “castigados” por los de arriba y por lo tanto es su obligación el “pagar”.

              Así que plantearé la pregunta de otra forma, para ver es “justo” o no.

              Una persona ha trabajado durante toda su vida, ahorrando un dinero para cuando ya no pueda trabajar. El día que no puede trabajar va a recuperar ese dinero y un tercero le dice que no, que en realidad ese dinero tiene que dárselo a su vecino… ese que vivió bien durante toda su vida y jamás ahorró nada, porque sino el pobre se morirá de hambre y frío. ¿Es justo? 

               Yo no lo veo demasiado “justo” que digamos.

             La fábula de la cigarra y la hormiga llega hasta nuestros días, totalmente pervertida y distorsionada. En el caso de la versión original (atribuida a Esopo) el final de la historia está en que la hormiga se apiada de la cigarra y le da un par de granos de arroz mientras le advierte que todo tiene consecuencias y que hay que ser previsor. En la versión de La Fontaine, la historia es más cruda y así como la hormiga sobrevive gracias a su trabajo y previsión, la cigarra muere a causa de su falta en ambos puntos:

Que faisiez-vous au temps chaud ?                                 ¿Qué hacías durante el verano?
Dit-elle à cette emprunteuse.                                         
le preguntó a la pedigüeña
- Nuit et jour à tout venant                                          
-Día y noche a quien me encontraba,
Je chantais, ne vous déplaise.                                        
le cantaba, no te disgustes          
- Vous chantiez ? j'en suis fort aise.                               
-¿Le cantabas? Me alegro,         
Eh bien! dansez maintenant.                                        
pues bien, ¡baila ahora!

              En nuestros días el final es muy distinto:

Se encuentra la hormiga disfrutando de un momento de tranquilidad. Se acaba de preparar un buen tazón de leche caliente y se acurruca junto al hermoso fuego que da la chimenea preparándose para leer un buen libro y así descansar y disfrutar de las tan merecidas vacaciones invernales. A lo lejos, sufriendo las inclemencias del duro invierno, la cigarra maldice su suerte, pues no tiene nada que le proteja del frío, ni tampoco un mísero grano de arroz que llevarse a la boca.

Pero su suerte está a punto de cambiar.

La hormiga, que ya había encontrado la posición óptima en el sofá y disfrutaba de su lectura sufre un sobresalto cuando el timbre empieza a sonar. “Es la cigarra” piensa, “seguro que ahora viene a pedirme ayuda”. Se acerca hacia la puerta mientras en su cabecita analiza si debería ayudarla o no, pues si la ayuda, no aprenderá la lección, pero si la deja a su suerte, lo más seguro es que muera, y entonces no habrá servido de nada. La hormiga abre la puerta y mira hacia afuera, pero no ve a la cigarra, en su lugar ve un papel extendido. “Notificación de Embargo” dice el papel. La hormiga no entiende a qué viene eso, así que dirige la vista hacia quién porta dicho papel. Una mantis la mira y le dice:
      Por orden del rey de los insectos, se te comunica que has perdido la casa y todo cuanto hay dentro. Se te ha encontrado culpable del delito de “trabajar para tu propio beneficio”. La sentencia es la expropiación de todos tus bienes, la mitad irán para la cigarra, parte agraviada en el conflicto, y la otra mitad para los gastos del proceso y de la burocracia asociada. También se te comunica que a partir de ahora todo lo que trabajes tiene que ser declarado ante el Rey y habrás de entregarle una parte proporcional, la cual será repartida de forma “justa” y “equitativa” entre las cigarras del reino.

La hormiga lo primero que piensa es que es todo una broma. Lo segundo que piensa es en cerrarles la puerta en las narices a la mantis y su papel… pero entonces ve que la mantis viene acompañada por dos avispas que la miran con desprecio mientras pulen los aguijones. Lo tercero que piensa es “este es el mundo al revés”.

              Más o menos así quedaría el final de la historia en la actualidad. La gente tiene la “obligación” de ser solidarios, tanto si quieren como si no.

              Como decía el paciente de esta mañana… que se eliminen las pensiones contributivas y todo se arregla.

              Que paguen los que han ahorrado y le den ese dinero a los que han dilapidado.

              Y luego aún habrá gente que diga que esto es “Justicia”…

              Para terminar me gustaría dejar un video que tal vez explique un poco más el asunto. Está en inglés, pero se le pueden acoplar los subtítulos en castellano en el botón cc abajo a la derecha:

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