sábado, 12 de diciembre de 2009

Yo también soy Hermann Tertsch



Recordemos como Hermann Tertsch plantó cara al chantaje de los sindicatos y no cedió frente a la huelga política que llevaron a cabo en Telemadrid motivada por el disgusto que tenían el grupo PRISA, MEDIAPRO y PSOE por la línea crítica de la cadena autonómica con la ineficaz política de Zapatero. En aquella ocasión los sindicatos desempeñaron el trabajo sucio de agitación contra Esperanza Aguirre, pero realmente no es la Presidenta ni Hermann Tertsch los verdaderos enemigos de los liberticidas, sino la democracia.

El sindicalismo español, perro fiel del amo que le da de comer, nunca conseguirá de sus pocos afiliados la pasta gansa que le unta el gobierno. A estos parásitos les importa una mierda que se esté destruyendo el tejido social de España, su fin principal, en aquel momento y ahora, es cumplir la consigna de silenciar Telemadrid por considerarla contraproducente e inadmisible para el perverso interés del amo del perro. Por eso siempre diré que es un error conseguir la paz social, como pretenden algunos ilusos, apaciguando a los sindicatos a costa de nuestra Libertad y nuestro dinero.

Este tipo de sindicalismo mafioso junto a la basura que comprenden los medios de comunicación afines al gobierno es volver a lo peor del peronismo radical, es decir, azuzar a las bestias en el uso de la violencia para deslegitimar primero, intimidar después y finalmente... lo que se tercie, con tal de machacar al discrepante. El afán totalitario siempre animará a tipos descerebrados que se ofrecerán a materializar la consigna pateando a los señalados en la misma con el fin de meter miedo a la ciudadanía por si alguien no quiere incorporarse al corral o, una vez dentro, decide despertar y renegar de la secta demandando Libertad. Ésa es la historia de siempre. La historia de la España chekista, de la Cuba castrista o de la Alemania nacional socialista en la que siempre suele darle a los liberticidas por romper los escaparates o las costillas de un sector de la población designado por un iluminado déspota que se refugia en la democracia para alcanzar el poder y hacer realidad su sueño totalitario.

Es obvio que Zapatero quiere legitimar su gobierno como el sucesor de aquel gobierno fracasado de la II República que lo único que trajo a España es enfrentamiento y miseria, por lo tanto no debemos extrañarnos si empiezan a surgir milicianos incontrolados gustosos de agredir a todo aquel que no quiera actuar de acuerdo con el panfleto socialista.

Lo terrible es que en España hay tanto zopenco indiferente ante todo lo que ocurre que facilita bastante las tropelías de los totalitarios liberticidas que no tienen miedo a que nadie les pare en su obsesión por acallar a todo defensor de la libertad y la democracia. Estos liberticidas siempre necesitarán a esa masa pastueña, a esos sindicatos mafiosos, a esas proclamas de los titiriteros y mucho Estado para crear dependencia entre la ciudadanía con el propósito de guiarles de por vida como a niños, mientras se les despoja de su Libertad. La historia reciente nos informa que el odio al discrepante ha llevado a estos totalitarios a cruzar líneas peligrosas que hacen arriesgar la convivencia pacífica entre los ciudadanos, por lo tanto, si una sociedad quiere ser libre debe ser capaz de poner coto a los abusos de los liberticidas que no son otra cosa que un conglomerado formado por fracasados, manirrotos, mamarrachos, mediocres, envidiosos, parásitos y criminales. Pero os aseguro que no lo conseguirán mientras un ingente número de ciudadanos afirmen que ellos también son Hermann Tertsch.

Hermann Tertsch trabajó en EL PAÍS y conoce muy bien que es lo que se esconde detrás del falso progresismo socialista. El PAÍS fue el periódico de donde le expulsaron a patadas por ser decente y no tragar con las consignas liberticidas socialistas. Ciudadanos como Hermann Tertsch son el ejemplo para el periodismo veraz e independiente que tanta falta hace en España. Hermann Tertsch es un hombre de principios y por eso es coherente con su línea editorial que tanto odio despierta entre los liberticidas. Cada noche Hermann Tertsch hace reflexionar a la ciudadanía sobre lo valioso que es la libertad de expresión y la independencia informativa en una sociedad que vive en democracia. Hermann Tertsch sabe transmitir a los hombres y mujeres libres que la lucha por la Libertad es el fundamento de la dignidad de sus vidas.

Los hombres y mujeres de bien necesitamos a personas valientes como Hermann Tertsch. La lucha va a ser dura porque, no nos engañemos, los liberticidas controlan todos los poderes sociales, las instituciones, las organizaciones cívicas, los sindicatos, la justicia, los medios de comunicación, la escuela, la cultura. Apenas queda algo donde sujetarnos. Pero hay algo que ellos no controlan, algo muy importante para todo ser humano, el deseo de Libertad.

Somos muchos y bizarros los defensores de la Libertad y estamos dispuestos a luchar contra estos malditos totalitarios que están obstinados en arrastrarnos con ellos hacia su pesadilla ideológica de terror y miseria. Los que nos resistamos nos pareceremos a aquellos héroes que lucharon tenazmente en Numancia. La única diferencia con los numantinos es que ahora no estamos dispuestos a sacrificarnos sin llevarnos al enemigo por delante.

Una cosa hemos de tener claro los que amamos la Libertad y es que para que los liberticidas dejen de controlarnos todos los aspectos de nuestra vida y de robarnos el fruto de nuestro trabajo debemos empezar a correrlos a gorrazos, pues la historia demuestra la efectividad de tal medida. Los liberticidas no entienden de razones, ni de sentido común, ni de convivencia democrática. Son como animales que sólo obedecen al látigo. Si queremos vivir en una sociedad libre tenemos que empezar a luchar por ella.

¡Permaneced atentos y en guardia!


Os espero en mi bitácora: Lodicecincinato.tk












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