miércoles, 2 de junio de 2010

¿Aguantarán China y las multinacionales el tirón de la crisis?

 

im1541Chinos trabajando Es clamoroso el silencio que se mantiene a nivel mundial sobre las prácticas de “dumping” que realiza China en toda su enorme maquinaria comercial. Recuerdo que lo que hace es vender por debajo de los márgenes que se consideran lógicos y necesarios para que la masa obrera esté lo debidamente motivada para seguir trabajando y rindiendo óptimamente. Y lo digo también porque el sistema es una venenosa mezcla de comunismo corrupto, neoliberalismo desaforado y mafia calabresa, pero en chino. Y esto, tampoco es ningún secreto.

Este es el esquema que las multinacionales están llevando a todos los rincones del mundo, en un fenómeno que ellos llaman “deslocalización”, que no es sino localizar esos sitios donde la miseria te obliga a trabajar por menos del sueldo de subsistencia, atándote a un trabajo de por vida. Estamos ante la segunda gran esclavización, después de la desencadenada por los españoles y portugueses con el comercio de esclavos durante los siglos XVII y XVIII. Todo vale con tal de generar excelentes balances y mostrar a los accionistas que se está ganando dinero a espuertas.

El efecto “colateral” es el desmantelamiento de todas las industrias locales de lo que, hasta ahora, se llamaba “Mundo Desarrollado” y de ahí viene el eufemismo de “Países Emergentes”. ¿Significa acaso que se ha reducido la pobreza en Brasil?¿O solamente que la suma del que más gana más la del que menos, dividido entre dos da positivo? Que se lo pregunten a los brasileños de a pie. Es cierto que se deberían de optimizar los rendimientos de los trabajadores del primer mundo, para que sus ingresos fueran acordes con su trabajo real y por objetivos cumplidos, pero no por ello es menos cierto que lo que se está cometiendo en los emergentes es un atropello contra la dignidad humana en el trabajo que, tarde o temprano, acabará por pasar factura, bien mediante una revolución social, bien mediante un paso hacia adelante en las relaciones sociales en la industria y el comercio.

La crisis es un estupendo caldo de cultivo para ver cómo reaccionan las masas obreras en un periodo, por otra parte, sombrío e incierto. Estamos viendo los primeros estallidos de la presión en la gente trabajadora. Sobre todo en China. Los suicidios se suceden vertiginosamente, a cada paso que las multinacionales dan a la rosca para apretar más en la jornada de trabajo y en los cumplimientos de los “compromisos” de entrega. Tengamos en cuenta que la masa salarial china supera a las de muchos países desarrollados considerados conjuntamente. El día en que dicha masa salarial diga basta, se producirá un “crack” en muchas bolsas mundiales, que siguen creyendo que el “milagro chino” es otro sueño inacabable.

El punto crítico se alcanzará cuando las multinacionales fuercen a los trabajadores chinos a trabajar por un precio en mercancía final que sea asequible a un mundo desarrollado sin capacidad de compra, y, sin embargo, los trabajadores chinos, se nieguen a cumplir dichos compromisos de entrega. En ese momento, los balances no cuadrarán, las cuentas no coincidirán y los mercados bursátiles no sabrán qué estará pasando.

Los sueños no duran, si dependen de la imposible plasticidad de los trabajadores. Hasta ahora, los chinos han demostrado un grado de flexibilidad inigualado. Otra cosa, bien diferente es, que puedan llegar a ser indestructibles. El despertar de los emergentes, como siempre, es un proceso dialéctico entre los que quieren salir de la miseria sin perder su vida en el empeño y los que, habiéndolo tenido todo, ahora no pueden comprar si no es a precios de risa.

La conclusión es que ni somos tan desarrollados, ni ellos son tan emergentes. El hilo se romperá. Lo raro es que no nos haya informado de tal coyuntura el Ministro de Fomento, el Señor Blanco. Será que ni siquiera tiene las dos tardes de economía que tiene su jefe. Es imperdonable que no nos informe de ese “paraíso comunista” que es la China post-maoísta. Si me tengo que cambiar de país, por favor, no me dejen ir a China. A cualquier sitio, menos a China. A cualquier sitio menos allá donde haya “sueños socialistas hechos realidad”.

