sábado, 30 de octubre de 2010

Afganistán



En los últimos años, las repetidas intervenciones militares de la OTAN han conseguido frenar el fundamentalismo talibán en Afganistán a pesar de las zancadillas que ponen algunos descerebrados cómodamente sentados en su sillón pacifista a miles de kilómetros del conflicto bélico. También la falta de colaboración de Pakistán, que junto a Irán son las verdaderas bombas de relojería de la zona por su amenaza nuclear, ha imposibilitado atrapar a los dirigentes talibanes o a la cúpula de al-Qaeda.

Según parece, los Estados Unidos, presididos por un hombre llamado B. Hussein, se van a retirar de Afganistán al igual que lo están haciendo de Irak sin haber terminado las tareas de estabilización que tanto presupuesto y vidas se ha llevado por delante inútilmente, algo que entusiasma a los talibanes y les hace más fuerte. Algunos liberticidas descerebrados no quieren ver que cuando la guerra se traslada a miles de kilómetros es para evitar tener que hacerla en la esquina de tu calle. No olvidemos lo que decía Karl Popper: "En ocasiones, es necesario librar guerras para tener paz".

Recordemos como algunos de esos liberticidas de origen español, que también ponen zancadillas como sus homólogos norteamericanos y de otras partes de Europa, nos han repetido hasta la nausea que el anterior presidente del gobierno de España, José María Aznar, nos llevó a la injusta guerra de Irak, una guerra basada en mentiras; mientras que la guerra de Afganistán; también llamada según ellos, misión de paz, es un ejemplo de intervención militar políticamente correcta dónde es mejor morir que matar.

Largarnos de Afganistán, y no me refiero sólo a los españoles sino a las tropas que pertenecen al mundo libre, es arrojar a los afganos al precipicio de la historia tal como les ocurrió a los vietnamitas, cubanos, norcoreanos o somalíes. También supone un riesgo para nuestro mundo porque nos jugamos mucho en ello, sobre todo nuestra vida y nuestra Libertad. Marcharnos de Afganistán confirmaría a los talibanes de que es inútil la maquinaria militar moderna, a pesar de que es esa maquinaria la que los ha tenido a raya hasta ese día en el que a B. Hussein Obama, ese hombre que dobla exageradamente su espinazo cuando saluda a la monarquía saudí, le otorgaron el premio Nóbel de la Paz antes de ganarlo.

Irse de Afganistán sería la prueba para el fundamentalismo islamista de que Occidente es un tigre de papel en el que abunda el pacifismo estúpido y la pusilanimidad, sobre todo de una decadente Europa que se ve incapaz de llevar a cabo una misión para defender la Libertad si no es llevada de la mano por su papá norteamericano.



Personalmente no voy a objetar nada sobre la intervención militar en Afganistán que, como en Irak, se hace con el propósito de llevar la prosperidad y la Libertad a la ciudadanía de esos territorios. Lo que critico a la casta política socialista de España es la utilización de esos propósitos no para legitimar nuestra presencia en el país del opio, sino para esconder que nuestros soldados se sacrifican en una guerra con los mismos objetivos y enemigos que tenían cuando intervinieron en la guerra iraquí.

La paradoja es que las tropas españolas están perfectamente pertrechadas para la guerra en cuanto a su espíritu guerrero pero no en cuanto al material adecuado para desempeñarlo puesto que la pasta se la gasta el gobierno en otros fines populistas que dan más votos. La mayoría del tiempo nuestros soldados están acuartelados, y esto no es capricho de quien comanda las tropas sino de Zapatero, debido al horror que le produce asistir a funerales castrenses donde puede verse agraviado con pitidos e insultos que empañarían su popularidad y su inmaculada imagen de amante de la paz que con tanta pulcritud cuida.

Desde luego que los ejércitos no se formaron para llevar a cabo misiones humanitarias y, como es obvio, no es la misión para la que se creó la OTAN. Si esta organización deja de desempeñar su función en Afganistán, el siglo XXI será el siglo en el que desaparecerá la OTAN como única fuerza conjunta que tienen los países verdaderamente democráticos y libres para sembrar esa democracia y esa libertad en las sociedades que sucumben ante ideologías totalitarias y fundamentalistas.

No hay duda que los pseudoprogresistas, feministos, feministas, abortistas, ateos sectarios, zerolos del día del orgullo gay, laicistas de pacotilla, titiriteros cejateros, putas, puteros y porreros del botellón del mundo libre quieren ser compañeros de viaje de los islamistas, eso es lo políticamente correcto y no lo ocultan. Son tan mediocres que ni siquiera reflexionan que ellos mismos serían las primeras víctimas del monstruo fundamentalista si alguna vez se asentara en occidente. El problema es que gobiernos occidentales de talante estúpido como el de Zapatero no quieren verlo de esta forma. Tienden, más bien, a recrearse en sueños pacifistas protagonizados por gente que desde que nace se prepara para la guerra; gente fanática que no teme inmolarse y acabar su vida en pedacitos.




Afganistán no es sitio para ir de pacifista. La OTAN controla la capital y ciertas ciudades grandes, el resto lo controlan las tribus talibanes muy interrelacionadas y cuyo material de guerra es financiado por el tráfico del opio, un mercado en auge mientras el país retrocede en el tiempo hundiéndose en la miseria y la represión fundamentalista cuyas principales víctimas son sus seres humanos de segunda clase, es decir, las mujeres.

Afganistán es más un territorio medieval que una nación en el concepto que entendemos en Occidente. El poder se lo reparten tribus o etnias encabezadas por los señores de la guerra. Entender esto es necesario para que la intervención militar en la zona no sea un descalabro.

Afganistán es una aventura por la Libertad que no debe enquistarse, ni mucho menos, abandonarse. Occidente no puede permitirse perder esta guerra si quiere sobrevivir tal como lo conocemos.

En esta aventura Zapatero desempeña el papel de simple palmero pelota que trata, por un lado, de hacer méritos de cara al mulato protagonista de la paz (electoral) y, por otro, de que estos méritos pasen lo más desapercibidos posible entre las masas aborregadas españolas que no votan con la cabeza sino con el culo, y ya se sabe que del culo sólo puede salir una cosa…... Pero la guerra, como todas las guerras, es extremadamente ruidosa, sobre todo ese estruendo silencioso que producen los 95 españoles muertos hasta ahora en Afganistán. Por eso, esta zona de guerra es para los cejateros pseudoprogresistas liberticidas españoles un incómodo fantasma del que no quieren saber pero que, a pesar de todo, sigue ahí.


A continuación os dejo unos argumentos sonoros para ayudaros a reflexionar algo más sobre la guerra de Afganistán:











www.lodicecincinato.blogspot.com



http://www.goear.com/listen/b94ffaa/afganistã¡n-01-www.lodicecincinato.tk


http://www.goear.com/listen/22ae0b3/afganistã¡n-02-www.lodicecincinato.tk


http://www.goear.com/listen/eff2d7c/afganistã¡n-03-www.lodicecincinato.tk

1 comentario:

  1. Irse de Afganistán sería la prueba para el fundamentalismo islamista de que Occidente es un tigre de papel en el que abunda el pacifismo estúpido y la pusilanimidad, sobre todo de una decadente Europa...
    Es tal como lo dices, sobre todo con los actuales dirigentes, que ponen nuestras cabezas en el tajo del verdugo.

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