El siguiente párrafo es con el que termina el primer volumen de La Democracia en América, de Alexis de Tocqueville:
Su [el de EE.UU. y el de Rusia] punto de partida es diferente y sus caminos, distintos; sin embargo, cada uno de ellos parece llamado por un secreto designio de la Providencia a tener un día en sus manos los destinos de medio mundo.1
Tomando como referencia el año de publicación del primer volumen -1835-, tenemos que tener en cuenta que hacía apenas 59 años que Estados Unidos había declarado su independencia. Mientras tanto, en esa época Rusia se encontraba en el periodo conocido como Imperio Ruso, el cual se inició en 1721 durante el reinado de Pedro I y se terminó en 1917, cuando Nicolás II abdicó. Durante esa época, ambos países estaban centrados en sus asuntos internos (consolidación de la República y modernización del Imperio) y fronterizos (expansión de Estados Unidos hacia el océano Pacífico y guerras de Rusia contra el Imperio Otomano, Suecia, Polonia,...).
En aquel entonces Marx y Engels no habían publicado aun el Manifiesto comunista, ni habían tenido lugar la Revolución Rusa ni las dos guerras mundiales. Sin embargo, Tocqueville fue capaz de vislumbrar que Estados Unidos y Rusia se convertirían en dos grandes superpotencias y que polarizarían el mundo en dos bloques, lo que sería conocido como la Guerra Fría.
[1] Alexis de Tocquevile, La democracia en América, 1 (Madrid: Alianza Editorial, 1980), p.588.
Publicado originalmente en humano sin sentido