2 comentarios:

  1. Sr. José Enrique: Es cierto que la China actual, aun cuando siga manteniendo la misma bandera roja, es muy distinta a la China de Mao, puesto que el gobierno socialista chino ha acogido con agrado la inversión privada que es la única que genera riqueza y empleo. El dumping no es el problema puesto que sus productos son de mala calidad y como es lógico la mala calidad no puede hacerse con el mercado salvo que las castas políticas intervencionistas las subvencionen y su consumo sea obligatorio. Si así no fuera, bienvenidos los productos baratos y de calidad sean Chinos o Canadienses. El soberano del mercado es el consumidor y a éste le corresponde elegir. Los liberales debemos tener claro esto.

    La realidad es que el gobierno socialista chino tiene miedo, mucho miedo a un ejército de 300 millones de Chinos hambrientos rebelándose con desesperación, por lo tanto ha optado por darles de comer ¡y qué mejor herramienta para sacar de la miseria y el hambre a la gente que un poquito de economía de mercado o capitalismo! que, en este caso, es poco democrático debido al fuerte intervencionismo que mantiene el despótico régimen socialista chino, donde los empresarios no compiten en igualdad de condiciones.

    No hay que olvidar que el gobierno totalitario chino sigue siendo repugnante, sobre todo en materia de derechos civiles: miles de presos políticos, persecución religiosa, control de la población con la política de un solo hijo, adoctrinamiento socialista en los colegios, libertad de expresión limitada, ausencia de garantías procesales y expropiaciones masivas. Esto garantiza que “la masa salarial”, tal como tu conceptúas, no diga nunca basta, teniendo que soportar comunismo para años.

    Hablas de multinacionales, pero las multinacionales no son el problema en los países pobres sino la miseria y el miedo; instrumentos que aprovecha el socialismo para perpetuarse en el poder. Las multinacionales sólo pretenden crear riqueza donde antes no existía y dar trabajo a la gente para que se forjen un futuro, o sea, ofrecen bienestar y esperanza. Las multinacionales son las industrias pioneras que se establecen en lugares dónde sólo hay piedras para comer.

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  2. Las multinacionales sólo pueden beneficiarse si crean puestos de trabajo y riqueza, es decir, bienes y servicios competitivos que satisfacen las necesidades de todo el mundo y que en otros tiempos sólo estaban al alcance de unos pocos.

    Cuando la gente tiene una calidad de vida aceptable, bienestar y esperanza lo que primero cuestiona es la esencia del socialismo, por eso, a esta ideología lo que menos le interesa es una sociedad cuya mayoría pertenezca a una gran clase media, próspera, crítica, reflexiva, cultivada y no dependiente del Estado. A los liberticidas les es más fácil engañar a la población cuanto más dependiente e ignorante sea. Ese es el caldo de cultivo que necesitan para implantar su ineficaz y sanguinaria ideología totalitaria. Por eso el socialismo siempre fracasará en países libres y prósperos.

    Una de las consignas más apreciadas por el espécimen socialista es esa de que los salarios que pagan las grandes multinacionales en el Tercer Mundo son una vergüenza y un crimen,

    A pesar de la apariencia de que el sueldo que pagan las multinacionales en el Tercer Mundo es muy bajo comparándolo con el que percibe un liberado sindical europeo, o sea un liberado de trabajar parasitando al contribuyente; los datos demuestran que el salario que abona una multinacional triplica entre 3 y 8 veces al salario habitual que suelen abonar las empresas locales en los países subdesarrollados.

    Cualquier persona inteligente sabe que no se pueden comparar los sueldos en los países poco desarrollados con los de los países más prósperos así, sin más. No es lo mismo el coste de un kilo de harina en Vietnam que en Suiza. El nivel de vida en el país asiático comunista es muy inferior y, sobre todo, lo es la productividad. Esto es debido a la insuficiencia de maquinaria, formación de los obreros, infraestructuras e instituciones que protejan la propiedad privada.

    Lo que apesta es el socialismo casposo que, junto al pseudoecologismo bucólico, impiden salir a los países del Tercer Mundo de la miseria en la que se ahogan. La miseria no es consecuencia de la globalización sino de la falta de ella. Sólo el capitalismo democrático o economía de mercado puede erradicar el subdesarrollo y los inmigrantes sudamericanos, africanos o asiáticos que se trasladan a Europa, a Australia, a Nueva Zelanda o a Estados Unidos lo saben muy bien. Nunca escogen China, Cuba o Corea del Norte para rehacer su vida ¿Por qué será?.

    Lodicecincinato.tk

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