lunes, 7 de diciembre de 2009

Reparemos la Constitución

Ayer se cumplieron 31 años de la Carta Magna, de ese librito que llamamos Constitución. Las celebraciones no han cesado. Sin embargo, no para de hablarse de una reforma constitucional. Y Rajoy es el que dice ahora que “nada es inmodificable”, mientras que Zapatero se erige en lo épico: “no se necesita una reforma de la Constitución, no es urgente”. Curioso, porque cuando estaba en la oposición la pedía. De la misma forma que el Gobierno, por aquel entonces del PP, negaba cualquier reforma.

Será porque en el poder las cosas se ven de otra manera. Y porque es tremendamente jodido poner a unos de acuerdo con otros, por no decir imposible. Pero lo realmente cierto es que nuestra Constitución lleva pidiendo a gritos una modificación desde que se creó. No solamente eso: estamos hablando de una verdadera reparación de dicho texto.

Y todo empezando por lo que tanto he repetido muchas veces: la separación de poderes. En España no hay – ni habrá, a este paso – una separación de poderes realmente efectiva. Porque es en la propia Constitución donde se nos impone que los políticos van a decidir quiénes son los jueces. Y, claro, así quedan huecos abiertos para que los partidos se repartan, entre ellos, el poder judicial. Algo que en una verdadera democracia no debería de pasar.

Una Constitución debería de garantizar unas libertades, y en consecuencia, garantizar que el poder político, de ninguna manera se va a sobrepasar y va a utilizar su poder coercitivo contra el individuo. Y eso es algo que carece nuestra Constitución, que incluso deja huecos que favorecen que los gobernantes hagan lo que les salga, literalmente y con la expresión más basta del mundo, lo que les salga del nabo.

Otra parte importante sería la relación entre la libertad de expresión y las injurias. ¿Qué es una injuria? Me parece que en muchas ocasiones se anula libertad de expresión bajo el nombre de “injuria” o “calumnia”. ¿Por qué voy a omitir yo que usted sea un facha, si es lo que realmente pienso? ¿Tengo que esconder esa opinión? No sería demasiado lógico ni consecuente.

Por todo esto y muchas cosas que no comento, pero que se podría hacer, creo que la Constitución debe de ser reformada o, incluso, realizar un texto completamente nuevo basado en principios liberales. Sería mucho más complicado, pero conveniente. En estos días de celebración siempre conviene replantearse unas cuantas cosas.

1 comentario:

  1. Empecemos por una reforma de la Ley Electoral y después hablamos del Gobierno, como decían Tic y Coll.
    Estoy de acuerdo contigo en tu entrada, pero si en esta Constitución se redacto a la muerte del Caudillo, cuando los nacionalistas estaban callados y escondidos bajo las piedras y aún así consiguieron cesiones en la Carta Magna, me da miedo pensar que saldría de una nueva redacción del texto con un PSOE ultranacionalista y un PP marianil acomplejado a más no poder.
    Nos han amolao, como decía Cela en su Colmena...

    ResponderEliminar